Las pequeñas cosas: pascua

Nadie sale siendo el mismo después de un concierto, una obra de teatro o una presentación de danza.

18 de abril, 2022 Las pequeñas cosas: pascua

“Nuestro Señor ha escrito la promesa de la resurrección, no solo en los libros, sino en cada hoja en la primavera.”

 – Martin Luther King / Pastor y activista estadounidense / 1929 – 1968  

¿Qué tienen en común un insecto, la primavera, la luna llena, el domingo, la ciudad y el teatro? Todos pueden detonar diversas emociones y sensaciones en quien los vive, pero este año en particular tienen otro factor en común porque no se trata de otros momentos similares sino del MOMENTO (así en letras mayúsculas) en tanto que están marcando un tiempo de post pandemia (aunque no haya terminado todavía) y un “regreso a la vida” (un tiempo de resurrección si así se le quiere ver).

El pasado 14 de abril se inauguró el Festival INSECTA como parte de las actividades por periodo vacacional en el Bosque de Chapultepec y como una iniciativa para celebrar y rendir homenaje a los seres más abundantes de la tierra, a través de diversas manifestaciones culturales y la instalación de insectos monumentales realizados por el artista oaxaqueño Amador Montes. Será que empieza la época de voltear la mirada (por fin) a #laspequeñas cosas.

El sábado 16 pudimos apreciar en el cielo una hermosa luna llena también conocida como Luna Rosa por la coincidencia con el florecimiento de un tipo de musgo conocido como Phlox Subulata en América del Norte, fenómeno astronómico que este año coincidió con la celebración de la Pascua misma que se sitúa precisamente después de la primera luna llena de primavera.

El día de ayer fue Domingo de Resurrección (regreso a la vida de Jesús y la prueba inequívoca de que es el salvador de la humanidad por mandato divino de Dios) se trata de la celebración más importante para la iglesia cristiana por lo que la separaron de la celebración de la Pascua judía en el Primer Concilio de Nicea (año 325 d. de C.)

Nos encontramos ante el primer periodo vacacional “libre” (desde la aparición del COVID) y la ciudad de México poco a poco vuelve a desbordarse de personas en las calles, sus sitios públicos se abarrotan ante la visita de cientos de vacacionistas locales y foráneos, sus calles y avenidas principales vuelven a semejar inmensos estacionamientos públicos (por la cantidad de vehículos circulando por todas partes) y se hace necesaria una relectura del espacio ante los cambios apenas perceptibles pero reales, porque ahí donde antes había un edificio en ruinas por el sismo del 2017 ahora hay un terreno vacío o una nueva construcción o donde se situaba el restaurante o cafetería preferidos ahora aparece un letrero de “SE VENDE”, “SE RENTA” o “NOS MUDAMOS DE LUGAR”, porque en la colectividad y pese a la declaración oficial de no ser obligatorio el uso de cubrebocas al aire libre, aún existe el riesgo y es mejor prevenir y seguir utilizándolo o de plano olvidarse de dicho accesorio que muchos aún no adoptamos como definitivo porque extrañamos las sonrisas francas (o porque somos unos soñadores irremediables).

Y para cerrar con broche de oro: de todas las manifestaciones artísticas, las escénicas por su representación en un escenario que se convierte como en un universo que podemos casi tocar y su cercanía con el público, me parecen las más emotivas (cuestión de percepción) porque permite la apreciación del arte en el momento justo de su creación, no existe repetición y se trata de un lapso irrepetible. Nadie sale siendo el mismo después de un concierto, una obra de teatro o una presentación de danza (por cierto que abril es su mes pero ese es tema de otra entrega) por todo lo que se mueve en el cerebro, en las entrañas, en el corazón y particularmente después de meses de encierro, de distancia, de lejanía con la otredad. La experiencia teatral es también de #laspequeñascosas de la vida que nos transforman, nos reinician, nos alimentan, nos mueven y conmueven, nos llevan a otro plano existencial lejos del mundo gris y violento en que vivimos cada día gracias a la ineptitud y el hambre de poder de unos cuantos pero por fortuna tenemos el arte y mientras haya quien consagre su vida a él, hay esperanza (otra forma de salvación).

A manera de colofón: la palabra pascua = paso o salto (del latín páscae, que a su vez proviene del griego πάσχα (pasjua) y adaptación del hebreo פסח = pésaj) es la celebración de la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado, su origen se encuentra en el Antiguo Testamento de la Biblia, en el libro del Éxodo donde se narra la marcha del pueblo de Israel del cautiverio en Egipto hacia la tierra prometida. Nos encontramos en la Semana de Pascua y quizá ante un nuevo “paso” por la metafórica resurrección que estamos teniendo como humanidad en todos los sentidos; no lo sé de cierto pero confío en la magia de los nuevos comienzos y sé que no existen coincidencias. La historia lo dirá.

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