Disminuir el monto de las pensiones y aumentar el de las cotizaciones; recortar prestaciones y aumentar la edad de jubilación.
De esa manera, Christine Lagarde sugiere que afrontemos el enorme riesgo que significan los ancianos para la economía, dado que tienen la desfachatez de vivir demasiado en estos tiempos de crisis.
El impacto de escuchar que "existe un riesgo financiero con las pensiones ante la posibilidad de que la gente viva más de lo esperado y es algo que tenemos que contemplar" fue tan aparatoso, que una noticia generada en 2012, levanta ámpula en las redes sociales aún en enero de 2016.
No sin razón, pues nos hemos convertido en una sociedad hedonista que no quiere atender niños ni ancianos y no nos gusta ser confrontados con ello. Si ya se luchó por el derecho al aborto, si ya se considera legal y se gasta dinero en clínicas para tal efecto, si se permite y se ve con buenos ojos el matrimonio gay aunque sea una unión que no produce seres nuevos o quizá precisamente por eso, no veo por qué no enfocarse a legalizar que un anciano pudiera pedir su muerte asistida para evitar el asilo o hasta marcar una edad a la que tuviera obligación de solicitarla. Todos nuestros actos, hasta nuestros pensamientos y emociones se reflejan en el uso y destino que le damos al dinero. El lenguaje de las finanzas es crudo y frío.
Tan crudo y frío como nosotros al excluir gente de nuestra familia, al discriminar al de raza, sexo o religión diferente, al mirar de arriba a abajo al que es más pobre o más ingenioso que nosotros, al prestarnos a la maledicencia contra alguien por cualesquiera de estos motivos.
La señora Lagarde es abogada, hija de profesores. Uno de ellos universitario. Es decir que pertenece desde su nacimiento a la clase media desahogada. La más llena de prejuicios y pagada de sí misma en todo el mundo. La que fabrica las definiciones y las ideologías, la clase de donde vienen moralistas y científicos sociales, cuyas valoraciones no toman en cuenta las necesidades de los grupos estudiados.
Si nos detenemos a observar cada palabra pronunciada por la directora gerente del FMI, en realidad habló de un miedo a no poder cubrir las pensiones de todas las personas que van a necesitarlo en un futuro cercano, que ya lo necesitan.
Es un hecho que los seres humanos nos hemos regocijado con el logro de la medicina que redujo la mortalidad infantil y aumentó la esperanza de vida, pero nadie reparó en que había que desarrollar una estrategia monetaria para asegurarle a todas esas personas los medios de tener una estancia digna y productiva en este globo terráqueo.
Bien cabe preguntarnos por qué interpretar lo dicho por Christine Lagarde como si les estuviera no sólo deseando la muerte a los ancianos, sino incitándolos al suicidio. Admito que he sido de los que se fue con la finta, pero no al grado de hacerle una canción, como la cantautora española Alicia Ramos, aunque sí ponerme a pensar hasta qué punto criticamos cosas con las que en realidad estamos de acuerdo.
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Referencias:
https://www.youtube.com/watch?v=2h2FkhueMJQ Canción de Alicia Ramos.
http://victoriadelaluzsazo.blogspot.mx/2014/09/christine-lagarde-fmi-los-ancianos.html?m=1 Artículo que me fue compartido en Facebook.
https://es.wikipedia.org/wiki/Christine_Lagarde Datos biográficos de Lagarde.
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