Danzón dedicado al ahorro y monstruos que lo acompañan

Cuando pienso en los vaivenes financieros me acuerdo de las clases de baile que intentó darme un señor que terminó por convertirse en ex novio...

12 de noviembre, 2015

Cuando pienso en los vaivenes financieros me acuerdo de las clases de baile que intentó darme un señor que terminó por convertirse en ex novio.

"Hay un orden", fue lo primero que me dijo. "Debes dejarte llevar y caminar dibujando una cruz en el piso: al frente y atrás en línea, al frente y atrás en círculo por izquierda o derecha; puede ser en media vuelta o vuelta completa. Punteado, lateral izquierdo o derecho, girado izquierdo o derecho…".

Me quedé en la misma ignorancia del principio y taconeando, para no perder el estilo ni el ritmo, me fui de su vida. “Por no saber bailar perdiste a tus buenos partidos", era otro de sus anatemas. Afortunadamente hay muchas mujeres casadas que no saben bailar, lo cual desmiente tal aseveración pero el hecho de que relacione los asuntos monetarios con la cuestión de los bailes de salón es porque en lo relacionado con la economía llega una a sentirse igual.

La carrera del dinero, vista de lejos y de manera superficial resulta angustiosa, pero si la observamos, no es tan difícil de comprender y hasta puede uno encontrar su propio modo de participar.

Antes dibujaba unas cruces horrendas en el piso y las paredes porque no hallaba cuál era el orden que existía, o en todo caso el que yo me pudiera inventar para lograr el objetivo más simple: llegar a fin de mes con dinero en la bolsa para sufragar los gastos.

El más simple es un decir, en realidad es el primer objetivo de todos. Para algunos incluso es el sueño dorado que nunca se llega a alcanzar. Pero uno de los signos de holgura económica es ese, que el día de cubrir los pagos de luz, renta, agua, teléfono, etc., se cubran sin tener que estar haciendo malabares para cumplir con los diferentes compromisos y de esa manera seguir disfrutando de cosas tales como una casa y sus servicios.

Una costumbre muy mala que tenemos es que pensamos en los pagos, cuando somos “cumplidos”, una semana antes de que vengan los recibos y entonces comenzamos a preocuparnos, pero siempre hay algo en lo que no pensamos y que puede incluso atorarnos a la hora de empezar a repartir el dinero.

Lo dejamos todo para el final en lugar de trabajar en ello desde un principio. Por ejemplo: si tenemos que pagar a fin de mes $300.00 por concepto de gas, ¿no sería más sencillo apartar diariamente diez pesos? En meses como abril o junio, ¡el día 30 estarán los trescientos pesos ahí para que compremos el gas!

Con el fin de ayudarme a saber cuánto dinero hay que guardar diariamente para llegar a fin de mes con los gastos, elaboré unas tablas de multiplicar que espero les sirvan a todos. Son las tablas del 28, del 29, del 30 y 31, que son los números de días que tienen los meses del año.

La del 28 o 29 se toma en cuenta en febrero. Abril, junio, septiembre y noviembre tienen 30 días. Enero, marzo, mayo, julio, agosto, octubre y diciembre, 31.

28*1=28

28*2=56

28*3=84

28*4=112

28*5=140

28*6=168

28*7=196

28*8=224

28*9=252

28*10=280

 

29*1=29

29*2=58

29*3=87

29*4=116

29*5=145

29*6=174

29*7=203

29*8=232

29*9=261

29*10=290

 

30*1=30

30*2=60

30*3=90

30*4=120

30*5=150

30*6=180

30*7=210

30*8=240

30*9=270

30*10=300

 

31*1=31

31*2=62

31*3=93

31*4=124

31*5=155

31*6=186

31*7=217

31*8=248

31*9=279

31*10=310

De verdad funcionan. Si uno se ciñe a juntar según la cantidad que se necesite, no sólo se llega a fin de mes, sino que hasta se puede crear un superávit que sirve para muchas cosas, entre ellas, imprevistos.

En resumidas cuentas, para todo hay que ahorrar, no nada más para una cuenta bancaria. Antes de terminar, voy a dejarles unas sugerencias para lograr el éxito lo mismo si ahorramos para recargar la tarjeta de débito que en un cochinito de barro:

No hay que esperar a que sobre algo para guardarlo. Por lo menos destinemos el 10% de nuestros ingresos para ese fin.

Consideremos el dinero que se esté ahorrando para algo determinado, eso evitará que sea gastado en otra cosa menos importante.

El éxito del ahorro está en que los retiros sean siempre menores a los depósitos.

Si tenemos deudas, de todos modos ahorremos, precisamente para evitarlas en el futuro.

Es más importante la constancia en el hábito del ahorro que el importe de los depósitos.

El ahorro debe ser programado como un gasto.

Y algo muy, pero muy importante: la buena relación con el dinero consiste en asistir al hecho de que en realidad siempre lo estamos ahorrando. Lo importante es dirigirlo a donde tiene que ir.

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