La Distancia que nos Separa

Autor: Renato Cisneros Editorial: Seix Barral " Así como un padre nunca está preparado para enterrar a un hijo, un hijo nunca está preparado para...

29 de abril, 2016

Autor: Renato Cisneros

Editorial: Seix Barral

"Así como un padre nunca está preparado para enterrar a un hijo, un hijo nunca está preparado para desenterrar a un padre”, Renato Cisneros

Llega a las librerías LA DISTANCIA QUE NOS SEPARA de Renato Cisneros (Lima, Perú 1976), una novela autobiográfica inteligente y fresca, donde el autor trata de indagar el laberinto de su psique a través de una investigación sobre su padre el famoso General Luis Federico Cisneros Vizquerra “El Gaucho” (1926-1995) y sus abuelos.

A instancias de su psicoanalista emprende una aventura literaria para saber más sobre su padre, aquel hombre público que llegó a ser Ministro del Interior y de Guerra durante dos dictaduras en el Perú de los neurálgicos años 70´s y 80´s.

Compañero de personajes tan nefastos como Jorge Rafael Videla, Fortunato Galtieri y los hombres fuertes de la dictadura Argentina, a quienes conoció cuando cursó el colegio militar en Buenos Aires, donde nació y vivió hasta que su familia retornó del exilio impuesto por la dictadura de Augusto B. Leguía.

Cisneros nos cuenta como el ser el segundo hijo de la amante de su padre, de quien  se enamoró cuando fue Ministro de Hacienda y por la que abandonó a su primera familia, siempre marcaron el carácter taciturno del autor, quien no heredó el gusto por la milicia de su padre, sino el amor a las letras de su abuelo, el poeta Luis Fernán Cisneros Bustamante, quien tras investigarlo su nieto, indagó sobre la bigamia de éste, desenhebrando su psique y comprendiendo el karma que su familia venía arrastrando desde los tiempos de su bisabuelo, quien a pesar de ser un Sacerdote, tuvo una familia ilegitima.

Una novela intima que nos cuenta la búsqueda de un hijo sobre quien es su padre, aquel ser asediado por los medios, quien hacía declaraciones incendiarias contra la incipiente guerrilla de SENDERO LUMINOSO y el MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO TUPAC AMARU, cuyas bombas sembraron de pánico y terror al país andino en los turbulentos años 80.

También nos cuenta como su padre se enfrentó al gobierno de Alan García y a la dictadura civil de Alberto Fujimori, quien a la sombra de Vladimiro Montesinos creo una red de inteligencia al servicio de los barones de la droga y de la CIA.

Un libro que honra magistralmente el Cuarto Mandamiento al desenterrar los demonios de aquel militar que provocó el exilio de sus hijos mayores por comulgar con el comunismo, de aquel que apelaba por la pena de muerte contra todo aquel sospechoso de simpatizar con el terrorismo, al grado de afirmar que prefería “un sospechoso muerto que un terrorista vivo”.

Un hombre duro públicamente, de la más pura cepa castrense, quien jamás negó su amistad con sus homólogos argentinos, a quienes prestó ayuda militar en pleno conflicto de Las Malvinas y quien jamás vio con malos la guerra sucia aplicada bajo el auspicio de la CIA bajo el nombre clave de OPERACIÓN CONDOR para erradicar el comunismo del Cono Sur.

Al ser producto de los pecados de nuestros padres al momento de ser concebidos, corremos el riesgo de ser devorados por nuestros progenitores, tal como lo hizo Saturno con sus hijos, por eso, al ser un apéndice de ellos, debemos diferenciarnos de su historia, pero a la vez reconciliarnos con el niño que devengó en padre, a quien el autor conoció paradójicamente después de muerto a pesar de haber cohabitado bajo el mismo techo los últimos años de vida de tan polémico personaje.

El General Cisneros aguantó las críticas y los embates de la izquierda y de la derecha por igual, pero no pudo luchar contra el cáncer, que se lo llevó a la edad de 69 años, una enfermedad que llevó estoico, un hombre que llegó a declarar lindezas como “Yo no apreso con maldad, sino con firmeza”, “Yo a Abimael Guzmán no le diría nada, simplemente lo mataría” y “reprimir es una actividad dura, pero me gusta”.

Una novela audaz y diferente que nos muestra pasajes íntimos del autor, quien al igual que Franz Kafka utilizó las letras para criticar al padre, el primer héroe o villano de nuestra infancia, el ser que nos concibió y que muchas veces nos aterrorizó.

Un texto limpio, escrito con el corazón y con la cabeza, al grado de que el laureado escritor Mario Vargas Llosa (criticado por el difunto Cisneros) llegó a decir de la obra; “Un libro impresionante y el haberlo escrito además de talento, demuestra un gran coraje”.

Una obra que exorcizó los demonios del autor quien escribió; “Los vivos también merecemos cierta paz, una paz que muchas veces se consigue a expensa de la paz de los muertos”.

Sin duda una novela que se leerá con placer y que sin duda nos invita a reflexionar sobre la clase de padre que tuvimos y sobre la clase de padre que somos o seremos.

Lectura inteligente y diferente, que sin duda nos abrirá interrogantes sobre el ser que somos y sobre el pasado que cargamos como Atlas en nuestros hombros.

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