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Los plásticos son polímeros heterogéneos y versátiles que adoptan cualquier estructura o forma que sea conveniente y útil a las necesidades y comodidades de nuestra vida moderna. No es exageración si decimos que vivimos en la era del plástico. Muchas de esas ventajas y propiedades provienen de otras moléculas llamadas plastificantes que les confieren esas características de flexibilidad, resistencia, durabilidad, etc; que son agregadas durante el proceso de la fabricación. Desafortunadamente muchos de esos complementos accesorios de los plásticos son tóxicos para la vida celular de plantas y animales. Entre los más abundantes y necesarios están los ftalatos, los compuestos del grupo polifluoroalkil, varios colorantes sintéticos, etc. Muchos de estos agentes químicos no son productos naturales y en consecuencia, no existen los mecanismos eficientes para su degradación, ocasionando una rápida acumulación en el medio ambiente que a su vez se extiende invadiendo los órganos y líquidos internos de todos los seres vivos. El problema es tan severo que dichos contaminantes están causando una seria catástrofe ecológica que también ocasiona severas y funestas consecuencias en la salud pública.
Especialistas en todo el mundo han tenido experiencias similares tratando pacientes que manifestaban síntomas y disfunciones clínicas que no se habían visto con anterioridad, muchas de ellas muy difíciles de diagnosticar y que por supuesto, que no obtuvieron el tratamiento adecuado lo cual posteriormente originó un fatal desenlace.
El problema se complicaba más porque se desconocían los antecedentes de todas estas patologías, tampoco era posible diseñar bioensayos con pacientes humanos recién afectados con estos contaminantes tan extraños, ya que de acuerdo con las leyes éticas que rigen la medicina, no se permite la participación de los pacientes como elementos de prueba en estas investigaciones. Dichas leyes enfatizan el concepto de: no causarás daño a tus pacientes, se originaron en Grecia y rigen la ética médica actual en todos los países del mundo.
No fue sino hasta después de mucho tiempo que algunos especialistas de diversos laboratorios de alta tecnología empezaron a diseñar sistemas artificiales que simulaban todas las condiciones y artefactos de los órganos afectados y lograron monitorear las reacciones y los procesos, lo cual les permitieron obtener datos válidos y confiables acerca de la toxicología de estos contaminantes. Hasta entonces se empezaron a obtener sólidas evidencias acerca de los bioensayos, los análisis, las dosis, los tratamientos; las recuperaciones, etc; hasta entonces el panorama comenzó a esclarecerse.
Después de varios años, la investigación en microbiología se orientó a la caracterización de los diversos microbiomas en las plantas y animales, se obtuvo excelente información acerca de las causas y efectos de los sistemas reguladores en nuestro cuerpo, especialmente los aspectos gastrointestinales. A partir de esa etapa, se consolidaron las bases para establecer la toxicología de estos contaminantes, los acertados diagnósticos y tratamientos; es decir, todo se conjugó en forma automática.
Es conveniente señalar que la investigación científica también tiene sus caprichos y sus modas, los proyectos relacionados con las toxicologías de todos estos contaminantes acapararon la atención y obviamente fueron generosamente financiados en todo el mundo. El diseño y la operación de estos sistemas artificiales que sirvieron para afinar y realizar todos estos bioensayos fue todo un éxito para las compañías farmacéuticas, las instituciones académicas y sobre todo para los especialistas médicos y pacientes que sufrieron cambios radicales en los tratamientos y los progresos en sus respectivas patologías. Hoy en día todo el mundo cuenta con mejores elementos y ventajas para enfrentar y resolver estos problemas.
Es impresionante el avance que se ha logrado en varias ramas de la medicina, especialmente en las áreas del diagnóstico y tratamiento de la gastroenterología, la oncología, la endocrinología, etc. Ahora es posible definir con mayor precisión los orígenes y el desarrollo de los diferentes tipos de cáncer, los desconcertantes casos de infertilidad, alumbramientos prematuros y otras muchas disfunciones que se han reportado en grado menor.1, 2 Nada escapa a la moderna metodología.
