Desde el día 5 de noviembre algunos periódicos y noticieros desinformativos empezaron a mencionar tímidamente la intoxicación de 57 estudiantes de una secundaria en las cercanías de Tapachula en Chiapas. La noticia fue repetida una segunda y tercera ocasión, pero prácticamente siempre era lo mismo: las autoridades estaban investigando. De repente, la cifra de intoxicados cambió de 57 subió a 110, pero no hubo ningún avance en la identificación de la substancia tóxica. Ha transcurrido una semana y aun no se tiene ninguna noticia al respecto. Las autoridades escolares no han declarado, los Directores de los Servicios Periciales y el de los Servicios de Salud deben estar muy ocupados con otros asuntos porque no han expresado ningún comentario y el gobernador, al parecer aun no encuentra la manera de exigir una estrategia coherente a sus subalternos para resolver este incidente de salud pública.
La situación es un caos. Los alumnos entran y salen del hospital sin ningún diagnóstico definido, sus desesperados padres protestan sin mayor fortuna, los médicos evitan a toda costa las entrevistas con los reporteros. Tal pareciera que las cosas se están acomodando para ganar tiempo, hasta que el problema se añeje, se distraiga y se olvide; fiel a las estrategias y lineamientos establecidos por los dueños de la 4T.
Por lo pronto, han aparecido otros casos semejantes en escuelas vecinas, se carece de la información básica, no hay una sintomatología definida y mucho menos un diagnostico confiable. Lo único que se sabe es que los estudiantes bebieron un líquido azul, otras versiones describen la existencia de un fino granulado azul que se encontró en bolsitas de plástico, etc. Pero nada se sabe de la identificación de la substancia tóxica. A manera de rumor, se menciona que tres muestras analizadas en laboratorios locales privados resultaron positivas a cocaína; pero nadie ha confirmado el hallazgo. Es difícil imaginar que en todo el estado de Chiapas no haya un laboratorio analítico que pueda analizar las muestras. Es asombroso que ninguno de los hospitales estatales cuente con los servicios de un toxicólogo que pudiera guiar las actividades básicas necesarias que se requieren en estos casos. ¿De inmediato surgen las dudas acerca de quien realiza la práctica de la medicina forense que supuestamente debía estar bajo la administración de la Fiscalía del Estado?
En fin, creo que debiéramos entender que Chiapas sigue fielmente los preceptos y los métodos de la ideología inequívoca de la 4T, cuyos verdaderos objetivos son sembrar la confusión, el desconcierto, el engaño, la desconfianza, la ineptitud, etc…etc…
Tal vez somos demasiado exigentes y no alcanzamos a comprender que su incapacidad no les permite identificar y caracterizar el elemento tóxico, luego entonces, preguntemos si serían capaces de investigar en otras facultades de medicina de otros estados por algún toxicólogo que pudiera resolverles este problema. Tal vez prefirieran establecer contacto con algún laboratorio analítico de la Ciudad de México que pudiera identificar el o los tóxicos involucrados. Algunas opciones pudieran incluir: el CINVESTAV en el Politécnico, los laboratorios de medicina forense de la Fiscalía General de la República, los laboratorios de la Facultad de Química, los de Medicina o de Biología Celular de la UNAM; etc. Todos estos laboratorios cuentan con los cromatógrafos necesarios y el personal académico calificado para realizar estas tareas.
La complejidad del caso se ha diluido al transformar una situación eminentemente académica a otra mucho más simple que solo requiere sentido común y organización; elementos que no están en ningún manual de la 4T.
Si por alguna razón, surgiera alguna situación difícil e inesperada, existe la posibilidad de enviar las muestras al Palacio Nacional, a la atención del Gran Mago, que según lo expresado en las conferencias diarias es capaz de: planear, calcular, ejecutar y dirigir proyectos de gran impacto ambiental, epidemiologias de fastidiosos virus, lucrativas políticas económicas, construcción de aeropuertos, etc. etc.
Siempre hago caso de las personas mayores, Albert Einstein dijo en alguna ocasión: es preferible tener imaginación que conocimiento.
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