La imparable crisis de inseguridad que azota a Cancún, el principal destino turístico del país…
La imparable crisis de inseguridad que azota a Cancún, el principal destino turístico del país, tiene como primer responsable a su presidente municipal: Remberto Estrada Barba.
Lamentablemente, Cancún ha sufrido a muchos alcaldes cuyo saldo -por decir lo menos- ha sido negativo, independientemente de su filiación partidista, ya que esa ciudad ha tenido gobiernos de diferentes fuerzas políticas.
En su gran mayoría, esas administraciones no fueron nefastas porque los alcaldes hayan sido tontos, sino por el contrario, eran demasiado vivos. Unos fueron corruptos, otros autoritarios, y en ocasiones, una combinación de ambos aspectos.
Sin embargo, a ninguno de los anteriores se les fue de las manos el control de su administración y de la ciudad como sucede en este momento, aún con esas erráticas actitudes, ponderaron y privilegiaron el cuidado de aspectos fundamentales como la seguridad.
Hoy el problema es que el actual presidente municipal es absolutamente incapaz, carece de talento y habilidad, sin dejar de lado su escasa preparación académica e inexperiencia.
Peor todavía, que aún siendo consciente de sus gigantescas carencias, no haya atinado a designar colaboradores y asesores que pudieran cubrir sus defectos, que no se preocupara por acercarse un equipo que lo ayudara.
Esto se debió a que el motivo de su postulación como candidato fue parte de un arreglo político y económico orquestado por su padrino el tristemente célebre Jorge Emilio González “El Niño Verde”.
Para nadie en Quintana Roo es un secreto que Remberto Estrada, hasta hace algunos pocos años, fue un Mirrey cuya única ocupación era asistir a los antros más conocidos de Cancún, en donde desplegaba su única capacidad, la de divertirse hasta la madrugada.
La intrascendencia de su vida cambió radicalmente debido a la amistad que le brindo el Niño Verde, a cambio -claro-, de volverse su acompañante, su fiel compañero de parranda.
Para Jorge Emilio González, Remberto resultó un magnifico pupilo siempre dispuesto a complacerlo y por supuesto a no negarse nunca a sus deseos, lo que sumado a su total falta de talento, lo convertían en un elemento totalmente manipulable.
Fue así que lo hizo legislador local y federal, para construirle una fulgurante carrera, pero a pesar de su paso gris e insignificante en ambas posiciones, lo impuso como candidato de la alianza del Verde Ecologista con el PRI para la presidencia municipal, con la intención de catapultarlo al Senado de la República y después a la gubernatura de Quintana Roo.
En la ecuación del Niño Verde, Remberto Estrada funge únicamente como la cara visible del gobierno, detrás de él están incrustadas personas que a quien obedecen es a González Martínez y a quienes no les interesa cuidar a Remberto, para empezar, porque ni siquiera lo respetan.
La presidencia municipal de Cancún es un coto de poder y negocios del Niño Verde, que colocó ahí a Estrada Barba por una simple cuestión de la incondicional sumisión y obediencia que éste le profesa a su mentor.
Estrada no sabe y no puede tomar decisiones, ni siquiera lo puede intentar porque no lo dejan, está secuestrado por funcionarios públicos que lo minimizan y hasta da la impresión que gozan en ridiculizarlo.
El mejor ejemplo de ello es su jefa de prensa, Adriana Mézquita, por cierto pareja sentimental de su secretario particular, Rafael Saavedra, quien no sólo tiene un pésimo desempeño, sino que también es quien lo enfrenta con los medios de comunicación constantemente.
El problema no es la imagen del alcalde, eso es un asunto personal, sino que el daño que Estrada le está causando a Cancún va a tardar muchísimo tiempo en poder recuperarse, los efectos de sus errores y omisiones tendrán un impacto devastador no sólo durante el tiempo que dure este gobierno, sino muchos años más.
Es por ello que ya son muchos los sectores de la sociedad de la ciudad que claman y exigen su renuncia, conscientes de cómo están y porque además sufren en carne propia que cada día que pasa con Estrada Barba al frente del municipio hay un deterioro mayúsculo.
Hace unos días comentábamos este tema y sus implicaciones en el noticiero de Eduardo Ruiz Healy, en Grupo Formula, Eduardo sostuvo que Cancún requiere un gobernante con experiencia, alguien con las capacidades para poder enfrentar los enormes retos de una ciudad tan importante.
En una suerte de analogía lo comparo con Alejandro el Grande de Macedonia, quien a los diez y ocho años de edad ya había conquistado la mitad del mundo conocido en su época y precisamente por ello fue el grande; en contraste, Remberto tendría que ser el chico, el pequeño, el breve para describirlo mejor.
Si de lo que se trata es de encontrar similitudes con personajes de su tipo en los anales de la historia, muy bien podríamos equipararlo con los reyes de España, Felipe IV el pasmado, o con su hijo y sucesor Carlos II el hechizado.
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