LA EPIDEMIOLOGIA y el RECICLAJE

El 21 de noviembre del 2020 no es otra hoja más del calendario que tengamos que arrancar y tirar. Es una fecha muy importante porque marcará el final de un ciclo y el principio de otro que...

26 de noviembre, 2020

El 21 de noviembre del 2020 no es otra hoja más del calendario que tengamos que arrancar y tirar. Es una fecha muy importante porque marcará el final de un ciclo y el principio de otro que han definido la dinámica del coronavirus en nuestro país. En noviembre del 2019, el Departamento de Salubridad de Wuhan reportó varios casos de congestión respiratoria indefinida con fatales consecuencias. Desde entonces, nuestra existencia ha girado en torno al formidable parásito que nos ha causado ruina física y moral y además ha exhibido nuestra verdadera naturaleza. 

También en este día, presidentes, ministros y líderes de la comunidad internacional participaron en la 4ª Cumbre Mundial del G20, una reunión virtual que en esta ocasión estuvo organizada por Arabia Saudita, cuyo tema central fue los preparativos contra el coronavirus. En su oportunidad, nuestro presidente declaró:

  • debemos enfatizar la confianza en los ciudadanos y evitar restricciones como toques de queda, aduciendo que no debe usarse la fuerza sino el convencimiento y la razón;
  • debemos abandonar la tentación del confinamiento excesivo ante el COVID – 19;
  • las políticas implementadas para el rescate económico deben estar enfocadas en los más pobres y no en las grandes empresas.

Estas afirmaciones son preocupantes porque no reflejan las condiciones y experiencias de lo que sucede en nuestro país. Son absurdas e incongruentes porque simplemente no representan las realidades políticas, económicas y sociales del México actual. Son inverosímiles porque solo insinúan que hay que ajustar algunos detalles menores en la administración presente para lograr resultados positivos, cuando la triste realidad es todo lo contrario.

Tan solo en el plano de la Salud Pública, la autoritaria visión de un supremo personaje lo ha llevado a asumir el papel de epidemiólogo y ha pretendido desarrollar una estrategia absurda que él mismo ha saboteado en forma inexplicable con sus inusitados recortes a los presupuestos destinados para la atención médica de las poblaciones sin recursos. El caos y el desastre en la Salud Pública existen desde antes de la pandemia, solo que ésta exacerbó la crisis que ahora cayó como anillo al dedo para ocultar ineptitudes, corrupciones y engaños que ya han sido descritos en artículos anteriores (https://ruizhealytimes.com/author/antonio-g/).

El epidemiólogo oficial ya anteriormente había intentado sensibilizarnos y convencernos con frases como vamos bien, vamos saliendo, no veo la necesidad de hacer ningún cambio. Lo anterior se podría traducir en: soy la máxima autoridad y esto continuará por los cuatro años que aún nos faltan. Esto significa que debemos alistarnos para otros 100 000 decesos porque la situación no mejorará ni con la ayuda de las estampitas que él acostumbra a portar en su cartera. 

Lo más extraordinario de toda esta sarta de propaganda superflua que siempre pondera la pobreza como el blanco preferido digno de recibir la ayuda, es que no tiene ninguna explicación. Lamentablemente, los pobres primero y yo estoy con el pueblo, etc. solo son impactantes y emotivas frases de campaña que no corresponden a las realidades que estamos viviendo, cuando cientos de infantes cancerosos aún están en espera de sus tratamientos oncológicos, cuando miles de tratamientos y operaciones quirúrgicas programadas para mujeres sin recursos han sido canceladas sin ninguna explicación, aduciendo que los programas ya se cancelaron. 

Tal vez será que estemos equivocados y que todavía estemos reclamando una versión equivocada de los sistemas de salud suecos y daneses que tanto oímos hace algún tiempo. Será cuestión de actualizarnos. Bien pudiera ser que los inusitados recortes a la Salud Pública y la eliminación de los fideicomisos destinados a preservar la salud de los pobres y personas con recursos limitados fueran el preámbulo de un Programa de Eugenia que el Ejecutivo federal tiene diseñado para nosotros y que nosotros ignoramos o hemos malentendido. La Eugenia es una política cruel e inhumana que favorece e insta a la eliminación de los ciudadanos con taras o disfunciones crónicas y que representan una carga económica para el Estado. Esta política tuvo gran auge entre las culturas nórdicas, griegas y fue una práctica común durante la Alemania nazi. Es posible… y nosotros sin saberlo.

¿También pudiera ser la engañosa pero popular estratagema de provocar la escasez de insumos o la disponibilidad de los servicios para generar una crisis y controlar así a la ciudadanía?  Es difícil saberlo.

Son muchas las incógnitas y las situaciones que tenemos que resolver y simplemente no tenemos tiempo para ello. Nuestras autoridades se han esmerado en manipular hechos, circunstancias y recursos y han utilizado gran parte de su tiempo en dilapidar al país en forma onerosa y mezquina. Es tiempo que este ciclo se termine a la brevedad posible, porque este país y sus habitantes no deben soportar más agravios y explotación.

