No son solamente los factores externos los que provocan la continua depreciación del peso y más economía negra. Hace seis meses al menos, sabían los principales analistas políticos y económicos que vendría un tsunami en el Mercado de Divisas. Se veía venir desde enero del 2016 derivado de la falta de recuperación de los precios del petróleo o por el efecto de “Fly to Quality” producto del BREXIT. Aquí mismo anunciamos hace algunos meses que las elecciones de EUA con la falta de crecimiento eran veneno para la economía mexicana ya que iba a incomodar a los inversionistas. Recientemente hasta el cambio de perspectiva de las calificadoras a la deuda anunciaba esta caída de la paridad de pesos por dólares.
A pesar de tantas señales y de 12 meses para capotear los temporales, los economistas de Estado no se movieron para al menos conciliar con los bancos y las empresas trasnacionales una salida ordenada de sus tesorerías hacia el mercado de divisas. Debieron haber regulado “amigablemente”.
Irónicamente la economía de México va más o menos bien (a reserva de lo que pase estos días)…es el modelo económico neoliberal el que nos tiene en la lona y me explico. El peso mexicano es usado en el mercado mundial de divisas para especular aprovechando el gran apetito/necesidad de algunas empresas con presencia en el país y que provoca una demanda de alrededor de 50 000 millones de dólares cada año.
Los bancos por ejemplo, no quieren soltar sus posiciones en dólares hacia México por la gran volatilidad mundial creando escasez o sobre-precio de las divisas. Todos saben que los grandes conglomerados mexicanos necesitan comprar materias primas o productos desde el extranjero para terminar de ensamblar o producir sus productos en México. Sin el ingreso de divisas de PEMEX suficiente, le cuesta mucho trabajo al BANXICO cubrir estas posiciones en dólares que le reclama el mercado.
Qué tan MALO es el impacto de una DEVALUACIÓN…
Definitivamente el aspecto más grave de estos difíciles momentos de depreciación que se viven derivado de nuestro tipo de cambio flexible es la especulación interna y externa de las divisas. Se enfrentan dos riesgos: 1 Incremento en la Inflación, 2 Escasez y mayor costo del dinero, esto si las tasas de interés suben y como resultado la profundidad en la falta de crecimiento económico.
El hecho concreto es que con la promoción y enfoque en los últimos años de un modelo de libre comercio “abiertísimo” y reformista basado en tratados internacionales se ha descuidado fuertemente el aspecto de la regulación de muchos factores; si bien el modelo de cupos y aranceles no está tan mal, sí en cuanto al sector financiero la falta de esta regulación estimula la especulación con el peso y adolece de una falta de supervisión.
El peso seguirá siendo débil porque lo neoliberal es adverso y porque gran parte del sistema de pagos está en manos de estas entidades financieras que obtienen grandes cantidades de utilidades que inmediatamente trasladan a monedas más seguras y menos fluctuantes.
La parte más dañina de la devaluación podrá venir en forma de inflación en la canasta básica o con un incremento de impuestos al consumo cuando ya no exista más margen de maniobra por parte del estado.
Qué tan BUENA es una DEVALUACIÓN…
La primera cosa que hay que entender es que el gobierno requiere de recursos para solventar la operación de sus gastos y servicios (pase lo que pase).
Como no se pueden incrementar los impuestos dada la condición social del país (descontento), el gobierno apuesta a un tipo de cambio flexible alto para que invertir en el país sea tan atractivo que los inversionistas no puedan de plano resistirse a dejar sus dólares y que comiencen a comprar bienes inmuebles y a traer nuevas empresas e inversiones por el bajo costo de la mano de obra en general y de algunas materias primas. De esta manera se pretende matar dos pájaros de un solo tiro: cubrir el déficit de divisas y crear los tan ansiados empleos que tanto se requieren.
Una devaluación solo puede ser de cara buena si es que fortalece el emprendedurismo y la creación de nuevas empresas nacionales, pero ante la desconfianza general en la economía, esto se ve complicado de suceder.
Seguramente que los analistas económicos del gobierno desean con el corazón que las transferencias de dinero y el turismo puedan palear la escasez de dólares lo que es una “pobre visión”.
En una de esas sucede en el tiempo que nos llegan madrazos de dólares. Si no, habrá que subir tasas y pagar más caro el pedir prestado, habrá más deuda de la cara, de la que le encanta prestar a los bancos.
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