La caída de Pixar

Desde Toy Story 4, estrenada en cines en 2019 y que recaudó más de 1000 millones de dólares, Pixar no ha tenido un solo filme que haya resultado un éxito demoledor en la taquilla.

29 de junio, 2023 La caída de Pixar

Entre los días 22 y 27 de noviembre de 1995, varios miles de niños y adultos ordenaron un gran bote de palomitas, un refresco frío, quizás un hot dog y/o algunos dulces, entraron en una de las 2457 salas de cine aquel fin de semana largo y se sentaron a disfrutar la primera cinta completamente animada con efectos digitales. 

Aunque en otros horarios se proyectaban filmes tan populares como la última entrega de Bond titulada Goldeneye, Ace Ventura: Un loco en África, Batman Forever y Corazón Valiente, aquella historia acerca de un grupo de juguetes, cuya línea argumental se centraba en la rivalidad entre un astronauta y un vaquero, sería la ganadora en la taquilla durante las semanas y meses siguientes. 

Si bien la animación por computadora y su potencial en la industria fílmica ya habían sobresalido en distintos planos y secuencias en no pocas películas desde décadas atrás (incluyendo la saga de Star Wars y también, el enorme éxito de Spielberg llamado Jurassic Park, lanzada un par de años antes), el nivel de desarrollo que mostró Toy Story, acompañado de un guion más que redondo y un reparto sobresaliente, cambiaría el rumbo de la cinematografía de manera definitiva en los años por venir. 

El éxito del primer largometraje de Pixar, así como muchos de los otros que vendrían después, además de al intenso trabajo de poco más de cien animadores, ingenieros, guionistas, etc que laboraban en la empresa, se debía en buena medida a la visión de dos perfeccionistas natos como lo eran su director creativo, John Lasseter y su CEO, Steve Jobs. Tampoco podemos descartar la importancia que tuvo el marketing y publicidad que corrieron a cargo de, nada más y nada menos, ese gigante llamado Disney.  

 

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Pixar Animation Studios, que se había independizado de Lucas Films en 1986 (derivado del ríspido divorcio de George Lucas) tras haber surgido como un área encargada de animación/FX llamada Computer Graphics Group en 1979, se ahogaba en problemas financieros, sin un rumbo claro acerca de cómo explotar o qué hacer con las posibilidades de animación computacional que poseían. 

Había dentro de la empresa partidarios de vender dicha tecnología a grandes corporaciones, otros de simplificar sus programas y llevarlos a los ordenadores personales y había algunos más, incluido Lasseter, que creían que ésta podía aprovecharse en una dirección mucho más creativa y/o artística.   

El cofundador de Apple, quien siempre poseyó un ojo infalible para el potencial tecnológico, se reunió con algunos empleados de Pixar que buscaban hacerse de capital y decidió, poco después, integrarse a la empresa como el inversor mayoritario, financiando las operaciones durante los complicados primeros años de la empresa, absorbiendo pérdidas desde 1986 hasta 1991. 

Cabe mencionar que Jobs, quien había salido de Apple por la puerta de atrás tras una disputa con John Sculley y tras el fracaso de su nueva empresa, NeXT, desembolsó más de $60 millones de dólares para mantener en marcha el negocio, apostando lo último que le quedaba de la fortuna que había adquirido cuando Apple salió a la bolsa, al potencial de la animación computarizada. 

Al final, tras numerosos recortes y reestructuras, la idea de Lasseter terminó imponiéndose y la creación de cortos y comerciales animados se transformaría en la dirección a seguir, con Jobs metido en su papel de director y negociador en jefe. 

En 1988 uno de los filmes de Lasseter titulado Tin Toy ganó el Oscar en la categoría de Mejor Corto Animado.  

Disney, maravillado con las posibilidades que ofrecía la pequeña empresa afincada en California, se convirtió rápidamente en su cliente principal (la película The Rescuers: Down Under o Bernardo y Bianca en Cangurolandia, en Hispanoamérica, es un buen ejemplo) y en el año 1991, negoció con Pixar un contrato para producir tres filmes animados a cambio de $26 millones de dólares. 

El primero de estos, Toy Story, se ganó a la crítica, al público y recaudó casi $400 millones de dólares alrededor del mundo, con un presupuesto apenas superior a los $30 millones. Después vendrían Bichos; una aventura en miniatura en 1998, Toy Story 2 en 1999, Monsters Inc, Buscando a Nemo, Los increíbles, Cars y tantas, tantas otras. 

En 2006, Disney adquirió a Pixar por $7.4 billones de dólares en un movimiento que pretendía beneficiar a ambas empresas: manteniendo la independencia de Pixar en términos creativos, aunque aprovechando los recursos de Disney, quienes adolecían de dirección y claridad en su área de animación. 

Pero el toque de Midas de Pixar tenía fecha de caducidad.  

Jobs regresaría a Apple Inc. en 1997 como Chief Executive Officer interino y en 2000 lo haría de forma oficial, regalándonos en su segunda etapa al frente de la empresa que había fundado, el iPod en sus diferentes versiones, el iPhone, el iPad y otras maravillas que se convirtieron en parte fundamental de nuestra vida digital, aunque se mantendría cercano a Pixar y Disney durante los años siguientes hasta su muerte en 2011. 

Lasseter, el productor ejecutivo detrás de Frozen, Zootopia, Los increíbles 2 y varios otros hitos de taquilla, saldría de Pixar para tomarse un tiempo sabático tras filtrarse conductas inapropiadas al interior de la empresa (de la que él era responsable) que el sitio The Verge documentó como “abrazos, besos innecesarios y miradas incómodas” durante el surgimiento del movimiento Me Too, a finales del 2017 y principios de 2018. 

