Los derechos humanos son para todos

La semana pasada circuló en redes sociales un video en donde se ve como dos soldados… La semana pasada circuló en redes sociales un video en donde se ve como dos soldados –un hombre y una mujer-...

18 de abril, 2016

RHT

La semana pasada circuló en redes sociales un video en donde se ve como dos soldados…

La semana pasada circuló en redes sociales un video en donde se ve como dos soldados –un hombre y una mujer- y una policía federal torturan a una mujer.

De acuerdo a la información disponible, esta nueva y bien documentada violación de los derechos humanos de una persona por parte de miembros de las fuerzas armadas y policíacas ocurrió el 4 de febrero de 2015 en Ajuchitlán del Progreso, Guerrero, la Secretaría de la defensa supo de los hechos hasta el 10 de diciembre pasado y transmitió la información al Ministerio Público Militar (MPM) para que procediera a investigar el caso. El 4 de enero el MPM envió los resultados de su investigación a la Procuraduría General de la República, encargada de investigar los delitos de tortura y un día después el la Procuraduría General de Justicia Militar (PGJM) arrestó al Capitán y la soldado como presuntos responsables del delito de desobediencia y encerrados en una prisión militar en espera de ser juzgados por un tribunal militar por los delitos del orden militar que cometieron. Más tarde deberán ser entregados a la PGR para responder por el delito de tortura.

En lo que a la policía federal se refiere, la Comisión Nacional de Seguridad informó el viernes pasado que ya fue identificada y que se encuentra recluida en las instalaciones de la Policía Federal (PF) en donde será procesada por el Consejo de Honor y Justicia y más tarde entregada a la PGR.

Hoy sabemos que la mujer que fue víctima de un hombre y dos mujeres uniformados se llama Elvira Santibáñez Margarito, que tiene 21 años de edad, que fue capturada el 3 o 4 de febrero del año pasado, presentada ante el Ministerio Público Federal (MPM) en Iguala hasta el 5 de febrero y que el MPF tardó otras 48 horas para consignarla ante un juez. Es decir que desde su captura hasta su presentación pasaron dos a tres días en que estuvo en manos de sus captores.

También sabemos que con ella fueron capturados dos hombres cuando llevaban con ellos cuatro rifles (tres AK47 “Cuerno de Chivo” y un AR15), una pistola calibre .22, nueve cargadores y poco más de 200 cartuchos para las armas que traían.

Desde el 5 febrero del año pasado Elvira está encarcelada en Centro Federal de Readaptación Social No. 4 “Noroeste”, ubicado a 13 kilómetros de Tepic, Nayarit.

Esta mujer es una peligrosa criminal, de acuerdo a la información que hasta ahora se ha difundido. Es probable que haya participado en asesinatos, secuestros, tráfico de drogas y otros delitos.

Sin embargo, nada justifica que haya sido torturada por quienes actúan en nombre de la ley para proteger a la sociedad de todo tipo de delincuentes. Al torturarla, los dos soldados y la policía federal se rebajaron al mismo nivel de los delincuentes que combaten. ¡Quién sabe a cuántas otras personas han torturado estos tres! Por lo que se ven en el video, sabían perfectamente lo que hacían y cómo hacerlo, por lo que supongo que no era la primera vez que lo hacían.

Muchas personas defienden la reprobable conducta de los uniformados, argumentando que los criminales merecen ser tratados como tratan a sus víctimas. Al defender su punto de vista olvidan que con el tiempo los torturadores terminan siendo iguales que los criminales que maltratan.

Un ex agente de la Policía Federal Judicial me explicó que cuando él y sus hombres se enfrentaban a balazos con los criminales la orden era de tirar a matar pero, que cuando estos se rendían, estaba terminantemente prohibido disparar un solo tiro. Me explicó que impedía que sus subordinados mataran a alguien a sangre fría porque con el tiempo acabarían siendo iguales que cualquier asesino.

Por eso, los derechos humanos son de todos y deben ser respetados por todos. Cuando un defensor de la ley los viola empieza a andar el camino que muy probablemente lo llevará a ser un criminal más.

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