Autor: Paul Ekman
Editorial: Paidós
“Nunca se miente tanto como en las elecciones como en la guerra”
Bismarck
"Hay dos clases de mentira, las mentiras y las estadísticas”
Mark Twain
¿Sabe usted en qué momento le están mintiendo? ¿Se siente usted manipulado y utilizado cuando se siente engañado? ¿Cómo detectar a un embaucador? Estas y otras respuestas tienen su respuesta en este libro escrito por el psicólogo americano Paul Ekman (Washington, 1934), cuyas investigaciones inspiraron la serie televisiva LIE TO ME de la cadena FOX.
Está reimpresión (publicada originalmente en 2001) se enfoca más en casos prácticos para la detección de mentiras, a diferencia de la primera edición publicada en 1985 que se enfocaba más a datos teóricos y científicos.
Ekman, pionero en técnicas para detectar engaños, nos cuenta como las mentiras pueden ser enmascaradas por medio de una sonrisa, tal como se hace socialmente cuando nos encontramos con alguien que nos desagrada, pero que sería una descortesía mostrar nuestra aversión hacia dicha persona.
La sonrisa, es utilizada como mascara social, y Ekman nos ayuda a través de las páginas de su obra cumbre, a percibir los indicios para distinguir una sonrisa verdadera de una falsa, a través de los llamados “MICROGESTOS” y evitar los falsos positivos.
Ekman quien define la mentira como “una decisión deliberada de despistar a un destinatario sin darle una notificación previa de dicho proceso”, agregando; “hay dos formas principales de mentira: el OCULTAMIENTO, que es el hecho de NO transmitir TODA la información y el FALSAMIENTO que no es sino transmitir información falsa como verdadera”.
Vivir con mentiras es tan vital como respirar y Ekman nos dice sin tapujos que todos mentimos alguna vez ya sea para vender, ocultar malestares o simplemente para escalar socialmente, pero nos previene de esos mentirosos patógenos, que hacen de la mentira su “modus vivendi”.
El libro que es dirigido a todo público, nos cuenta casos históricos sobre como la mentira puede afectar el orden mundial, como ocurrió con Hitler quien descaradamente engaño a Chamberlain a quien incluso le ofrendó su “palabra de caballero” al asegurarle que Alemania no quería una conflagración en los preludios de la segunda mundial, lo que infiere en la importancia de detectar el engaño y el alto costo que puede tener una mentira de tal naturaleza.
Otro ejemplo histórico del costo político de la mentira, es el caso WATERGATE, donde Nixon juró ante el Congreso que no había cometido actos de espionaje hacia sus opositores políticos, cuando a todas luces fincó su gobierno a base de timos e intrigas que devengaron en su escandalosa renuncia, o el affaire Clinton-Lewinsky, que orilló al mismo mandatario americano a cometer perjurio al negar su relación con la becaria y mentir descaradamente en cadena nacional.
Ekman refiere que otra forma de mentir es despistar al otro reconociendo la emoción propia de la mentira, pero atribuyéndola a una causa falsa, decir falsamente la verdad, o admitir la verdad pero de una manera tan exagerada o irónica que el destinatario se vea desorientado.
También el libro nos señala las dos clases de indicios del engaño, siendo éstos los revelatorios (autodelación) y los indicios de mentira, que son más evidentes.
Las mentiras generalmente salen a la luz debido a la dificultad a ocultar las emociones y al estrés que conlleva guardar un secreto y mantener una mentira a lo largo del tiempo.
Como decía Abraham Lincoln; “Podrás engañar a todos algún tiempo, pero no a todos todo el tiempo”, aunque hay profesionales de la mentira como los psicópatas, quienes no muestran empatía alguna con sus víctimas o interlocutores, o como algunos maestros del engaño, como Talleyrand y el oscuro Fouché o burdos como Berlusconi y Chávez por citar sólo algunos ejemplos.
