Revoluciones brumarias, racionalidad proletaria

Con todo el revoltijo espiritual que hay en nuestros días, nadie repara en que se le está echando un vistazo al cambio de calendario. Quien...

14 de julio, 2016

Adriana Salas

Con todo el revoltijo espiritual que hay en nuestros días, nadie repara en que se le está echando un vistazo al cambio de calendario. Quien no me crea observe lo paulatino del movimiento. Se ha implantado el horario de verano. Cuando ya no haya gente protestando por la hora menos de sueño, sacarán lo que sigue.

Desde luego no implicará un regreso al sistema vigesimal de nuestros antepasados prehispánicos puesto que se trata de globalizar. En la Francia del Terror y la Rusia de los años veinte se trató de quitar toda referencia a las fiestas y costumbres cristianas. Hoy se busca una medición del tiempo que pueda usarse cómodamente en todo el planeta por no tener referencias a ningún país ni raza o cultura en específico. Tampoco a estaciones del año.

El calendario escolar es lo más cercano a lo que fuera el calendario republicano francés. Comienza en la segunda quincena de septiembre, entre los días 18 y 22, con el equinoccio de otoño. En algunas escuelas comienza en agosto pero siempre durante la segunda quincena del mes.

A finales del siglo XVIII, en la naciente república francesa los días se asociaban con plantas, minerales, animales o herramientas para no mencionar a los santos del calendario gregoriano. Todos los meses tenían 30 días exactos con tres períodos de diez días. Los nombres para cada uno eran palabras que significaban primero, segundo y así sucesivamente, es decir que la semana de siete días que conocemos no existía.

Igual pasó a principios del siglo XX con el calendario revolucionario soviético, que tenía seis períodos de cinco días cada uno, pero ni así se logró quitarle el carácter festivo a los domingos. Moscú organizó en cinco gremios diferentes a sus trabajadores y a cada gremio se le asignó un color diferente y con ello su día de descanso.

La prescripción del economista Yuri Larin de racionalizar el año soviético para evitar el daño a la economía si toda la clase obrera descansa en un mismo día fue seguida al pie de la letra. De este modo se generaron 72 días de descanso que resultaron un obstáculo para la productividad además de convertir en un desastre la vida familiar de la población por no poder coordinar los días de descanso para actividades sociales.

Los días festivos también han cambiado muchísimo. Cuando era niña ni de relajo se celebraba el día de la mujer, ni el del abogado o el de la secretaria. A los abuelos se les daba por festejados con el día del padre y de la madre. Y ni qué decir del día contra el cáncer o el del orgullo gay.

A continuación les ofrezco una lista de los días festivos del calendario republicano francés y del calendario revolucionario soviético: