H.H. Cortes de Justicia de los Estados Unidos de América:
Presentes.
Con fundamento en el “T-Mec” (¡México! “Siempre fiel” y por delante) y como consta en los anales de la hemeroteca de “Ruiz-Healy Times”, en mis “pasadas” y “muy añoradas” colaboraciones de este Viene-Viene, siempre comenté sobre el hoy “indiciado” Gral. de División DEM (Diplomado de Estado Mayor), Salvador Cienfuegos, que tenía nombre “esperanzador” ¡Salvador! y apellido “amenazante” ¡Cienfuegos! Denominadores difíciles de reunir en una misma persona, pero muy útiles en materia de estrategia militar. ¿Cómo es posible que alguien sea capaz de dar “esperanza” y al mismo tiempo suponga advertir una “amenaza”?
A lo que voy: quienes se dedican a la incomprensible labor de “guardar y hacer guardar” el orden y al mismo tiempo “advertir” a los malandros que ¡no se pasen de la raya!, tienen que mediar entre “Dios y el diablo”. Trabajan permanentemente sobre el filo de la navaja. Posición no solo ingrata sino casi imposible de mantener el equilibrio entre la impartición de Justicia y la contención del crimen.
En todo el mundo a lo largo de la historia, los “guardianes del orden” es sabido que tienen que interactuar dentro del “margen de la Ley” con la encomienda de contener el delito. Desde el más Alto Mando de las fuerzas castrenses, hasta el más humilde rango de un policía de tránsito ¡exponen su vida! –y la seguridad de sus familias y allegados– para trabajar en sus respectivas encomiendas. Unos bien y otros mal; unos peor y muchos con la vida truncada.
No soy quién para señalar, acusar, defender o exonerar a Salvador Cienfuegos, “Savior Hundred Fires” (SHF, por sus siglas en inglés) sobre lo que “haiga hecho”, pero sí para contenerme antes de emitir cualquier expresión prostática, ovárica o visceral sin fundamentos que la sustenten.
Es un hecho constatable que los “guardianes del orden” no tratan con lo más selecto de la crema y nata de la sociedad. Trabajan y nadan entre las cloacas de lo más putrefacto y nauseabundo de la conducta humana.
Para no ir muy lejos, desde los tiempos de Barrabás y Jesucristo y Elliot Ness y Al Capone, los “actores” de sus respectivos tiempos tuvieron que interactuar entre “justos y pecadores”; entre “criminales e inocentes”. ¿Cómo calificarlos?
Ni unos ni otros estuvieron debidamente capacitados para determinar a ciencia cierta si sus actos fueron probos o injustos. Hicieron con lo que fueron y con lo que tuvieron. Y con lo que la “circunstancia” les vino a dar. ¡PUNTO!
Hoy el mundo, como en el Circo Romano, pide ¡justicia!, colocando el pulgar hacia arriba o hacia abajo de El César, según el griterío del Respetable.
Ciertamente, no esperamos ¡justicia! Lo que nos ¡urge! es ¡teatro! Lo que colme nuestro morbo para sentirnos más o menos satisfechos. Citando al clásico exgober de Jalisco ¡Me vaaale maaadre!
¿Cuántos “inocentes” habrán sido pasados por las armas de las fuerzas militares?
¿Cuántos “militares probos” habrán dejado sus vidas por el bien de la sociedad?
Lo que está podrido de origen es el “sistema”. Hay y habrá muchos “criminales de cuello blanco, gris, azul y tornasol” que siguen y seguirán pasando desapercibidos, cometiendo todo tipo de fechorías. Grupos de Poder; “Manos mecedoras de la cuna” “Grupos de Interés” Desde la “inocente mordida” hasta la más putrefacta de las connivencias: asesinatos, secuestros, extorsiones, traiciones, etc. Mientras, cientos de miles seguirán sufriendo las consecuencias directas e indirectas de sus crímenes por actos, omisiones y comisiones.
Lo que “robaron”, lo que dejaron “robar”; lo que pasaron por alto; lo que “dejan pasar”. Lo que han dejado “hacer”, para que escurra y se “lave” para la Gente del Buen Hacer. ¡Qué poca madre! ¡Asco! Y vomitivo. Esos actos que no lo dejan a uno “olvidar”, ni mucho menos conciliar el sueño. Cada vez que “engañamos”, cada vez que “mentimos”, cada vez que no podemos ser “sinceros” ni siquiera con nosotros mismos. Y no como un acto de “moralismo”; sino de simple ¡Congruencia! Con nosotros mismos.
Pero regresando al punto: ¿de veras “Chava Cien Tiros” será el origen de “la madeja”? ¿No será que es un hilo pa’sacar hebra? ¿Una muestra al azar? ¿Un “cultivo” de laboratorio para indicarnos qué tan “infectados” estamos?
Ahora que ¡ahora sí!, nos sentimos tan “susceptibles” y “propensos” al ¡Contagio!
Ni tan ¡Salvador! ni tan ¡Cienfuegos!
¡Salvador se metió a la Guerra! ¡Dios lo agarre confesado! ¡Algo tenía que “cumplir” en El Mandato! ¡No lo juzguemos tan fácil! ¡Si tan fácil fuera, quién sabe cómo yo habría actuado! (¿Y la Familia, Apá…? ¡Cuánto dolor!).
De esto, ¡Nadie se salva! Ni aunque echemos “Cienfuegos”. ¡Nadie es culpable! “TODOS” somos “RESPONSABLES” de lo que nos está pasando. Como “responsables” seremos de lo que le pase a las futuras generaciones.
“Cienfuegos” ¿se habrá entregado?, ¿lo habrán entregado…?, ¿se habrá vendido..? ¿Será un hombre de bien o de mal? ¡Cómo juzgarlo!
¡Solo las sábanas de palacio, saben lo que pasa entre los dobleces de las sábanas de palacio!
¡APLÁUSOS!
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