México, en tiempos de… desparpajo

Una buena estrategia empresarial en tiempos adversos debe cubrir al menos tres escenarios posibles: el optimista, el realista y el plan R (Reactivo). Optimismo sería...

22 de julio, 2015

Una buena estrategia empresarial en tiempos adversos debe cubrir al menos tres escenarios posibles: el optimista, el realista y el plan R (Reactivo).

Optimismo sería pensar que los acontecimientos externos se estabilizan y se hacen predecibles; para ello sería necesario considerar las variables que afectarán a nuestra economía en los próximos meses y tomar acción. La primera variable macro es la del aumento de las tasas del departamento del tesoro de EUA; optimismo sería suponer que no habrá aumento hacia la segunda quincena de septiembre, con el antecedente de que en el 2014 cuando se esperaba dicho ajuste, no sucedió.

Existen, sin embargo, a considerar otros conflictos adicionales que afectarán la economía mexicana: la restructuración de la deuda griega y la escasez del dólar, las sanciones económicas de Rusia, la entrada de Irán que afectará a la continuidad de los bajos precios del petróleo, hasta el nuevo intercambio comercial con Cuba o en resumen la desaceleración del comercio mundial, en donde se hallan envueltos India, China, Taiwán y otros países asiáticos como jugadores competitivos que inundarán los mercados con sus excedentes de productos y su voracidad de divisas.

Realista por el contrario sería comprender que existen pocas probabilidades de que en los próximos 4 años la economía mundial sea predecible y sencilla. Realismo será considerar que EUA aumentará por el 26 o 27 de septiembre en ¼ o ½ punto la tasa de interés para los bonos del tesoro americano y que el dólar llegará posiblemente a los 16.50 para retroceder a una paridad de 15.50 en los próximos meses. 

Aunque la deuda griega se halle en fase de contingencia y prácticamente se le dé un respiro a cuenta de algunos activos gubernamentales en garantía, como lo son (ejemplo) sus instalaciones de aeropuertos o hasta algunos desarrollos turísticos en sus islas icónicas, falta aún resolver para la eurozona los vencimientos de deuda de España, Italia y Portugal, quienes atraviesan con economías deficitarias, lo que hace prácticamente imposible que el dólar regrese a sus niveles de tipo de cambio por debajo de los 16 en algunos meses.

Realismo es comprender que poseer dólares se ha hecho el deporte especulativo favorito de los bancos en el mundo y que contra esto no hay soluciones sencillas para las empresas. Un dólar con un tipo de cambio fortalecido da en la torre al poder adquisitivo del mundo. El caso es que la mayoría de las economías mundiales optará por esperar a que esta volatilidad económica se calme, algo paradójico, ya que retener dólares frena el intercambio comercial y detiene las importaciones de materia prima, energía y los alimentos.

Ser realista significa por lo pronto entender que en algunos de estos países las tasas de consumo internas tocarán fondo. Se hallan ahí sectores como el de la industria de la construcción, de los servicios, alimentos preparados, vestido y algunos otros  giros especialistas, como el de la de tecnología y el automotriz.

Los próximos 12 meses no serán nada sencillos para nadie, pero podemos aprovecharlos para ser más eficientes, para llevar a cabo una planeación más orientada a estos nuevos tiempos de temporal. El primer asunto que corresponde es definir un plan estratégico con objetivos generales que nos permitan mejorar las condiciones operativas y la rentabilidad de nuestros negocios.

Un buen plan estratégico y realista comienza con el ejercicio indispensable de un presupuesto en donde vamos a definir e incluir al detalle nuestro plan de producción con una nueva estimación de los costos de nuestras materias primas; también una buena proyección de un plan de negocios considerando un mínimo, máximo y promedio de ventas e ingresos mensuales para posteriormente calcular nuestros márgenes de nómina y de gastos fijos. Si podemos de una vez implementar días solidarios un mes sí y otro no, para el nivel ejecutivo de nuestra empresa es un buen momento de pedirles esta contribución temporal, con el propósito de optimizar los recursos para seguir produciendo. El siguiente paso es desarrollar un plan de mercadeo e invertir en los productos que sabemos podemos crecer en ventas y que nos hacen más sanos y claro no menos importante debemos aprender a promocionarnos mejor.

El escenario reactivo o Plan R, es dejar que el cambio económico nos sorprenda, es no contar con la formalidad o la capacidad en nuestra empresa de organizarnos mejor, omitir cómo debemos reaccionar ante la escasez del dinero y el encarecimiento de nuestros costos de producción. Ser reactivo nos puede enseñar a ser flexibles pero generalmente ante las malas noticias económicas, responder con acciones a posteriori nos hace torpes, perdiendo la oportunidad de la preparación y de la contención del riesgo económico para nuestras empresas y proyectos patrimoniales.

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