El Gobierno Mexicano recientemente anunció el proyecto de Zonas Económicas Especiales (ZEES). Las primeras tres serán para la región del Itsmo de Tehuantepec y el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Esta es una iniciativa ejecutiva de la presidencia a todas luces positiva. Sus beneficios pueden alcanzar la creación de empleos además de ser un gran instrumento de abatimiento de la pobreza en los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
El reto monumental de este proyecto comienza con los reducidos plazos de tiempo que parecen insuficientes. Se requiere de promulgar la nueva Ley Federal para las ZEES en tan solo noventa días. Crear la infraestructura carretera y red eléctrica necesaria para desplazar los productos y contenedores, así como iniciar las negociaciones correspondientes a la asignación de dichos parques, almacenes industriales y polígonos a los administradores particulares y empresariales por parte de la SHCP.
Existen dos ejemplos muy exitosos en cuanto a ZEES: el caso del canal de Panamá y el más ambicioso de todos, el de China cuya forma de ZEE es muy similar a la del proyecto mexicano.
La fórmula de las ZEE (Zonas Económicas Especiales Chinas) viene de una visión en los 70s del gobierno chino para modernizar su economía combatiendo la pobreza. En China se construyó infraestructura clase mundial para atraer inversionistas y se desarrollaron empleos para las familias más pobres de la región disminuyendo de esta manera el flujo de personas del campo a las grandes ciudades.
China es un complejo modelo de país en donde podemos encontrar dos realidades económicas: Por un lado una China neoliberal o internacional en donde existe y se ejerce la propiedad privada. Apenas el 16 de marzo del 2007, la Asamblea Nacional Popular de China (ANP) aprobó con amplia ventaja la ley más discutida de su historia donde reconoce por primera vez la propiedad privada y equipara su protección a la de la pública y a la colectiva en sus leyes.
La China internacional administra zonas de bonanza económica y comercial como en las ciudades de Hong Kong, Shangai, Beijing y la sorprendente ZEE de Shenzhen con un PIB del 20% y 10 millones de personas. Shenzhen es además el centro financiero y tecnológico más importante del sur de China.
Hay sin embargo otra economía de una China más tradicional y nacionalista organizada en capitales, municipalidades y prefecturas. Ahí se hallan ciudades como Pekín o Cantón, las cuales son densamente pobladas y en donde esencialmente la población consume lo producido y fabricado nacionalmente.
De acuerdo a la información que se circula del modelo de ZEES en la iniciativa del gobierno mexicano se deberá crear la infraestructura de los parques industriales y polígonos en las tres zonas destinadas para ello. Adicionalmente nuevos puertos, carreteras, redes eléctricas y de telecomunicación, así como escuelas, centros comunitarios y hospitales.
Las ZEES mexicanas deberán contar con un régimen fiscal especial con exenciones de impuestos y franquicias para los inversionistas dependiendo de sus montos de inversión y proyectos. En la ZEES deberán crearse nuevas leyes aduaneras dependiendo de su actividad.
El principal atractivo de los inversionistas en las ZEES se basará en la mano de obra mexicana calificada. Empleos formales pero a un precio muy por debajo de los salarios en el mundo. También estará la ubicación privilegiada del Itsmo de Tehuantepec la cual permite salidas y entradas tanto por el Atlántico como por el Pacífico.
En cuanto a perspectivas del proyecto no pueden ser mejores. Chile, Argentina y Brasil podrán almacenar sus exportaciones en un país de tránsito comercial. Se concretaron además las alianzas del “Trans-Pacific Partnership” (TPP) y La Alianza del Pacífico (AP) que integra a Colombia, Chile, México y Perú dentro de un esquema de libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas que presentan la coyuntura del impulso necesario para desarrollar este proyecto.
Todo de 10 en el papel. Ahora en la realidad mexicana la SHCP tendrá que resolver los asuntos basales de la creciente ola de inseguridad en la zona sur del país. Además de ser una zona llena de cacicazgos regionales, donde la norma es la falta de transparencia y la corrupción. Sin estos cambios, no solo no habrá inversionistas en el proyecto de ZEES, sino que este proyecto será tan atemporal y efímero como su antecesor en otras administraciones. Y cito el que ahí quedó, la famosa puntada del Plan Puebla-Panamá.
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