Cabe señalar que, entre los contaminantes existen algunos que han mostrado una extrema toxicidad, tal es el caso de los compuestos del grupo de los polifluoroalkilos, también conocidos como PFAS o como forever chemicals = químicos recalcitrantes o perennes, cuya estructura molecular no es muy reactiva y por lo tanto son extremadamente difíciles de reaccionar y degradar; contaminan principalmente las aguas potables de la mayoría de las ciudades en el mundo. Indranil Chowdhury de la Washington State University está estudiando la manera de desactivar estas moléculas del PFAS por métodos fisicoquímicos; por ahora lo más prudente es filtrar el agua con un sistema de alta eficiencia (pudiera ser del tipo de filtros Millipore 0.45)3.
Hace dos semanas, el periódico británico The Guardian publicó un artículo acusando a Unilever, uno de esos emporios ingleses gigantes que literalmente venden todo a los consumibles en bolsitas pequeñas de plástico (chatarra alimenticia, perfumes, artículos de tocador, artículos para el hogar, la oficina, etc.). de extender la contaminación masiva por todo el mundo, dado el potencial de venta de sus productos. El conflicto se genera cuando la compañía se había comprometido a no comercializar sus productos en pequeñas bolsitas de uso personal porque significaría un cuantioso incremento en la basura plástica. Sin embargo, en una reciente revisión de sus planes y estrategias comerciales surgió la idea de que tal vez no seguirían el programa acordado y que posiblemente no cumplirían su promesa. Esta compañía es uno de los emporios comerciales más poderosos e importantes en el mundo, se espera un gran litigio en las cortes inglesas. Mientras tanto, se genera una grave crisis a nivel mundial porque ilustra la descomunal política de indiferencia y descaro de las empresas transnacionales que controlan a las administraciones de las grandes ciudades que suelen imponer leyes y reglamentos a su arbitrio. Atravesamos una etapa crítica muy desafortunada donde una mayoría de normas y asuntos ciudadanos están intervenidos y manipulados por grupos políticos que solo gobiernan y actúan de acuerdo con sus propios intereses económicos, políticos y sociales.
El propósito de este artículo es mostrar una triste y lúgubre realidad que no podemos seguir ignorando. Estamos a merced de desastres y desgracias ambientales impredecibles que afectan a una gran mayoría de ciudadanías que no tienen la menor oportunidad para recuperarse. Son muchos los problemas que requieren la atención inmediata de nosotros mismos, de manera que lo más prudente y conveniente sería que empezáramos a actuar y tratar de corregir situaciones que están dentro de nuestras posibilidades.
Varios de los investigadores que han sido entrevistados han expresado la imposibilidad de solucionar el gran cumulo de problemas ambientales y sociales que estamos padeciendo, al mismo tiempo agregan que es preferible hacer algo y actuar en consecuencia a permanecer inactivos esperando que los políticos y los inversionistas planteen soluciones y estrategias que solo a ellos benefician.
Entre las diferentes propuestas que los especialistas expresan con más frecuencia destacan:
- La necesidad urgente de proponer y cambiar las leyes de rigen los estándares toxicológicos de los alimentos procesados.
- Educar al público acerca de la publicidad relacionada con la toxicología de los contaminantes químicos e industriales.
- Exigir a las autoridades, etiquetas que resalten los riesgos toxicológicos de todo tipo de alimentos y artículos de consumo
- Abandonar la práctica de utilizar envases o empaques de plástico para almacenar o transportar alimentos y bebidas. Utilizar envases de cartón y papel recubierto.
- Evitar el uso excesivo de productos de tocador, sobre todo aquellos con apariencias y olores extraños.
- Evitar o disminuir el consumo de alimentos procesados (carnes frías, enlatados diversos, saborizantes y edulcorantes sintéticos, etc.)
- Evitar el uso de sartenes y objetos de cocina revestidos con capas plásticas (para evitar que se peguen los alimentos).
- Intentar nuevamente el sentido común y usar productos simples para todas las actividades higiénicas.
Es un trabajo arduo que llevará mucho tiempo y esfuerzo personal, pero es mucho mejor y más redituable que echarle la culpa a los políticos que carecen de visión, entendimiento y de conocimiento.
Al final, son tus hijos los que en algún momento te preguntaran acerca de los orígenes y las causas de toda esta conmoción. Ojalá tengas una respuesta adecuada.
REFERENCIAS.
- Claudia Harris., Reproduction Disrupters. Scientific American. March 2023.
- Iris Kulbatski., Garbage to Guts: The Slow Churn of Plastic Waste. The Scientist. Vol.37, Issue 2, Summer 2023.
- Alysen Boston., It’s in the water. Washington State Magazine. Spring
2023.
Correo electrónico: [email protected]
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