Observatorio Ciudadano: La delación como coartada democrática

Entre las tramas que se tejen en Perfume de mujer (Scent of a Woman, Martin Brest, 1992), está el conflicto de Charlie sobre si delata o no a un condiscípulo,… Entre las tramas que se tejen en...

9 de abril, 2015
mexicoleaks

Entre las tramas que se tejen en Perfume de mujer (Scent of a Woman, Martin Brest, 1992), está el conflicto de Charlie sobre si delata o no a un condiscípulo,…

Entre las tramas que se tejen en Perfume de mujer (Scent of a Woman, Martin Brest, 1992), está el conflicto de Charlie sobre si delata o no a un condiscípulo, que ha jugado una broma al director de la escuela. El asunto se dirime cuando Al Pacino, en un alegato de defensa, pontifica en torno a la delación como una práctica indeseable. Y sí, podemos estar de acuerdo y aceptar que ser “chivato” o “soplón” es, por decir lo menos, mal visto por una sociedad conservadora como la norteamericana o como la nuestra.

Ha nacido Méxicoleaks, en fechas recientes, como una “plataforma independiente de denuncia y transparencia, al servicio de la sociedad mexicana para revelar información de interés público”, con el apoyo o simpatía de varios medios de comunicación nacionales como la revista Proceso, Periodistas de a pie, Animal Político y Aristegui noticias, entre otros. Con más de 19 mil “me gusta” en su Facebook, ha empezado a recibir denuncias en donde la corrupción institucionalizada se asoma.

En el fondo, el nacimiento de Méxicoleaks obedece a una profunda insatisfacción y hartazgo social sobre los bajos niveles de la política, la ineficacia gubernamental, corrupción galopante en las esferas del poder, etc. Según el portal, son dos las premisas por las que Méxicoleaks se sustenta: las libertades de expresión y el derecho a la información consagradas en el artículo sexto de la Constitución y se busca que entre todos, formemos una comunidad que aspire a mejores niveles de transparencia, de democracia y de justicia. Tres palabras que sintetizan, en la esfera social, otras tantas aspiraciones de una sociedad responsable.

La pregunta que como sociedad nos debemos plantear es si realmente hace falta Méxicoleaks: hay una ley de transparencia que ha dado frutos informativos, pero los hechos han demostrado que no es suficiente. Filtraciones como las llamadas de Ernesto Cordero con el diputado Fernando Rodríguez Doval o la de la diputada Purificación Carpinteyro con el empresario José Gutiérrez Becerril, son una muestra de cómo quienes deciden el presente y futuro de la nación hacen todo tipo de trapacerías, en busca del beneficio personal o de grupo, olvidando a la ciudadanía a su suerte. Los dibujan tal cual son.

El problema de fondo es que hemos tenido que llegar a esto, la denuncia anónima, por la aspiración del ciudadano común de conocer a profundidad los entresijos de la vida pública. Si la información de los medios nos dan indicios o superficialidades, las filtraciones nos ayudan a construir la verdad histórica de los hechos o los perfiles bien delineados de nuestros gobernantes.

La fuerza de la plataforma recién estrenada radicará en los materiales que ahí se ventilen. Con ello, es necesario señalar que, por necesidad, dará cabida (en buena medida) a material ilegalmente obtenido, sea por su origen o por su posesión. Esto último hay que vincularlo con la codificación penal federal, que en su título noveno establece las penas corporales y económicas a quienes revelen secretos, delito que a petición de parte se pudiera iniciar, conociendo la identidad de quien haga la filtración. En este sentido Carpinteyro ya dio el primer paso hacia su venganza.

La iniciativa de Méxicoleaks, es evidente, parte de la experiencia de Wikileaks, que ha ventilado información codificada de interés público, de Estados Unidos, pero también de otros países incluyendo México. Por ello, muchos han dado la bienvenida a Méxicoleaks, por ello, otros, seguramente ven con desagrado esta empresa comunicativa que puede, eventualmente, dar a la luz aquello que tratan denodadamente de ocultar.

La sociedad mexicana, enojada y decepcionada del actual sistema político, enfrenta pues un paradigma: guardar un silencio cómplice ante abusos e ilícitos de quienes integran la pirámide de la política y el poder, o usar la delación como una argumentación que fortalezca el sistema democrático y la democracia misma. Si el sistema apesta, hay que deshacernos de lo maloliente.

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