No la gente, no todos los mexicanos. La tierra que soporta, la que como cuerno de la abundancia parece rendirse ante la necedad, ante la…
No la gente, no todos los mexicanos. La tierra que soporta, la que como cuerno de la abundancia parece rendirse ante la necedad, ante la apatía y el deshonor. Es un México que, de tan grande, se atemoriza ante el peso de los pasos que lo atropellan; esta tierra nuestra que no hace sino insistir en que sus pobladores alcen la vista a sus volcanes, a sus cerros y montañas y la bajen también, a su suelo, a su fertilidad, a sus minas, arroyos, lagos y mares y que giren la vista a la naturaleza y las maravillas de las que está hecha.
Aunque los cerros se están convirtiendo en estructuras de concreto y el agua en los ríos pierda su cauce, existen esos rincones a donde la urbanización, por fortuna no ha llegado y en donde los mexicanos no se cansan aún. México, la tierra, se cansa se esperar acciones y se ha cegado a las reacciones y expresiones de la gente necia, de los corruptos y los advenedizos. No sabe México, la tierra, de qué forma manifestarse en contra de los deshonestos y decide hablar, expresarse con palabras que nadie entiende y mostrar su cansancio de formas que nadie quiere ver.
La Bandera Nacional se convierte en la voz, respeto profundo que aprendimos de niños, vestidos de gala, entonando el Himno Nacional atendiendo los movimientos de la escolta y recitando con orgullo el juramento a la bandera:
¡Bandera de México!, legado de nuestros Héroes, símbolo de la unidad de nuestros padres y nuestros hermanos; te prometemos ser siempre fieles a los principios de libertad y justicia que hacen de nuestra Patria, la nación independiente, humana y generosa a la que entregamos nuestra existencia.
Sin entrar en los detalles de la historia alrededor de la creación de la bandera, o si los hechos en el Castillo de Chapultepec fueron como los aprendimos, lo cierto es que desde la primera infancia el respeto a la Patria y su emblema es parte de cada mexicano, que cada uno pierda ese sentido por cuenta propia es otro cantar que ni siquiera está bien cantado.
Y cierto es también que la tecnología de la información ha creado leyendas de las historias e historias de la mentira, también ha desbancado creencias y roto respetos, los patriotas ya no lo son, los nacionalistas no saben qué son. Creyendo en nuestra historia, saludábamos a la bandera los lunes y la venerábamos toda la semana;
incluso, la religión se ha revuelto tanto que nadie puede atreverse a llamase católico. Así como las estaciones de radio tocan el Himno Nacional a las seis de la mañana como un momento patriótico, así también transmitían el Ángelus a las doce del mediodía, como un momento de reflexión sin religión específica.
Desaparece pues, el Ángelus de la radio y la Bandera, ella sigue presente a las seis de cada mañana y se le ocurre que debe gritar sin voz, que cada uno interprete su silencio porque, que se deje caer en público y a la vista de los gobernantes en turno cuando todos hipócritamente la saludan desmoronando credos, dogmas y el respeto a la mexicanidad; que la enseña patria decida bajar sus esperanzas y arrastrarlas por el suelo mientras se entona el Himno Nacional; que la representación de todo un país cierre sus enormes ojos de tela de tres colores y llore casi, es una clara señal de que todo en el territorio se está desmoronando delante de su gente, que, visto de reojo, a nadie le importa.
En varias ocasiones, la bandera se ha caído en actos públicos del gobierno, por el aire, por el hasta improvisada, por, quizá la rapidez de la colocación, se había "dejado caer" casi rendida ante los ojos del pueblo durante el desfile del 16 de septiembre de 2014 como implorando atención; había avisado que no vendrían tiempos mejores desde los tiempos de campaña de Peña Nieto, cuando otra vez, y valiéndose del aire, el emblema patrio se sacude y cae https://www.youtube.com/watch?v=s9xNscoM8eI después, la otra sutil señal cuando la banda presidencial se le ‘resbaló’ al presidente de las manos.
La bandera sigue avisando y pidiendo ayuda, el jueves 10 de marzo, los fuertes vientos provocan que no sea posible para los militares levantarla apresurándose para no dejar que se arrastre por el suelo, https://www.youtube.com/watch?v=rAXEerqflhw&nohtml5, esto me hizo pensar en muchas situaciones que le ocurren a México con solo la caída, más bien cansada de la Bandera Nacional. El hecho de que civiles hayan corrido a ayudar a los militares me emociona de una triste manera, es como querer levantar al país con apenas un puñado de manos. Qué inequívoca señal de rendición que desarma mis recuerdos infantiles cuando me salían lágrimas de orgullo en los homenajes a la Bandera, ahora las lágrimas ya no saben de qué sentimiento se emocionan.
"…Un soldado en cada hijo te dio".
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