Manuel Velasco Coello fue gobernador de Chiapas desde el 8 de diciembre de 2012 hasta el 29 de agosto pasado, cuando se separó del cargo para asumir como senador plurinominal por el PVEM, el 1 de septiembre.
El 4 de septiembre solicitó licencia para regresar a la gubernatura con el fin de concluir, el 8 de diciembre, el sexenio para el cual fue electo. Ese mismo día obtuvo la licencia y regresó a Chiapas.
El caso del gobernador chiapaneco generó un escándalo descomunal que han sabido aprovechar muy bien los adversarios de MORENA y del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien durante sus tres campañas presidenciales prometió que, de ganar, desterraría para siempre las malas y viciadas prácticas políticas seguidas por los representantes de la mafia del poder.
El escándalo empezó desde el momento en que Velasco solicitó la licencia para regresar a la gubernatura, aprovechando que el 24 de septiembre el congreso chiapaneco modificó la constitución del estado para que pudiera rendir protesta como senador y luego, sí así lo decidía, volviera al estado para concluir su sexenio.
El hecho de que un gobernador deje el cargo, se integre al Senado y luego decida dejar de ser legislador para regresar a la gubernatura es inédito en la historia contemporánea del país. De acuerdo a algunos constitucionalistas, el de Velasco es un acto ilegal que viola el Artículo 125 de la Constitución, que señala: “Ningún individuo podrá desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular ni uno de la Federación y otro de una entidad federativa que sean también de elección; pero el nombrado puede elegir entre ambos el que quiera desempeñar”. Sin embargo, otros constitucionalistas aseguran que al solicitar y obtener las licencias correspondientes Velasco cumplió con los requisitos legales ya que con la primera dejó de ser gobernador y con la segunda dejó de ser senador.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinará la legalidad o ilegalidad de lo ocurrido si es que el caso llega a sus manos.
El escándalo que generó el caso se agravó cuando el Senado, en primera votación, le negó la licencia al chiapaneco, necesitándose de una segunda votación para que sí se le concediera. Es decir, legisladores que antes habían votado en contra luego votaron a favor, algo que no ocurre por primera vez en el congreso mexicano.
El coordinador de los senadores de MORENA, Ricardo Monreal, y el presidente de la mesa directiva del Senado, el también morenista Martí Batres, son parlamentarios avezados y no debería haber ocurrido lo que ocurrió, a menos de que las diferencias entre ambos crearan una confusión entre los lopezobradoristas que, a pesar de ser mayoría, no recibieron la línea que debían seguir en este asunto.
El hecho es que los legisladores de MORENA se estrenaron con el pie izquierdo, mostrando que son dignos exponentes del sistema político mexicano.
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