Autor: Juan Avilés Fabré
Editorial: Tusquets
Mata a 10 y aterrorizarás a 100. Mata a 100 y aterrorizarás a 10 mil
Proverbio Chino
La Daga y la Dinamita es un libro que nos adentra de los orígenes del terrorismo anarquista y del terror moderno.
A través de sus páginas, podemos ver la evolución de este terrible flagelo. El autor, quien es catedrático de la UNED, fiel al principio de Voltaire que decía que “el historiador tiene dos deberes: No mentir y no aburrir”, nos lleva a lo largo de la historia del fenómeno del terrorismo desde los romanos que utilizaban el término “Terrere” (Atemorizar) en sus conquistas cuando la Pax Romana no prosperaba, hasta la acepción moderna del fenómeno “Terreur” que utilizaba el Directorio para crear terror colectivo a través de las denuncias y de la guillotina.
De acuerdo al Departamento de Estado de los Estados Unidos, terrorismo se define como; “La violencia premeditada con fines políticos realizada por agentes clandestinos, con el objeto de influir en una audiencia”.
Bajo esta premisa, el autor nos lleva de la mano a través de la historia del terrorismo moderno por medio de la “propaganda por el hecho”, que no es sino el acto de asesinar para concientizar a la población sobre un problema político, actos realizados por anarquistas nihilistas, que vieron que el magnicidio y los atentados tenían más cobertura mediática que los cientos de panfletos y discursos que podrían esgrimir los teóricos.
En parte a que los grupos clandestinos carecen de recursos económicos necesarios para que sus voces sean escuchadas, los terroristas anarquistas descubrieron que el simple acto de matar por medios espectaculares como la dinamita y las bombas Orsini, tenían un impacto descomunal al grado de que con un simple crimen como el de Sadi Carnot en Francia, Canovas en España y el Zar Alejandro en Rusia, además de inmortalizar el nombre del perpetuador, le daba bríos a la lucha clandestina.
Según el autor, los terroristas actúan por oleadas, la primera surgió en Rusia en el Siglo XIX de tinte socialista revolucionaria, la segunda anticolonialista, surgida en los años veinte y con gran auge tras la segunda guerra mundial. Una tercera en los 70s de tinte comunista y la cuarta, la actual con tintes religiosos surgida en la década de los 80s del siglo pasado, aunque actualmente hay variantes del fenómeno, como el narcoterrorismo o el ciber terror por citar algunas.
A pesar de que el terrorismo es muy bueno como medio de obtener publicidad, es poco efectivo para obtener propósitos políticos concretos refiere el Avilés Fabré.
El terrorismo, como sugiere el autor, surgió en el Siglo XIX cuando despuntaba el periodismo de “Masas” y no cabe duda que este flagelo es muy bueno para vender titulares y hacer famosos a infames que explotan el síndrome de Eróstrato, llamado así por el nombre del griego que en el año 356 AC quemó el templo de Artemisa en Éfeso, sólo para llamar la atención, cuyo calificativo es recordado a pesar de la prohibición emitida por el gobierno griego de “sepultar ese crimen con un manto de silencio”.
El autor nos dice que la mejor forma de erradicar el mal es actuar dentro de la legalidad aplicando las leyes de una manera severa e implacable, ya que en caso contrario, se crean mártires y por ende banderas.
Un libro para adentrarse más en el estudio de este flagelo y para conocer más a los teóricos del Anarquismo, como Bakunin y Prokoptkin, cuyas ideas siguen resonando entre la juventud impetuosa, que busca crear un nuevo mundo, imponiendo el caos sobre el orden.
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