¿La IA y tecnologías limpias se están acabando la energía de EEUU? Lecciones para México

Nuestra sobrevivencia dependerá del uso racional que hagamos de los recursos que poseemos y la forma que planeemos disponer de ellos.

8 de abril, 2024 Inteligencia artificial al alcance

El avance de la inteligencia artificial (IA) y la generación de tecnologías limpias parece estar dando lugar a un nuevo problema en todo Estados Unidos, que debería poner a México a reflexionar: una escasez de energía, que podría ser paralizante.

La llegada de las nuevas tecnologías, los centros de datos, y la minería de criptomonedas han renovado la preocupación de que EEUU pueda quedarse sin energía eléctrica si no se adoptan nuevas estrategias. Y esto debería alertarnos a nosotros también.

El impulso para extender la vida útil de la red eléctrica, a la par de la sostenibilidad ecológica, parece estar llevando a nuestros vecinos al límite de cuestionarse si existe realmente el riesgo de que se queden a oscuras. La creciente demanda está desencadenando cuestionamientos sobre cómo extender el rendimiento de una red eléctrica envejecida, al tiempo que está llevando a los consumidores comerciales a hacer todo lo posible para asegurar fuentes de energía, como construir sus propias plantas.

La IA y el auge de la producción con tecnologías limpias están llevando a la red eléctrica de EEUU, “al borde del abismo”, según un reporte publicado en The Washington Post (WP) el pasado mes de marzo, titulado “En medio de una demanda explosiva, EEUU se está quedando sin energía”. Se considera que más de 300 millones de personas en EEUU y Canadá podrían enfrentar cortes de energía en el corto plazo.

Y es que amplias zonas de EEUU corren el riesgo de quedarse sin energía a medida que han ido aumentando los centros de datos de las grandes empresas tecnológicas, “ávidos de electricidad”, y plantas generadoras de tecnología limpia, lo que obliga a las empresas de servicios públicos y a los responsables en el gobierno y reguladores a buscar planes para expandir la de por sí “debilitada red eléctrica” de ese país. 

Según lo reporta el WP, un factor crucial tras la creciente demanda es la rápida innovación en IA que está impulsando la construcción de grandes almacenes de infraestructura informática. Amazon, Apple, Google, Meta y Microsoft están por todo EEUU en busca de sitios “aptos” para establecer sus centros de datos, y en esta “cacería de energía” están también muchas otras empresas menos conocidas.

Otro factor es la criptominería que impulsa el crecimiento de los centros de datos. Todo esto está ejerciendo nuevas presiones sobre una red de por sí ya sobrecargada: la red de líneas de transmisión y centrales eléctricas que transportan electricidad por todo EEUU. Los cuellos de botella están aumentando, por lo que tanto los nuevos generadores de energía, particularmente de energía limpia, así como los grandes consumidores, enfrenten tiempos de espera cada vez mayores para las conexiones.

Costos de la escasez energética

El aumento explosivo de la demanda da lugar al debate sobre quién deberá pagar los nuevos suministros de energía que deberán crearse en EEUU. Los reguladores creen que los contribuyentes residenciales podrían ser quienes al final pagarán la factura de las actualizaciones, que según WP serán muy costosas. 

También se amenaza la transición hacia el uso de energías más limpias, ya que quienes están al frente de las empresas de servicios públicos presionan para retrasar el retiro de las plantas de combustibles fósiles y poner más en funcionamiento. La crisis energética pone en peligro la capacidad que tienen para suministrar la energía que se necesitará para cargar los millones de automóviles eléctricos y los electrodomésticos necesarios para cumplir los objetivos climáticos estatales y federales, que se han impuesto en EEUU.

Los operadores de centros de datos buscan conectarse a las redes eléctricas regionales al mismo tiempo que la política industrial de la administración de Joe Biden está incentivando la construcción de nuevas empresas de energía, “a un ritmo no visto en décadas”, de “tecnología limpia”, como plantas de paneles solares y de baterías de automóviles eléctricos. Las proyecciones de las empresas de servicios públicos en EEUU sobre la cantidad de energía que necesitarán durante los próximos cinco años casi se han duplicado y se espera que crezcan cada vez más, según una investigación de Grid Strategies.

Esto lleva a cuestionarse, a decir del WP, si los incentivos federales deberían repensarse. La transición energética está llevando a un gran número de estadounidenses a depender de la red eléctrica para alimentar vehículos, bombas de calor, estufas de inducción y todo tipo de electrodomésticos que antes funcionaban con combustibles fósiles. También se necesita una enorme cantidad de energía limpia para crear el hidrógeno verde que defiende la Casa Blanca. Cada vez hay mayor preocupación de que la red actual no sea lo suficientemente ecológica o potente para satisfacer todas estas demandas.

