México es un país lleno de riqueza. Su sistema económico y demográfico ha perdurado relativamente creciente por una sola razón: Está lleno de recursos sustentables y de reservas de energía.
No estamos sin embargo presumiblemente aprovechando las coyunturas económicas como se debería. El comercio mundial ha emprendido un rediseño de sus estructuras y su reacomodo para una mejor distribución de la riqueza.
La economía mundial se halla creciendo lentamente entre .5% y 1.5% y dirigiéndose hacia una posible recesión mundial. Este riesgo permanente provoca que los principales proveedores de materias primas atraviesen por una fuerte crisis de divisas y de confianza en su economía. Creando obstáculos para abatir la pobreza y la desigualdad en sus regiones.
Producto de esta ola de escasez de recursos en términos de inversiones, financiamiento y compras foráneas; los modelos neoliberales y de fronteras abiertas, parecen haber llegado a un punto de inflexión en donde tendrán que redefinirse. Ya en algunos países se percibe el cierre de sus fronteras económicas y tendencias proteccionistas.
En ese contexto los economistas incluidos los nuestros. Deberán resolver para los próximos 20 años como México atenuará este problema de la Desigualdad.
Mientras países como Suiza se hallan votando un referéndum para garantizar una pensión anti-pobreza a sus ciudadanos (trabajen o no). Países en Africa y Oriente u otras regiones del planeta, han acumulado tal carga de desigualdad que les impide mejorar de plano sus economías.
Malas decisiones de autonomía alimentaria no solo provocan hambre sino como en el caso de Venezuela crean inflación (180.9%) y variación de los precios de hasta un 700% en sus alimentos primarios. Lo que claramente conducirá a más miseria nacional y más contraste y polarización social.
En un estudio de 15 años soportado con modelos econométricos y estadísticos. El francés egresado de la universidad de París, Thomas Piketty concluye en su libro “El Capital en el siglo XXI” que es veneno para el crecimiento económico: la falta de educación, la falta de equidad, la desigualdad económica y una mala distribución de la riqueza y el ingreso.
México goza de dos variables que le han permitido amortiguar las tragedias económicas nacionales e internacionales a lo largo de su historia reciente: 1 su ubicación geográfica y 2 sus condiciones climáticas.
Más allá de sus reservas minerales, de sus yacimientos petroleros, de la explotación de reservas hidrológicas y de sus océanos. México cuenta con una capacidad y una reserva no explotada aún: El Oro Orgánico.
En Sinaloa, Baja California Sur, Sonora, Jalisco, Veracruz, Chiapas, y Guerrero por mencionar algunos estados se hallan reservas de millones de hectáreas para cultivar Oro Orgánico: semillas como el Maíz, Trigo, Girasol o Sorgo.
México se desafía a sí mismo cada año no creando la suficiencia alimentaria e importando en lugar de crear los excedentes por este rubro de su Oro Orgánico. Este nos serviría para atraer nuevas y frescas divisas a nuestra economía. (Aunque siendo honestos con lograr el autoconsumo de los grupos de pobreza y de los más vulnerables llevando subsidios a los 60 millones de pobres para que se empleen y regresen a la escuela…sería un paso enorme en contra de la desigualdad).
Estos espacios para posiblemente sembrar maíz con la mejor mano de obra y las mejores condiciones climáticas del mundo; están siendo sin embargo utilizados por la economía ilegal (cedidos), la cual se sirve de la necesidad de las familias rurales para oprimirlas y encerrarlas en un entorno de violencia, adicciones y de más pobreza que a nadie nos conviene.
El “Oro Orgánico” como el Maíz se ha convertido en tan solo 10 años en uno de los mejores “commodities” e instrumento de activación económica. De un precio de 1,236 pesos en el 2011 derivado de la revolución energética para destilar y producir etanol y biodiesel ha crecido su precio por tonelada a 3,200 y 3,500 haciéndolo un producto de los más rentables con un incremente 283.2% del mundo y una segura inversión de mediano plazo.
Los usos de las semillas orgánicas y vivas no solo son alimentarios y forrajeros, sino actualmente son un insumo para la sopa de aceite energética y sustentable así como un instrumento social para el abatimiento de la pobreza rural.
Habría que echarle un ojo a nuestro vecino del norte quién es el líder mundial de producción de Maíz. De 2002 a 2012 produjo 291 millones de toneladas métricas en promedio. En 2008 promovió la “Ley agrícola Farm Bill”, la cual tiene el objetivo de apoyar a los productores de cereales (maíz, sorgo, cebada y avena), por medio de préstamos de mercadeo, seguros, pagos directos, anticíclicos y de elección.
En México ningún otro cultivo tiene tanta importancia como el maíz. El grano de maíz representa 85% del volumen nacional de cereales y 2.8% de la producción mundial, ocupando el cuarto lugar (SAGARPA, 2013).
Continúa…
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