Esquizofrenia y dinero

En mis correrías cibernéticas encontré una película que en YouTube fue puesta el 9 de agosto del presente 2015.

5 de noviembre, 2015

En mis correrías cibernéticas encontré una película que en YouTube fue puesta el 9 de agosto del presente 2015.

Filmada en la antigua clínica psiquiátrica San Rafael unos meses antes de que la demolieran, cuenta la historia de unos jóvenes que por diversión entran de manera subrepticia a cazar fantasmas.

Según las investigaciones del cineasta que la realizó, los jóvenes existieron y hasta la fecha se ignora lo que fue de ellos. Nada más se conservan pedazos de las grabaciones que realizaron durante su estancia en las ruinas del hospital.

Se dice que cuando salen los fantasmas a relucir en una obra literaria, en un juicio, en un artículo periodístico o hasta en el anuncio de una ptc, es porque hay sentimientos de culpa, luego entonces, hay cosas ocultas que se deberían saber.

Esa cinta revela mucho de la corrupción que priva en el gobierno de nuestra ciudad, del miedo que tienen ex pacientes y ex trabajadores para dar cualquier testimonio y de lo frívolos que llegan a ser los miembros de las clases adineradas.

Y para no salirme de la columna vertebral de mi escritura, mencionaré que vi también un documental en el que se habla de que los tratamientos psiquiátricos, todos, absolutamente todos, son sólo métodos de tortura para justificar dinero.

Hasta aquí la introducción para que entiendan ustedes por qué considero que a las personas que manejan los departamentos de crédito en los bancos les deberían hacer por lo menos una lobotomía.

Resulta risible imaginar a los vendedores acosando con preguntas de que si ya tenemos tarjeta de crédito y que en tal caso resultaría conveniente sacar extensiones para el perro, el gato y el perico de la casa. Eso conquista, pero lo que realmente enamora son las cartas de reproche que llegan cuando se atrasa uno en los pagos y al día siguiente, con mucha cordialidad, el email donde ofrecen la promoción para que no nos quedemos sin el último grito de la tecnología.

Otra incongruencia es el desprecio con el que tratan a la gente que paga el total de su deuda cuando llega el primer vencimiento. A esos clientes los llaman "totaleros" y los castigan con intereses muy pesados, mientras que al moroso hasta le ofrecen un préstamo mayor.

Telmex por ejemplo si el cliente tiene móvil de Telcel, no le corta la señal de Internet aunque deba tres meses o más. Esto significa que la señal de teléfono fijo en realidad no la cortan aunque amenacen con ponerlo a uno en el buró de crédito. ¡Como si eso hiciera daño!

En el buró de crédito estamos todos, desde antes de solicitar ningún dinero prestado. Estamos ahí con el beneficio de la duda, con buena calificación o reprobados. El hecho es que estamos ahí con motivo, sin motivo y a pesar de los motivos.

Es decir que las empresas están permitiendo que sus clientes jueguen en una dinámica que el Dr. Erick Berne llamaba "Indigencia", que consiste en no retirar la dádiva aunque la persona beneficiaria ya no esté cubriendo el costo del bien o servicio que recibe.

Es demencial que resulte más confiable alguien que figura en el buró de crédito con mala reputación, que quien demuestra solvencia económica y que no tiene deudas, pero así es.

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