“Una mujer es más que un cuerpo condenado por su biología” , Marta Lamas – Antropóloga Mexicana Viejas, brujas o locas las mujeres hemos protagonizado…
“Una mujer es más que un cuerpo condenado por su biología” , Marta Lamas – Antropóloga Mexicana
Viejas, brujas o locas las mujeres hemos protagonizado diversos momentos históricos aunque no siempre las circunstancias han sido favorables y en pleno siglo XXI aún existen vergonzosos casos de violencia y desigualdad, sólo por mencionar algunos. A propósito del Día Internacional de la Mujer y pese a las iniciativas para no “celebrar” es importante voltear la mirada a ciertos temas del universo femenino relacionados con situaciones esenciales como la convivencia cotidiana o las propuestas en las que trabajan y que son semillas de cambio para la construcción de un mundo mejor pues el conocido dicho (mal dicho) de “Mujeres juntas, ni difuntas” no es más que una mirada despectiva que niega la posibilidad de unión, solidaridad, emprendimiento y éxito que las mujeres podemos alcanzar de la mano unas con otras.
Los vínculos entre mujeres se gestan en el tipo de relación que construimos con nuestras madres pues es en el seno familiar donde aprendemos formas de convivencia, mismas que a su vez transmitimos a nuestras hijas (si las tenemos) construyendo así un círculo vicioso que contamina nuestras relaciones con los demás. En ese sentido, la Asociación Mujeres Unidas y en Paz promueve el agrupamiento de las mujeres a partir de la sororidad (“el apoyo mutuo de las mujeres para lograr el poderío de todas” definido por Marcela Lagarde, Antropóloga y Política Mexicana) y que en palabras de su Fundadora Verónica Corona tiene como finalidad: “El rompimiento con la idea tradicional de que la mujer es la peor enemiga de la mujer, es observar este paradigma creado por el sistema patriarcal para separarnos y volvernos enemigas sin motivo, pero por tradición. Al romper este paradigma, las mujeres nos encontramos como hermanas, re-dirigiendo la energía que antes usábamos para denostarnos y violentarnos hacia metas comunes de crecimiento, hacia reconocimientos generosos de las capacidades, cualidades y logros de las otras mujeres. Comenzamos a generar alianzas de amor y la empatía que no sólo se encuentran en el sufrimiento o la desgracia, sino en la felicidad, en los logros y en la fiesta de la vida que se renueva en la deconstrucción de la feminidad, de una feminidad capaz, gozosa, responsable y amable consigo misma y con el entorno para elevar la calidad de las relaciones entre mujeres y con ellas de la humanidad.” El trabajo de Verónica no termina en la Asociación pues preocupada por construir un ambiente libre de violencia para viajar en transporte público entre mujeres, prepara una campaña que sensibilice sobre la necesidad de empatía para que los traslados sean más amigables y respetuosos y dejen de ser la tortura que actualmente son producto del nivel de estrés que permea por todas partes y que en colectivo genera agresividad e intolerancia.
Del otro lado de la moneda, los casos que podemos leer casi a diario sobre feminicidios, explotación sexual, violencia intrafamiliar o discriminación obligan a seguir insistiendo en defender los derechos de las mujeres sin caer en radicalismos e incluyendo también al género masculino y a la comunidad LGBTTTI (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Trasvestí e Intersexos) como una forma de romper paradigmas y dar el paso hacia un mundo incluyente desde una perspectiva de género y no únicamente de falsas poses o políticas oportunistas.
Como mujer, creo firmemente que el 8 de marzo es sí y sólo sí un recordatorio de todo lo que falta por hacer pero también, de reconocimiento a la labor de mujeres que han legado a la humanidad su pensamiento y sus propuestas y que han alcanzado grandes logros a favor de todas y no sólo de sí mismas. El mundo se está transformando y hablar de feminismo no significa buscar “revancha” en contra de los hombres o emularlos o humillarlos o retarlos sino reconocer que la diversidad es parte de la naturaleza y atrevernos a descubrir y confirmar que las mujeres podemos reunirnos para algo más (y también ¿por qué no?) que “echar chal” como decían las abuelitas o lo que es lo mismo: chismosear pues nos reconocemos fuertes, valiosas, geniales, exitosas y sobretodo, nos queremos ¡VIVAS! Con todo lo que implica el verbo vivir.
Finalmente y para no pasarlo por alto, les dejo parte del mensaje 2017 de Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres con motivo del Día Internacional de la Mujer: “Queremos construir un mundo del trabajo distinto para las mujeres. A medida que crecen, las niñas deben tener la posibilidad de acceder a una amplia variedad de carreras, y se las debe alentar a realizar elecciones que las lleven más allá de las opciones tradicionales, en las áreas de servicio y atención, y les permitan conseguir empleos en la industria, el arte, la función pública, la agricultura moderna y la ciencia.”
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