Recursos escasos

Un concepto básico de economía es el de la escasez.   Un concepto básico de economía es el de la escasez. Ya lo decíamos en el artículo anterior: las necesidades y deseos siempre son mayores que los recursos...

31 de enero, 2017
economia-verde

Un concepto básico de economía es el de la escasez.

 

Un concepto básico de economía es el de la escasez. Ya lo decíamos en el artículo anterior: las necesidades y deseos siempre son mayores que los recursos que tenemos para adquirirlos y por eso se dice que nuestros recursos son escasos, pero esto de la escasez está tomando un vuelco mucho más importante.

El tema de la escasez toma relevancia en la reflexión de este día porque el pasado 26 de enero se celebró el día mundial de la educación ambiental.

¿Qué tienen que ver la educación ambiental con la economía?

Pues un poco todo. Te cuento:

Las personas necesitamos un suelo para construir una casa, agua potable para beber y estar saludables, aire limpio para respirar y otros recursos naturales o servicios que nos provee la naturaleza. Somos tantos y está tan descuidado el medio ambiente que estos recursos se están volviendo escasos. Hasta ahí resulta primordial que nos vayamos educando ambientalmente.

En las ciudades cuesta muy caro vivir en un pedacito de tierra (o aire si vives en un departamento) porque el espacio está resultando escaso. Lo mismo con el agua y ni se diga de la calidad del aire.

Estos recursos o servicios que usamos de la naturaleza tienen un costo muy alto para el medio ambiente. Lo que antes se consideraba renovable ahora está resultando no renovable y, además, súper escaso.

¿Qué va a pasar cuando el agua que tengamos esté toda contaminada y no nos sirva ni para tomar? Los que tengan acceso a un pozo muy profundo o a algún sistema de purificación súper sofisticado nos las van a vender carísima.

¡Ups, eso ya pasa!

Muchos economistas están tratando de dar valor en pesos y centavos a esos recursos (bienes y servicios) que usamos de la naturaleza y que hemos recibido “gratis” prácticamente todo el tiempo que lleva la humanidad sobre la tierra.

Estos economistas se han encontrado con mucha resistencia. Han sido medio mal vistos, pero solo intentan ayudarnos como especie.

¿Por qué se les quiere dar valor económico a los recursos naturales?

Es una manera de protegerlos. Es ayudarnos a nosotros mismos a entender que solo tenemos un planeta y es nuestro lugar de vida. Si acabamos con él no tendremos dónde vivir. Además, poderlos cuantificar y medir nos da una dimensión diferente y real del gasto y desgaste que le aplicamos a nuestro planeta.

Muchas organizaciones internacionales, entre ellas la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que pertenece a la ONU, trabajan fuertemente en estos temas.

Los servicios que nos ofrece el medio ambiente tienen un valor y un beneficio directo para la sociedad. Asignarles valor económico a estos bienes (madera, metales, etc.) y servicios (aire, tierra para cultivo y vivienda, etc) nos permite comparar y clasificar para medir nuestro impacto y la posibilidad de seguir contando con estos beneficios en los años por venir.

Hace tiempo, en una clase de economía, una maestra nos ayudó a entender por qué nos ha costado tanto trabajo dimensionar correctamente, valorar y reponer lo que nos ofrece el planeta para que podamos seguir viviendo en él. Lo comparto:

Ella nos decía que uno de los problemas estriba en que todos estos recursos son algo que los economistas llaman bienes públicos. La definición más ortodoxa describe a los bienes públicos como “bienes o servicios que no pueden ser disfrutados por un individuo solamente, sino que igualmente otros también tienen acceso a ellos.”[1]  Es decir, que son bienes o servicios de todos.  Lo grave es que al mismo tiempo estos bienes y servicios son de nadie. Son de todos y de nadie a la vez.

Imagina que eres un pastor y tienes 3 ovejas, las llevas a pastar a un paraje verde y rico. Este terreno es público y tus 3 ovejas comen delicioso. Al día siguiente llegas y hay otro vecino con 7 ovejas haciendo lo mismo, pero como el terreno no es de “nadie” los dos comparten el espacio y las 10 ovejas comen delicioso. Al tercer día otro vecino se enteró que ese lugar está increíble para que las ovejas coman. Llega con sus 5 ovejas y también comen delicioso.

¿Te puedes imaginar qué pasará al cabo de un año con ese terreno?

Seguro que lo encontraremos seco. Sin nada más que las ovejas puedan comer. Acabado. Pasado un año, el terreno se quedará sin pasto delicioso para ovejas y nadie se habrá hecho responsable de reponer ese recurso porque no hay dueño. No es de nadie, aunque en realidad es de todos.

Lo malo es que a las personas nos ha costado, por siglos, entender esta responsabilidad común que tenemos con el lugar que habitamos.

Por eso muchos de estos bienes públicos son regulados por los gobiernos tomando un rol de administradores para que todos gocemos de ellos. Pero es hasta últimas fechas que estos recursos se están intentando ingresar a las contabilidades nacionales. ¿Por qué? Porque hay que cuidarlos, permitir su capacidad de renovarse, invertir dinero en acercar estos recursos a las ciudades, crear nuevas tecnologías “verdes” y todo eso requiere dinero.

Actualmente los costos económicos de los recursos ambientales no entran dentro de la contabilidad del PIB. Ya se han desarrollado muchas metodologías para poder incluir toda esta economía ambiental pero aún no se logra incluirla del todo. En nuestro país, el INEGI incluye las cuentas económicas y ecológicas de México, desde hace varios años, dentro del sistema de cuentas nacionales.

Es un buen paso, pero todavía falta mucho.

Varias universidades en México ofrecen especializaciones que preparan economistas buscando incidir en las políticas públicas. Buscando ayudar a que los gobiernos tomen decisiones adecuadas para cuidar nuestra casa. De esta forma, los mexicanos, así como el resto del mundo, seguiremos teniendo en donde habitar los siguientes años.”

¿Y todo esto a nosotros y a nuestra cartera por qué nos importa?

Ahorrar en agua, luz y gasolina nos conviene. A nuestra cartera y al medio ambiente. Podemos vivir sin coche o sin zapatos, definitivamente. Claro, estaremos más incómodos, pero de que se puede, se puede. Lo que no podemos es vivir sin tierra dónde poner un techo, sin aire que respirar y mucho menos sin agua para vivir.

Este tema no es personal. Es como jugar a las escondidillas y salvar a todos: 1,2,3 por mí y por todos mis compañeros. También es bueno ser cada día más conscientes de nuestras decisiones personales, las económicas y las ecológicas.

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¡A saber más! Que nadie se beneficia de esto más que tú.

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