A propósito de la reciente captura de Dionisio “El Licenciado” López, supuesto jefe del Cártel de Sinaloa desde que Joaquín “El Chapo” Guzmán fue extraditado a Estados Unidos en enero pasado, creo que es relevante este artículo que publiqué el 5 de febrero de 1999.
A continuación, parte de lo que escribí entonces:
“Diversos expertos en la materia empiezan a estudiar estas corporaciones criminales, muchas de las cuales están en manos de mexicanos. De sus análisis empieza a emerger un perfil de ellas, siendo las siguientes sus características más importantes:
“1. Su estructura organizacional es muchas veces sofisticada y generalmente está compuesta por subgrupos compartamentalizados o células que usualmente están aisladas la una de la otra a fin de que las acciones de la ley dirigidas contra una célula no afecten a las otras.
“2. Las operaciones de la organización pueden parecerse en mucho a las de una corporación, utilizándose sistemas computarizados para la administración de cuentas, sistemas de cobranza y administración de pasivos. Sin embargo, a diferencia de las corporaciones, el castigo por una conducta inapropiada es la muerte y no el retiro voluntario o el despido.
“3. Sus altos ejecutivos – la jerarquía – casi nunca se involucran directamente en actos criminales.
“4. La violencia se usa de manera rutinaria para extender las operaciones criminales.
“5. Sus sistemas de comunicación generalmente son sofisticados y complicados.
“6. Evitan la acción de la justicia en su contra mediante la compra de protección de funcionarios públicos corruptos.
“7. Su conducta criminal abarca una amplia gama de delitos: tráfico de drogas, crímenes violentos, lavado de dinero, fraude bancario, bursátil y empresarial, terrorismo y corrupción de funcionarios públicos. Las agencias involucradas en investigar sus delitos son muchas y eso complica las pesquisas.
“Hasta el momento, la guerra contra el narcotráfico no ha producido resultados positivos para México. Ni para Estados Unidos, que al igual que nuestro país también lo combate con las armas. El gasto multimillonario que se destina para combatir a los traficantes de la droga es un gasto inútil, un despilfarro.
“Tal vez es hora de que se piense en nuevas estrategias para enfrentar el problema de las drogas. La que México insiste en seguir sólo beneficia a los narcotraficantes y sus socios y proveedores”.
Hasta aquí lo que escribí hace 22 años.
Durante más de 30 años he sostenido que es inganable la guerra contra las drogas. Los consumidores hacen hasta lo impensable por adquirirlas y los fabricantes y traficantes de la mismas hacen hasta lo lo increíble con tal de poder vendérselas.
Por eso, nada cambiará tras la captura de El Licenciado.
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