Encuestas: el miércoles sabremos si fallaron o no

Entre 1975 y 1981 dediqué gran parte de mi tiempo al diseño y realización de encuestas de opinión.

2 de noviembre, 2016

Eduardo Ruiz-Healy

Entre 1975 y 1981 dediqué gran parte de mi tiempo al diseño y realización de encuestas de opinión. Eran otros tiempos y a la gente le gustaba contestar lo que se le preguntaba en torno a una gran diversidad de temas; desde que tarjeta de crédito prefería o cuál desodorante utilizaba hasta lo que opinaba sobre los hábitos sexuales de los mexicanos o un candidato a un cargo de elección.

Faltaban décadas para que aparecieran las redes sociales y la mayoría de las personas participaba de buena gana en una encuesta porque podía decir lo que pensaba sobre un gobernante, un político, un banco, una aerolínea, una cadena comercial, un refresco, un champú e infinidad de cosas más.

Todo empezó a cambiar en 1995, cuando aparecieron las primeras redes sociales que facilitaron que diversos individuos se comunicaran entre sí sin la necesidad de intermediarios. Ese año surgió myclassmates.com, que permitió y sigue permitiendo que los que estudiaron high school en Estados Unidos puedan ubicar y mantener contactos con sus compañeros de clase.

Ocho años después, en agosto de 2003, irrumpió en la escena MySpace, que con poco más de 100 millones de miembros llegó a ser la red social más exitosa hasta que, en abril de 2008, pasó a ocupar el segundo lugar después de ser desplazado por Facebook, red fundada en febrero de 2004 y que hoy cuenta con poco más de 1,712 millones de usuarios activos.

Hasta el mes pasado, las 10 redes con más usuarios activos eran (en millones de usuarios): Facebook (1,712), WhatsApp (1,000), Facebook Messenger (1,000), QQ (899), WeChat (806), QZone (652), Tumbler (555), Instagram (555), Twitter (313) y Baidu Tieba (300) empatada con Skype (300). Varias de estas son chinas y desconocidas por la mayoría de quienes vivimos fuera de China.

En resumen, más de 2,300 millones de personas – el 31% de la población global – usan redes sociales en todo el mundo y la mayoría de ellas – casi 2,000 millones – tiene acceso a través de un dispositivo móvil.

Cada vez más adultos obtienen sus noticias de las redes sociales (en Estados Unidos, el 62%), provengan de un medio de reconocida o nula confiabilidad. Lo trágico es que, para muchos, a veces sea más creíble la versión o análisis de un suceso dada por un lumpenperiodista que por un profesional del New York Times.

Hoy, es en las redes sociales en donde cada quien opina de lo que quiera, muchas veces desde la comodidad o seguridad que brinda el anonimato. Sin mayor problema un individuo puede decir lo que piensa de un presidente, gobernador, presidente municipal, representante en la legislatura, partido político, institución financiera, periodista de radio o TV o de lo que se le ocurra, utilizando los términos más elegantes o los más vulgares, publicando un comentario profundo o superficial, subiendo a la red un video o un audio.

Las redes sociales permiten que lo que uno piensa sea leído, escuchado o visto por pocos o muchos, dependiendo ello de muchos factores que aquí no viene al caso enumerar.

Si un individuo puede decir lo que piensa y siente a través de las redes sociales, muchas veces anónimamente, ¿porqué desearía perder su tiempo respondiéndole las preguntas que le haga un encuestador? ¿qué garantiza que sus respuestas permanezcan anónimas?

La existencia de las redes sociales explica que las encuestas cada día sean menos confiables y más tratándose de las que tienen como objeto proyectar los resultados de una elección. Esto se ha observado desde hace varios años en diversos procesos electorales, tanto en México como en otros países.

Por eso, en lo que la elección presidencial de Estados Unidos del martes entrante, no me atrevo a predecir lo que ocurrirá con base en las encuestas disponibles. Me limito a decir que el miércoles 9 de noviembre sabremos si fallaron o no.

Nota: hoy cumplo 27 años de estar al aire en Grupo Fórmula. Mi agradecimiento para siempre a Rogerio Azcárraga, que me dio la gran oportunidad de mi vida; a Jaime Azcárraga, que me sigue apoyando; y a toda la familia Grupo Fórmula que este año cumple 85 años de existencia.

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