Hace muchos años, después de mis primeras clases de biología, quedé fascinado ante el hecho de que todo funcionaba a través de ciclos. Hubo dos preguntas que siempre me inquietaron: a.- ¿A dónde se van las células viejas que ya no sirven?; b.- ¿cuándo y cómo se reponen las nuevas células?
Aprendí que no todas lo cumplían al mismo tiempo; sin embargo, todas obedecían la misma secuencia: nacer, crecer, reproducirse y morir. Esta dinámica es común en nuestros cuerpos millones y millones de veces, hasta formar un feto que se desarrolla durante 38 semanas (aproximadamente 266 días) hasta que logra salir con gran estruendo.
Después, sucede una serie de crecimientos y desarrollos de cada uno de los sistemas vitales (respiratorio, cardiovascular, endocrino, etc.) bajo el inminente control impuesto por el genoma humano. TODOS los días sucede lo mismo, reemplazamos un volumen aproximado de 330 millones de células (un equivalente de 80 gramos de material celular) las células muertas son reabsorbidas y de una u otra forma se van al caño. Se han hecho cálculos aproximados que indican que cada 80 días nosotros cambiamos de cuerpo (en las células menores susceptibles al cambio; porque también existen otras células mayores como las musculares, las nerviosas o las adiposas que duran más tiempo). 1 Es decir, adquirimos un nuevo yo que va a sostener los cambios una y otra vez, hasta que cumplimos una edad con desarrollo estructurado y suficiente que nos lleva a otra etapa de nuestra existencia. Esta nueva etapa bien pudiera ser entre los 20-22 años. De aquí en adelante se podría decir que estamos en la excelsitud de nuestra vida, todo funcionando bien, solo esperamos los recambios celulares que en realidad son imperceptibles.
Hasta ahora hemos disfrutado de una serie de sistemas que nos han dado eficiencia y confianza en nuestras vidas; donde nuestra única obligación ha sido el mantener los sistemas en buen estado y preservarlos de cualquier agente tóxico.
En los párrafos anteriores solo nos hemos ocupado de la estructura y el funcionamiento de nuestro cuerpo, que nos han servido para realizar y desarrollar los planes y proyectos que habíamos concebido en nuestra mente. Ha sido el tiempo de utilizar los conocimientos y las experiencias adquiridas en etapas anteriores para obtener la realización de nuestros propósitos. Todo se repite una y otra vez, como si una mano prodigiosa los estuviera dirigiendo. Las repeticiones son cada vez más variadas y frecuentes, de mayor complejidad y mejor estructura. Sin embargo, no todo es igual, existe algún progreso en alguna porción del proyecto; una variante que hace las cosas ligeramente mejores que la versión anterior. Esta evolución es ciertamente lo que se espera de un desarrollo mental de individuos acostumbrados a superar sus esfuerzos con el fin de producir elementos de calidad y no tan solo repeticiones de lo mismo; es la manifestación de la experiencia positiva adquirida a través de los otros yo que dejamos atrás.
Durante esta nueva etapa, nosotros estaremos dedicados a producir, crear, intuir nuevos proyectos que sin duda reflejarán huella de nuestro carácter y personalidad, una cierta muestra de nuestra identidad. Es parte del proceso evolutivo que hemos adquirido a través de millones de años.
Sin embargo, todo ese legado personal está en serio riesgo ante la incipiente amenaza de la llamada Inteligencia Artificial, una serie de nuevas tecnologías cuyo único fin es crear modalidades artificiosas muy útiles, tal vez muy prácticas; pero cada vez más exentas de la participación del hombre. Me refiero concretamente a la fabricación de máquinas de repararse a sí mismas o de crear nuevas máquinas, sin la participación absoluta del hombre.
Existe cierta premura por cumplir este gran logro, pareciera ser que es algo inevitable que pronto va a suceder; el hombre como creatura habrá llegado a cumplir su ciclo que tantas ocasiones había recorrido.
La pregunta obligada es ¿qué hará el hombre ahora? Desprovisto de sus capacidades y sus emociones, ¿cuál será su ocupación futura?
Dejamos muchos otros yo detrás, cada uno con gran historia de triunfos y fracasos y ahora nos enfrentamos a una realidad incierta, indefinida, inquietante.
¿Acaso tienes tú alguna idea acerca del futuro del hombre bajo el influjo de la inteligencia artificial?
Agradeceré comentarios en mi correo electrónico.
REFERENCIAS.
- Mark Fischetti., A New You in 80 Days. Scientific American. April 2021.
Correo electrónico: [email protected]
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