La relación bilateral entre México y Bélgica

Entre todos los países de América Latina, México figura entre los que siempre han cautivado el espíritu europeo. Entre todos los países de América Latina, México figura entre los que siempre han cautivado el espíritu europeo. Esta...

30 de diciembre, 2015

RHT

Entre todos los países de América Latina, México figura entre los que siempre han cautivado el espíritu europeo.

Entre todos los países de América Latina, México figura entre los que siempre han cautivado el espíritu europeo. Esta observación general se aplica también a Bélgica. Sin embargo, en el espíritu de los mexicanos de hoy la palabra "Bélgica" evoca espontáneamente a su capital, Bruselas, a los canales de Brujas, a la Emperatriz Carlota y al delicioso chocolate belga. Pero además de todo lo anterior se construyó una auténtica relación entre los dos países a lo largo de los años.

La primera relación diplomática entre México y Bélgica empezó en 1825. Ese mismo año fue cuando México estableció relaciones consulares con el Reino de Países Bajos que, en aquel entonces, incluía a Bélgica y a Luxemburgo.

Bélgica se volvió independiente en 1830 y reconoció la independencia de México en 1836. En 1838 envió a un ministro plenipotenciario a México. Por reciprocidad, el primer representante de México llegó a Bélgica en 1842. En 1861, los gobiernos de ambos países firmaron el primer tratado de amistad que fue ratificado un año más tarde.

Sin embargo, en el transcurso de la intervención francesa, México rompió sus relaciones diplomáticas con Bélgica, aunque éstas prosiguieron en 1879.

En 1895, México y Bélgica firmaron un nuevo tratado de amistad, comercio y navegación.

En 1919, fue establecida en México la Cámara de Comercio belga.

En 1954, México y Bélgica elevaron su representación diplomática a nivel de embajada. El primer embajador de México en Bélgica fue Francisco del Rio y Cañedo. En 1960, la embajada de México en Bélgica también creó una Representación ante las Comunidades Europeas. Sin embargo, entre 1996 y 2000, funcionaron como entidades independientes: por una parte, la Embajada de México en Bélgica y, por la otra, la Representación cerca de las Comunidades Europeas.

La primera visita de un jefe de Estado belga a México data de 1965. Es en aquella época los reyes de los belgas, Baudouin y Fabiola, efectuaron una visita oficial. Seis presidentes (Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón) efectuaron visitas oficiales a Bélgica.

En mayo de 1997, México y Bélgica decidieron establecer un mecanismo de consultas políticas bilaterales, cuya primera reunión se desarrolló en México durante abril de 1999. Hubo cuatro reuniones, la última fue en 2014.

El rey actual Philippe, en su calidad de príncipe heredero, efectuó cuatro visitas a México (1998, 2003, 2009 y 2010). En cada ocasión se encontró con el ejecutivo federal mexicano, legisladores y representantes del gobierno, además de participar en encuentros entre empresarios belgas y mexicanos.

México y Bélgica firmaron un cierto número de tratados, convenios y acuerdos que siguen vigentes, sobre la extradición, el comercio, la cooperación cultural y educativa, el sistema de contribuciones, el transporte aéreo, entre otros.

En asuntos comerciales, Bélgica es para México una puerta de entrada importante hacia Europa. Sesenta por ciento del poder adquisitivo de la UE está concentrado en un radio de 550 km alrededor de Bélgica. Por su parte, México representa para Bélgica una pasarela hacia los mercados de América del Norte, de América Latina y del Caribe, gracias a su situación estratégica posición geográfica y a su vasta red de acuerdos de libre cambio.

Bélgica ofrece a México oportunidades excelentes para atraer las inversiones y el desarrollo de alianzas estratégicas en los campos de logística, automotriz, industria aeroespacial, alta tecnología y alimentos transformados.

En respuesta a la entrada en vigor del acuerdo de colaboración económica, los intercambios de mercancías entre México y Bélgica aumentaron considerablemente. En el curso de los últimos años, Bélgica se colocó entre los diez primeros compañeros comerciales de México.

En el campo cultural, el gobierno de México y las comunidades de Bélgica procuraron promover la cooperación a través de la participación de festivales artísticos y culturales, intercambios de expertos en campos tales como la arquitectura, la preservación del patrimonio, la promoción de la literatura y de las actividades culturales vinculadas a la música, a las artes visuales, a los museos y a los campos de las artes del espectáculo (La Universidad de Amberes cuenta con un Centro de Estudios Mexicanos).

Una colaboración dinámica se estableció también en el campo del intercambio académico y de la cooperación universitaria.

Aunque México no firmó un acuerdo de cooperación científica y técnica a nivel federal con Bélgica, las acciones de cooperación en este campo fueron llevadas por el intercambio de información y de expertos en acciones concertadas, entre las instituciones privadas mexicanas y las homólogas en Bélgica y en ambas comunidades lingüísticas.

Podemos concluir que las relaciones entre México y Bélgica no tienen demasiado tiempo, pero se espera que se conviertan en una relación cada vez más floreciente en los próximos años. La Unión Europea y México apreciaron su Séptima Cumbre de Bruselas, el 12 de junio de 2015. Los dirigentes de la UE y de México se comprometieron en favorecer una colaboración estratégica más estrecha y más sólida. Trataron, por ejemplo, puntos tales como la anticipación de México a las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, el cambio climático y el programa de desarrollo posterior a 2015.

De esta manera, existe el deseo vehemente de ambos países para mejorar su relación de largo plazo.

Por Anne Chierico, Bélgica

Comentarios