De una manera muy sencilla cualquiera puede explicar el incremento de muchos de los precios de la canasta básica de los Mexicanos. Algunos de estos precios suben por la libre…
De una manera muy sencilla cualquiera puede explicar el incremento de muchos de los precios de la canasta básica de los Mexicanos. Algunos de estos precios suben por la libre oferta y la libre demanda como es el ejemplo de los limones y aguacates de Michoacán o los mariscos y pescados durante la Semana Santa; productos influenciados por eventos “predecibles” como temporadas y casi siempre siguiendo las máximas reglas básicas de la economía: mayor precio por la escasez y menor precio por la sobre oferta.
Los nuevos mercados neoliberales sin embargo no son tan predecibles, ya que crean efectos que distorsionan la realidad de la economía para algunos de estos productos que son esenciales y parte de las necesidades primarias de todos los Mexicanos. Baste mencionar los ejemplos de la carne o del huevo. La primera sometida a una fuerte presión de incremento de precio de casi un 40% derivado del interés de China por nuestros bisteces (SuKarne) y el segundo derivado de un clima de desconfianza provocado por nuestros laureados responsables en nuestro gobierno, de la economía y la política monetaria.
Afirmo que somos una economía de huevos, porque ser neoliberal es algo que no han podido digerir nuestros economistas del ITAM en el poder; simplemente no se puede competir en el mundo con demagogia, en lugar de espacios de crecimiento económico. Si bien somos muy competitivos en la industria automotriz somos precarios en el sector de los alimentos y la industria en general. La demagogia hay que saber que crea desconfianza y desempleo, pero es tanto el ego, el orgullo de nuestros financieros que bajando un punto a su pronóstico del PIB, descansan sus relajadas conciencias.
Es de menos inmoral sabiendo que esa economía de huevos que se promueve es insensible y falta de profundidad periférica. Veo con extrañeza que el que posee un cargo público relacionado con la responsabilidad financiera del país sencillamente no se compromete. Son de tan mala calidad las decisiones de “huevos” que se toman en la economía que producen desequilibrio, mismo que genera desconfianza. Ya sabemos lo que la desconfianza puede ocasionar en una economía, como ya sucedió en los Estados Unidos de América recientemente con los fondos buitres de las hipotecas, creando incertidumbre y frenando la economía por los malos manejos de los bancos quienes declaraban activos y liquidez apalancada en garantías de pésima calidad y créditos otorgados irresponsablemente que nunca pudieron convertir en retorno de las deudas.
Es inmerecido subir los huevos a un pueblo trabajador que paga impuestos altísimos indirectos como los combustibles, un transporte de mala calidad, la inseguridad de todos los días y un acceso ominoso a la educación media y superior porque sin excepción, todos los mexicanos que quieren aprender y superarse deben pagar mucho, sea en el sistema público recibiendo mala calidad o en el privado con un costo en colegiaturas impagable. Somos un país que depende de nuestros economistas y que depende de gallinas que comen alimento que no producimos, semillas que no sembramos, que tenemos que pagar en dólares, gallinas gringas. Ahora entiendo porque siendo el primer consumidor de huevos, no tenemos los huevos bien puestos en la economía, hombre al menos…con un precio estable.

¡Happy Birthday, Eduardo Ruiz-Healy: Una Historia de Vida!
¡Felicitaciones, querido Eduardo, y que sean muchos más… las mejores cosas están por venir!
diciembre 7, 2023
Cartón
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diciembre 7, 2023