Como casi todos los días acostumbro, ayer vi la supuesta conferencia de prensa que de lunes a domingo ofrece el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y la califico como una supuesta conferencia de prensa porque el evento que actualmente se realiza en poco se parece a los que se llevaron a cabo durante los primeros meses del gobierno de la 4T, cuando acudían a cuestionar a AMLO reporteros de distintos medios impresos y electrónicos del país y del extranjero así como periodistas ciudadanos que gracias al internet también informan, analizan, opinan y denuncian a través de sus sitios web, blogs y redes sociales.
Al principio se escuchaba tanto a los reporteros de los medios hoy llamados convencionales como a los de los medios ciudadanos hacerle preguntas a Andrés Manuel, pedirle explicaciones o cuestionar la validez de sus datos.
De vez en cuando, sin ser reporteros, llegaban conductores de programas de radio y televisión, columnistas y analistas de medios impresos o electrónicos que le hacían preguntas duras al presidente, mismas que, a su conveniencia, respondía, ignoraba o utilizaba como ejemplo de lo que para él es el mal periodismo que practican algunos periodistas y medios de comunicación.
Con el tiempo fue haciéndose más escasa la presencia de los reporteros de los medios convencionales y más abundante la de los reporteros ciudadanos.
Muchos de los primeros tal vez decidieron dejar de asistir a las conferencias porque el presidente los ignoró, o porque éste los agredió por representar a un medio que cataloga como un adversario, o porque muchas veces no obtuvieron una respuesta a sus preguntas, o porque se aburrieron de escuchar una y mil veces las misma frases, ideas y acusaciones de quien es el dueño del micrófono.
Lo anterior no significa que no haya presencia de estos medios, pero realmente no se notan mucho porque Andrés Manuel ha demostrado su preferencia por los periodistas ciudadanos que generalmente se sientan en las primeras filas de los asientos que ocupan los que asisten al evento.
El mejor ejemplo de lo anterior se dio ayer. Nadie preguntó sobre la crisis de PEMEX, o la continua caída de los precios del petróleo, o la baja en las calificaciones de la deuda emitida por la petrolera, o los detalles del programa de reactivación económica que supuestamente generará dos millones de empleos.
Las preguntas fueron a modo, anodinas, muy similares a las que los periodistas les hacían a los antecesores de AMLO en el cargo.
Es evidente que cuando el presidente se refiere a las “benditas redes sociales” alude a los periodistas ciudadanos que utiliza para difundir sus mensajes, como en otros sexenios lo hicieron los periodistas de los medios convencionales.
En algunas actividades humanas nada cambia… Solo cambia la tecnología que se usa.
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