Ante la incertidumbre que vivimos hoy en México y el miedo generalizado, se escuchan voces que claman y se encuentran a la espera de un líder que abandere la lucha contra este gobierno y sus corruptelas, así como también, escuche el sentir de los mexicanos y dé respuesta. Una especie de caudillo, que dé voz a esas demandas, sea la cara del contrapeso y que se “sacrifique” por el bienestar del país. Sin embargo, esa espera desalienta la participación o se convierte en una justificación para la parálisis y un pretexto para no ejercer el derecho y la obligación de tomar acciones, ante el flagrante daño que está sufriendo el país, lo que observamos desde la cómoda postura de espectadores en supuesta indefensión y vulnerabilidad.
Considero que los liderazgos surgirán en la medida de que todos estemos unidos con el mismo fin e identifiquemos a quien consideraremos capaz de representarnos, se gane nuestro respeto y cuente con las características para hacer frente al reto. En los últimos meses, han surgido varios protagonismos tóxicos, que solamente empañan la causa, que polarizan y que desalientan los ánimos; quienes parecieran reafirmar, que no hay salida. Pero no hay que desanimarnos, pues es justamente lo que llevó a López al poder.
Andrés, representa eso, un protagonismo tóxico y mesiánico que llegó en el momento propicio y que logró capitalizar la desesperanza y la causa de millones de mexicanos que, durante décadas habían sido ignorados y abandonados por gobiernos anteriores. Tristemente, no solo no cumplirá con las expectativas que tanto merecen, sino que está aprovechando y capitalizando esa esperanza y la necesidad de quienes han creído en él. Es un “lobo con piel de oveja”, al que no pudieron identificar como tal y el cual, ya está resultando en una gran decepción para muchos de ellos que han logrado desenmascararlo. Aunque quedan otros que, ante la evidencia de su fraudulenta pantalla, se niegan a aceptar que se equivocaron.
No caigamos en lo mismo. Seamos más inteligentes y trabajemos todos unidos, sin esperar a que una sola persona nos “rescate” de la inminente debacle. En un gobierno paternalista como los que han florecido en México, todos esperan que llegue una persona que sepa, piense, decida y actúe por todos, un salvador en el cual poner su presente y su futuro; pero es momento de entender y dejar atrás la idea del “papá gobierno” y empezar a crecer, para dejar de ser habitantes de un país y comportarnos como ciudadanos responsables. Ha llegado el tiempo de ser una ciudadanía informada y activa. Basta de apatía y de indiferencia, donde de forma irresponsable, dejamos en manos de incapaces el rumbo del país.
¡Rompamos con la maldición histórica y mostremos adultez ciudadana, a través de la participación en unidad, sin esperar al héroe que nos rescate, ya que México no puede esperar!
¡Trabajemos por más ciudadanía y menos gobierno!
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