De maldad y locura…

Desde que estudié mi licenciatura en psicología me ha costado mucho trabajo distinguir entre la locura y la maldad.

4 de marzo, 2017

Desde que estudié mi licenciatura en psicología me ha costado mucho trabajo distinguir entre la locura y la maldad. Es tan fácil decir que Hannibal Lecter está loco, o que Trump está fuera de sus cabales y que por eso son y hacen cosas “malas”. Me parece que tales diagnósticos prontistas y simplistas subestiman al mal. Trump no está loco, ni es esquizofrénico, ni está afectado de sus facultades mentales. Trump es simple y sencillamente un cabrón. Y ya basta de diagnósticos de las asociaciones psiquiátricas del mundo. Trump es un mal bicho, mala pécora como dirían los italianos. Desde muy joven aprendí que detrás de una gran fortuna hay siempre una gran infamia y Trump tiene todos los requisitos para cumplir con tal premisa. Manipulador, evasor de impuestos, machista, narcisista, xenófobo, carente de empatía. ¿Eso es estar loco?… perdónenme pero no, eso es ser ni más ni menos que un hijo de la tostada, por no decirlo aún mejor. Su puesta en escena, de hace unos cuantos días, frente al congreso de su país, es parte de su camaleónica personalidad. Listo, rústico pero inteligente, sabía que le convenía verse “presidencial” y lo hizo como parte de su plan para darle gusto a sus iletradas huestes. El populismo siempre va por ahí, se aprovecha de la ignorancia, de la falta de recursos mentales, de la carencia de formación para llegar a la canalla y aprovecharse de ella. Sin querer ser o parecer catastrófista (cosa que en general me encanta) debo decir que nuestro frágil y solitario planeta azul se encuentra en problemas. La alianza Putin-Trump, el despreció por todos los que no somos de esas blancas etnias, la segregación, discriminación y encono contra los diferentes, no es más que un mal presagio para la supervivencia de la humanidad. Y aquí estamos en los idus de marzo, esperando el punto de inflexión, para que los malos augurios se concreten y todo se lo lleve el carajo. Mayor gasto militar, proteccionismo, tasas interés elevadas, presiones contra las inversiones de USA en el extranjero…medidas preocupantes que a corto plazo podrán traer cierta bonanza a Estados Unidos, pero que a la larga serán un error deficitario para ese país y un jarro de agua fría para las débiles economías latinoamericanas. Los populismos acechan, ahí está Marine LePen, en Francia, en primer lugar en las encuestas. Y aquí, más cerquita, AMLO, aprovechándose de la inequidad extrema y del fallo de los partidos mayores. Que podemos esperar de un país donde se venden bolsas en Masaryk de 280 mil pesos y una familia en Iztapalapa vive con 5 mil pesos mensuales. No nos quejemos de la cercanía del fin de los tiempos. La democracia ha fallado, no hemos sido capaces de construir sociedades más justas. Los populismos han llegado para prometer sin cumplir y abrir al menos un espacio de esperanza para los jodidos. Nos merecemos a Trump, a Maduro y a AMLO, la avaricia nos llevado al borde del precipicio, ojalá, aunque lo dudo, no caigamos.

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