Ekman, quien ha entrenado a las fuerzas de seguridad en los Estados Unidos, dice que las personas no escogen deliberadamente el momento en que una emoción haga su aparición y más aún cuando ésta es intensa, situación que debe de ser aprovechada por los buscadores de timos.
Cuando una emoción va apareciendo paulatinamente, se pueden controlar los gestos a medida que la molestia haga su aparición, pero sí en lugar de enojo, la ira aparece súbitamente, es más factible que sea prácticamente imposible evitar denotar enfado debido a que se involucra el Sistema Nervioso Autónomo en el proceso.
Respecto al temor a ser descubierto en la mentira y ser tomado por mentiroso, no hay una diferencia fehaciente, por lo que los encargados de llevar a cabo las indagatorias, no deberán caer en los falsos positivos, error comúnmente cometido por los llamados expertos de las fuerzas del orden.
En lo que concierne al polígrafo, Ekman dice que es sólo una herramienta, pero sus resultados no son la panacea como las agencias gubernamentales se han encargado de difundir, ya que “algunos usuarios del polígrafo procuran extraer una confesión haciendo creer al sospechoso que jamás le podrán ganar a la máquina” ya que en caso de que no confiese, se le amedrenta diciéndole que no ha dicho la verdad, para que termine por contestar lo que en la mayoría de las veces los entrevistadores quieren escuchar.
Con relación a los mentirosos natos, Ekman refiere que éstos comenzaron a mentir desde la infancia al engañar a sus padres y entorno familiar, al grado de que la mentira para algunos, sea tan natural como respirar, como llega a suceder con algunos políticos o criminales consumados.
Ekman en las páginas de su obra, menciona que “el recelo a ser detectado será mayor si lo que está en juego es evitar un castigo y no meramente ganar una recompensa”, ya que cuando se toma la primera decisión en mentir, se hará en base a las recompensas que la mentira conlleva.
El acto de mentir puede acarrear dos castigos, uno en caso de que la mentira falle y otro que se puede recibir por el sólo hecho de mentir.
Cabe hacer mención que los valores de una persona, influyen en el sentimiento de culpa que delatan un engaño, ya que no habrá tal sentimiento cuando el engañador no comparte los mismos valores que su víctima, por lo que será más difícil que la mentira sea descubierta.
Mentir, es tan necesario socialmente que sería políticamente incorrecto manifestar abiertamente nuestras opiniones ante nuestros superiores, por lo que la mentira debe estar circundada por algunas verdades que le den forma para que cumpla su cometido.
En su libro, Paul Ekman refiere que el deleite del engaño es mayor cuando:
El destinatario plantea un desafío por tener fama de ser difícil de engañar.
Cuando la mentira es un desafío, ya sea por lo que debe ocultarse o lo que debe inventarse, como ocurre con los servicios de inteligencia y la diplomacia.
Cuando el embaucador tiene un séquito de admiradores que lo respetan por su sapiencia en el acto de engañar.
Ekman nos dice que las mentiras se manifiestan cuando hay inflexiones en la voz, cuando el rostro muestra los llamados MICROGESTOS o movimientos leves en el cuerpo que denotan tensión e incomodidad, por sólo citar algunos indicios que en manos de inexpertos, pueden causar los llamados “falsos positivos”.
No hay que olvidar que “todo arte de la guerra se basa en el engaño” como mencionó Sun Tzu u Hong-Fa, por lo que es de vital importancia leer esta obra para detectar mentiras y saber actuar en consecuencia.
COMO DETECTAR MENTIRAS, es un libro de consulta valioso para todo aquel que busque evitar ser timado o que quiera triunfar en esta guerra perpetua llamada vida, sin olvidar que con la verdad se llega más lejos, a pesar de que la mentira de más ganancia en el corto plazo.
Un clásico que no debe faltar en su biblioteca.
Lectura obligada para éste fin de semana.
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