Y mientras cada estreno de Pixar durante la era Jobs/Lasseter se transformaba en un EVENTO que emocionaba a chicos y grandes, que revolucionaba la forma de contar historias al mismo tiempo que empujaba aún más allá las capacidades tecnológicas (los efectos del pelo en Monsters Inc del 2001, las filtraciones de luz, movimientos animales y ondulaciones del mar en Buscando a Nemo del 2003, etc) no podemos obviar que, lamentablemente, hoy en día mucho de su valor de marca se ha perdido. 

Mucho se perdió, siendo honestos, con la salida de Jobs y de Lasseter. 

También, porque aparecieron competidores que fueron comiéndose el mercado, mucho más maduro conforme transcurrieron los años, tales como DreamWorks e Illumination. 

DreamWorks Animation tiene, en promedio al día de hoy, el historial más exitoso con ingresos de $14,5 mil millones con 36 películas, pero los 48 filmes de John Lasseter recaudaron más de $19 mil millones en el mercado global. 

De las 10 películas animadas más taquilleras de la historia, exceptuando Super Mario Bros, Minions y Mi Villano Favorito 3, todas son de Pixar. Y de Lasseter. 

*¿Como salió el productor que nos trajo Aladdin, Pocahontas y La Bella y la Bestia durante el renacimiento de Disney, Jeffrey Katzenberg, para irse a fundar Dreamworks con Spielberg? Esa es una gran historia que abordaremos en otra ocasión.

También, mucho del valor de la marca se perdió fungiendo como subsidiaria de Disney, dado que ahora es difícil diferenciar entre los filmes de Pixar y los propios de la casa del ratón, o ¿acaso puede alguien identificar qué película corresponde a quién de las siguientes: Raya y el último dragón, Encanto, Luca, Unidos, etc?

Desde Toy Story 4, estrenada en cines en 2019 y que recaudó más de $1,000 millones de dólares con un presupuesto de $200, Pixar no ha tenido un solo filme que haya resultado un éxito demoledor en la taquilla. 

Unidos, la última película en estrenarse en cines de manera global previo a la pandemia de COVID-19, recaudó poco más de $140 millones de dólares, habiendo costado, en total, cerca de $175 millones. Las siguientes, Soul, Luca y Turning Red, salieron directamente en Disney+ en distintas partes del mundo. 

Luca (2021), en territorios donde Disney+ no se encuentra disponible, con una historia simple pero conmovedora y llena de nostalgia, alcanzó en la taquilla un monto cercano a los $50 millones de dólares. 

Turning Red (2022), a pesar de las buenas críticas, apenas superó los $20.1 millones 

Lightyear (2022) que si fue llevada a la pantalla grande con bombo y platillo, perdió más de $100 millones de dólares considerando costos de producción, publicitarios, etc. en parte por lo intrincado de la trama, el alejamiento con respecto al personaje original y por otra, dada la pésima publicidad de boca en boca de un buen sector de la población dada la relación homoparental de uno de sus personajes clave, si bien cabe mencionar que ésta ocupa sólo escasos minutos de la cinta. 

Elemental (2023), la más reciente entrega de Pixar debutó con una taquilla de $29.5 millones de dólares hace unos pocos días, el peor registro en toda su historia. 

Aunque resulta evidente que el estudio adolece del pico creativo que tuvo en décadas pasadas, ahora con Pete Docter al mando, las decisiones del lado corporativo de Disney tampoco han ayudado a que la gente llene las salas de cine, tratando de que su servicio de streaming logre competir con Netflix, Prime Video, Apple Tv y Max (antes HBO Max).  

También hay que destacar que Disney ha buscado empujar su propia agenda ideológica con personajes e historias “incluyentes y diversas” en sus propuestas cinematográficas más recientes, hecho que no ha sido bien recibido por una buena cantidad de espectadores asiduos y potenciales, sobre todo los más conservadores, quienes han evitado Lightyear y The Little Mermaid (2023) y han preferido acudir a ver títulos como Minions: The Rise of Gru (2022) y The Super Mario Bros Movie (2023), teniendo esta última ingresos superiores a los $1,300 millones de dólares, convirtiéndose en la película más taquillera del 2023 y también, la más exitosa basada en un videojuego.  

Todos aquellos que crecimos con la magia de Woody y Buzz, el Rayo McQueen, Remy, Merida, Carl Fredricksen y Russell, es decir, con Toy Story, Cars, WALL-E, Ratatouille, Valiente, Up y muchas otras grandes, grandes historias, lamentamos que Pixar Animation Studios, la empresa que antes dictaba el estándar dorado para las películas animadas se haya convertido en una opción más (a menudo no la más creativa ni popular) dentro de un género que ellos mismos crearon y ayudaron a cimentar.

Por otro lado, no podría sentirme seguro con respecto a si las generaciones más jóvenes logran percibir la importancia de Pixar en la historia o en su defecto, si su futuro les tenga sin cuidado, sobre todo teniendo a mano a los entrañables personajes que otras casas productoras nos han obsequiado, desde Shrek hasta Po de Kung Fu Panda, pasando por Los Pingüinos de Madagascar, Hipo y Toothless de Cómo entrenar a tu dragón, Trolls, Megamente, Los Croods y el Gato con Botas por parte de Dreamworks o Mario, Gru, los minions y al elenco de Sing por parte de Illumination.  

Veremos qué le depara el futuro a Pixar, dado que todos los anteriores, estudios, filmes y personajes, le deben mucho a esa pequeña área de efectos especiales repleta de artistas, diseñadores, guionistas e ingenieros de Lucas Films que, en un momento específico hace no tantos años, revolucionó el curso de la cinematografía para siempre. 

 

Twitter: @NavarreteFdo

 

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