Dos generaciones, dos escándalos

Desde el miércoles pasado Humberto Roque Villanueva es subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación...

11 de septiembre, 2015

Eduardo Ruiz-Healy

Desde el miércoles pasado Humberto Roque Villanueva es subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, mientras que Arturo Escobar y Vega es subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana en la misma dependencia.

Estas dos designaciones, juntos con otras siete, fueron anunciadas anteayer por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. De inmediato surgieron críticas contra algunos de los nombramientos, especialmente los de Roque y Escobar, ante lo cual su nuevo jefe respondió ayer lo siguiente: “Dejemos que los hechos hablen, que los resultados se puedan ver y entonces podemos hacer los planteamientos o señalamientos o una evaluación al respecto, yo confío que la llegada de estos funcionarios va a respaldar el esfuerzo institucional que están haciendo todos los funcionarios, hay plan y hay objetivo”.

¿Por qué no fue bien recibida por diversos actores políticos y comentaristas la llegada de los dos nuevos subsecretarios?

En el caso de Humberto Roque la respuesta es sencilla: muchos no olvidan el ademán que el coahuilense hizo el 17 de marzo de 1995, cuando la mayoría priísta de la Cámara de Diputados, de la cual él era el líder, aprobó un aumento del 50% del IVA, del 10 al 15%. Poco después de ese incidente me reuní con él y me aseguró que su ademán no fue obsceno. “Yo moví mis brazos de arriba a abajo, para festejar la aprobación del aumento del IVA, y nunca de adelante hacia atrás, que sí hubiera sido una obscenidad”, me dijo y hoy, poco más de 20 años después, sigue asegurándolo. Como testigo de esa señal, que el ingenio popular terminó denominando como la roqueseñal, sólo se conservan unas fotografías que no muestran la dirección del movimiento de los brazos del entonces diputado. No existían entonces los teléfonos inteligentes que definitivamente hubieran captado en video lo que hizo ese día que lo marcó para siempre.

Arturo Escobar también fue protagonista de otro escándalo, ocurrido el 4 de julio de 2009, cuando llegó al aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con una maleta que supuestamente era suya y en cuyo interior había 1,100,000 pesos en efectivo. La situación se aclaró cuando se informó que la maleta y el dinero pertenecían a quien desde el próximo 1 de octubre será presidente municipal de Tuxtla, Fernando Castellanos Cal y Mayor, quien entonces era secretario de Acción Electoral del PVEM en Chiapas. El dinero, se dijo entonces, lo llevaba Castellanos para comprar una casa en la capital chiapaneca. Días después del escándalo me encontré al nuevo subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana y al cuestionarlo sobre lo sucedido negó que el dinero fuera suyo o que se llevara a Chiapas para ser utilizado en las campañas electorales que culminarían un día después de su llegada a Tuxtla. La realidad es que las autoridades judiciales y hacendarias no consideraron que hubiera delito que perseguir y ahí quedó el asunto.

Curiosamente, las críticas vertidas contra lo dos nuevo funcionarios se han centrado en torno a conductas que en su momento fueron duramente cuestionadas por la sociedad y no a las cualidades que tengan para desempeñar o no con eficacia y eficiencia sus nuevas responsabilidades, lo cual demuestra que la opinión publica ya no perdona actos que se perciban como inaceptables.

Roque Villanueva tiene 71 años de edad. Escobar y Vega tiene 45. Pertenecen a dos generaciones distintas pero ambos se vieron involucrados en un escándalo. De la roqueseñal solo queda una foto que no indica el movimiento de los brazos del primero; otra persona asumió ser propietaria de la maleta y el dinero que se le adjudicaban al segundo. Nos guste o no, son inocentes hasta que no se demuestre que son culpables de los que se les acusa.

Por eso, como dijo Osorio, “dejemos que los hechos hablen, que los resultados se puedan ver”, y luego juzguemos si estos dos nombramientos fueron acertados o no.

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