¿Qué hacer? 

Es inaceptable seguir quejándonos de nuestra desgracia, elevando nuestras protestas a oídos sordos que nunca nos van a escuchar. Tal vez será mejor proponer soluciones que pudieran conducirnos a una realidad más segura y confiable que todos podamos disfrutar en la medida de nuestros recursos y nuestra dedicación. Aquí es precisamente donde empieza el nuevo ciclo, el de la regeneración, el del renacimiento del país y de nosotros mismos.

El pasado martes, el periódico REFORMA publicó un artículo de Bloomberg1 donde entre otras cosas describen las actividades y las estrategias que otros países han usado para enfrentarse a la pandemia. La mayoría de los países nórdicos, Australia, Nueva Zelanda y Japón, prácticamente viven como si el coronavirus no existiera, realizan todo tipo de actividades a toda hora, sin ningún temor, sin molestia.

 Otros países que se encontraban al borde de una catástrofe sanitaria como Inglaterra, Francia y España, han reducido significativamente el número de contagios en las últimas dos semanas gracias al aislamiento total de sus poblaciones. Las siguientes disposiciones son obligatorias en todos los países:

  • Nadie se mueve sino para lo más indispensable, todo el transporte y las carreteras son controladas por la policía o la autoridad correspondiente; solo están abiertos los hospitales y los almacenas de insumos básicos. 
  •  Cierre de sus fronteras, cuarentena obligatoria de 14 días para viajeros y extranjeros.
  • Pruebas de infectividad, oficialmente documentadas. Rastreo de los todos los posibles contactos resultantes de las infecciones.
  • Confinamiento de la población total, con excepción de emergencias, abasto de víveres, asistencias a sus trabajos y algunas ocasiones especiales.
  • Los países británicos sancionan la primera infracción con 65 libras esterlinas, cualquier reincidencia injustificada aumenta su valor, pudiendo llegar a las 1000 libras.

Todos los países anteriores tienen lo que ellos llaman Asociaciones Profesionales o el equivalente. Su trabajo es actuar en Comisiones o Grupos Profesionales (ahí, podemos encontrar virólogos, epidemiólogos, infectólogos, microbiólogos, etc. trabajando en equipo) que resuelven los problemas en cualquier parte del país en forma inmediata. Su autoridad es indiscutible y reportan directamente al Ministro de Salud, quien hace las declaraciones a la prensa. Todos los asuntos de Salud Pública son prioridad del personal científico.

La gran organización y el liderazgo de todos los equipos involucrados influyen tremendamente en la solución de cualquier crisis, generalmente tienen éxito indiscutible.

Todas las disposiciones arriba enlistadas son una garantía de muchos éxitos que nosotros pudiéramos lograr. Cierto que hay actividades fuera de nuestro control, pero hay muchas otras que dependen de nuestra disciplina, orden y la consistencia y solidaridad que consideremos para nosotros mismos y a nuestros compatriotas. 

Una gran deficiencia que existe en nuestro momento actual es la ineficiente comunicación a la ciudadanía. La calidad de la información está viciada porque solo depende de dos personajes que ya están muy vistos y que solo han expresado mensajes confusos, falsos, malintencionados y ridículos. 

Los profesionales de la comunicación (dueños, concesionarios, comentaristas, líderes de opinión) saben que el público en general no escuchará ni seguirá los mensajes y conceptos de los dos remedos de epidemiólogos que nos han llevado al caos e indirectamente han provocado la muerte de más, mucho más de 100 000 víctimas con sus acciones. Sería mucho mejor para todos que las estaciones de radio y TV ya no les dedicaran tanto tiempo ni los entrevistaran con la frecuencia que lo hacen. Afortunadamente, nuestro país cuenta con excelentes profesionales en la medicina y la epidemiología que estarían dispuestos a explicar, educar e instruir al público en general. La ciudadanía ha demostrado una gran experiencia en los desastres y sigue con buena disposición todo género de instrucciones provenientes de especialistas competentes, tal como sucedió en marzo y abril del 2009 cuando nos invadió el H1N1 y salimos bien librados.

En estos momentos nuestro país necesita un liderazgo realmente profesional, que con autoridad y conocimiento nos encamine a una estrategia positiva que nos permita reducir los contagios, resarcir nuestra economía y recobrar nuestra confianza.

Mientras tanto, usa el cubrebocas, mantén la distancia y lava tus manos con frecuencia; sin importar lo que diga quien lo diga. Si alguien no sigue esta recomendación, trata amablemente de convencerlo de las ventajas que esto representa, no solo para él sino para todos. Esta no es una prueba fácil, sino una excelente oportunidad para demostrar que somos capaces de sobreponernos a un sombrío escenario e iniciar un nuevo ciclo con mejores perspectivas personales y colectivas.

REFERENCIAS:

  • 1 Bloomberg. México, peor lugar en el manejo de Covid. Reforma. México D.F. Noviembre 24 del 2020.

Correo electrónico: [email protected]

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