Salirse de la red eléctrica

Las empresas están recurriendo cada vez más a experimentos “fuera de la red”, por el estancamiento en la red eléctrica tradicional de EEUU. Microsoft y Google, por ejemplo, esperan que las operaciones industriales que consumen mucha energía puedan, en última instancia, ser impulsadas por pequeñas plantas nucleares. Microsoft firmó un acuerdo para comprar energía de una empresa que intenta desarrollar energía de fusión sin emisiones. Pero desconectarse de la red trae consigo grandes desafíos regulatorios y de adquisición de terrenos. Y el tipo de plantas nucleares previstas, ni siquiera tienen condiciones de operación en ese país. Además, el poder de fusión aún no existe.

El estudio de WP reporta que, “las grandes empresas tecnológicas están explorando formas en que la IA puede ayudar a que la red funcione de manera más eficiente”. Y están desarrollando plataformas que, durante los momentos de máxima demanda de energía, “pueden trasladar las tareas informáticas y su consumo de energía asociado a los momentos y lugares donde hay energía libre de carbono disponible en la red”, según Google. Pero cumplir tanto sus promesas de cero emisiones como sus ambiciones de innovación en IA se está volviendo cada vez más complicado a medida que crecen las necesidades energéticas de sus centros de datos.

Si bien la administración Biden tiene como prioridad “aliviar el cuello de botella de la red eléctrica”, el hecho es que en la realidad “la construcción de las líneas de transmisión y estaciones de transferencia necesarias implica enormes adquisiciones de tierras, revisiones ambientales exhaustivas y negociaciones para determinar quién debe pagar qué costos.”

WP destaca la problemática: “La cantidad de nuevas líneas de transmisión instaladas en EEUU ha disminuido drásticamente desde 2013, cuando se agregaron 4.000 millas. Ahora, debe poner en línea incluso 1.000 millas nuevas al año. Para 2030, se puede perder el 80 por ciento de las posibles reducciones de emisiones derivadas de la ley climática del presidente Biden, si el ritmo de construcción de transmisiones no se recupera dramáticamente ahora.”

Existen diferencias sobre quién tendrá prioridad para obtener energía de la red y cómo llegará a cada uno de los consumidores, y quien deberá asumir los costos, lo que no harán más que intensificarse a medida que el suministro se vuelva más escaso.

Lecciones para México

Dice el refrán que “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. La transición energética se está convirtiendo en un verdadero nudo gordiano en EEUU. “A pesar de los miles de millones de subsidios destinados a la energía renovable, el almacenamiento de baterías y la rápida expansión de las líneas de transmisión interestatales, la expansión prometida por la administración Biden está estancada”, según un estudio de The Mercury (“EEUU debería prepararse para el racionamiento de la electricidad”, marzo 2024).

“De los proyectos para impulsar la energía eólica, el 30% ya ha sido cancelado y habrá más cancelaciones. Las cosas van aún peor en el caso de los grandes proyectos de transmisión. Según el Departamento de Energía, EEUU necesita duplicar su cantidad de transmisión de alto voltaje para alcanzar el objetivo de la administración de una red predominantemente renovable para 2035. Pero en lugar de que las adiciones de transmisión aumenten rápidamente, están disminuyendo.”

El problema, según The Mercury, es que la política energética “de facto” de la administración Biden es, “derribar la capacidad de generación que tenemos hoy antes de que tengamos en marcha la capacidad de reemplazo prometida o la infraestructura que requiere, lo que es una locura, sobre todo cuando nos enfrentamos a un aumento repentino de la demanda de energía. Cuando se produzcan apagones y racionamientos de electricidad (casi seguro acompañados de aumentos en los precios de la energía), no debería haber confusión sobre el motivo. Esta es una crisis creada por nosotros mismos y se nos está acabando el tiempo para solucionarla.”

México debe reflexionar sobre esta situación porque la solución energética requiere mucha planificación con énfasis en una generación futura que pueda ordenarse para funcionar cuando se requiera, que no emita emisiones y que sea segura. El combustible fósil sigue siendo una posibilidad y la transición se debe repensar en términos de la capacidad energética disponible. Literalmente, nuestra sobrevivencia dependerá del uso racional que hagamos de los recursos que poseemos y la forma que planeemos disponer de ellos.

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