La Iglesia en México y el Mundo: Lo que realmente quiso decir…

La entrevista concedida por el Papa Francisco a la periodista Valentina Alazraki requiere de una cuidadosa lectura, que va más allá de los castigos para México por las apariciones guadalupanas… La entrevista concedida por el Papa Francisco...

17 de marzo, 2015

La entrevista concedida por el Papa Francisco a la periodista Valentina Alazraki requiere de una cuidadosa lectura, que va más allá de los castigos para México por las apariciones guadalupanas…

La entrevista concedida por el Papa Francisco a la periodista Valentina Alazraki requiere de una cuidadosa lectura, que va más allá de los castigos para México por las apariciones guadalupanas. En realidad, la entrevista quiso ser un balance del pontificado de Francisco, pero algunos intereses se cruzaron y el tema de México resultó obligado, generando reacciones encontradas.

El texto revela una profunda reflexión, cuya fineza teológica es ininteligible para quienes no están acostumbrados a un lenguaje de tal naturaleza. Por ello, se entiende el revuelo causado en redes sociales, especialmente en sectores anticlericales, que no entendieron el significado de las palabras de Jorge Mario Bergoglio en lo tocante a México.

La primera pregunta fue por qué no vendrá a México en 2015, a lo que el Papa respondió lo mismo que había dicho con anterioridad: que quería entrar a Estados Unidos desde México, pero que no le había parecido justo no visitar la ciudad de México. Añadió que una visita pastoral implicaría una semana entera.

A la pregunta expresa de Valentina Alazraki sobre qué significaba para el Papa la Virgen de Guadalupe, Francisco comentó sobre el papel de las apariciones guadalupanas en el mestizaje y la evangelización de México y América: definió a la Guadalupana como fuente de unidad cultural y puerta de santidad, en medio del pecado, la injusticia, la explotación y la muerte.

Hasta aquí, todo muy normal. Fueron los siguientes párrafos los que causaron revuelo, en lo que tocó el tema de la migración y el narcotráfico. Con respecto a México, la cita textual es la siguiente:

Volviendo a la migración allí, esa zona, además es una zona de mucha lucha de problemas de narcotráfico ¿no?, es decir. Los Estados Unidos me decían – no quiero tirar estadísticas que después me crean un problema diplomático – pero, me decían, y lo vi en una revista, creo que están entre los primeros consumidores de droga en el mundo y la frontera por la que entra la droga, la principal, es la mexicana. Entonces ahí también se sufre ¿no? Morelia, toda esa zona, es una zona de mucho sufrimiento donde también las organizaciones de traficantes de droga no se van con chiquitas ¿no?, es decir, saben hacer sus trabajos de muerte, ¿no?, son mensajeros de muerte, sea por la droga, o sea por “limpiar”, entre comillas, a aquellos que se oponen a la droga, los 43 estudiantes, de alguna manera están pidiendo que, no digo venganza, justicia, y que se los recuerde.

Del texto se infiere qué es lo que piensa el Papa acerca del narcotráfico en México: uno, existe una fuerte demanda de estupefacientes en Estados Unidos y la principal entrada de la zona productora es la frontera con México; dos, Morelia, refiriéndose a Michoacán, es uno de los escenarios del tráfico de drogas; tres, los narcotraficantes se ocupan de acabar con los que se oponen al tráfico de drogas, como en Ayotzinapa, tema que abordó en los siguientes párrafos; cinco, México siempre ha padecido conflictos y justo esa aseveración generó la indignación de las buenas conciencias liberales y juaristas:

O sea, México pasó momentos de persecución religiosa, donde engendró mártires. Yo pienso que a México el diablo lo castiga con mucha bronca. Por esto. Creo que el diablo no le perdona a México, que Ella haya mostrado ahí a su Hijo. Interpretación mía. O sea, México es privilegiado en el martirio, por haber reconocido, defendido, su Madre. […] Yo creo que el diablo le pasó la boleta histórica a México ¿no? Y por eso todas estas cosas, usted ve que en la historia siempre ha aparecido focos de conflicto grave ¿no?

¿Quién tiene la culpa? ¿El gobierno? Esa es la solución, la respuesta, más superficial. Siempre los gobiernos tienen la culpa. Sí, el gobierno. Todos tenemos de alguna manera la culpa o, al menos, el no hacernos cargo del sufrimiento. [..] Pero la mayoría del pueblo mexicano es solidario. Y esa es una de las virtudes que tienen ustedes ¿no? Y creo que todos tienen que poner el hombro ahí, para resolver esto de alguna manera ¿no?

Yo sé que es muy difícil denunciar a un narcotraficante. Porque le va la vida, es una especie de martirio ¿no? Es duro, pero creo que todos en situaciones así, sea en México o no en México, tenemos que poner el hombro. O sea el echarle la culpa a un solo sector, a una sola persona, a un solo grupo, es infantil.

Ahí viene justo la interpretación teológica. Según la visión de Bergoglio, México siempre ha tenido conflictos, con lo cual, quien quiera que conozca la historia de los últimos 210 años, no podría menos que coincidir. El mal, ejemplificado como el “diablo” siempre ha metido bronca. En este contexto, tomando en consideración que ésta entrevista es un elemento más de la praxis discursiva del Papa, el mal se equipara a la corrupción, a la ambición, a la falta de solidaridad y toda una serie de pecados sociales que tienen que ver con un orden injusto. Ahora, tomando en cuenta que la historia de la humanidad es, desde el punto de vista teológico, la salvación, entonces el mal persigue a México porque en este país la Madre de Dios se dignó a aparecerse, y eso es parte de la salvación misma. Y esto nos remite a dos aspectos estrictamente teológicos: la frase “non fecit talliter omni natione” que hace parte del culto guadalupano -que quiere decir, no lo ha hecho con ninguna otra nación-; y el carácter apocalíptico de la imagen guadalupana, como la mujer resplandeciente que enfrenta al dragón en el Apocalipsis de San Juan.

Si a lo anterior sumamos que fueron justamente los jesuitas quienes propagaron e impulsaron la devoción guadalupana, no resulta en lo más mínimo extraño que el Papa Francisco, un jesuita latinoamericano, considere que México fue bendecido con la aparición guadalupana, distinción que provoca la ira del maligno, y que se ha expresado en persecución religiosa y la consecuente aparición de mártires, situación única en América Latina. Seguro lo dijo pensando en Miguel Agustín Pro, hoy beato y ejecutado por un crimen que no cometió. Segundo, el Papa, de una manera equilibrada, expuso un aspecto real: el gobierno no puede ser culpable de todo, también la sociedad es responsable de lo que ocurre en un determinado contexto. Tercero, sobre Ayotzinapa, no exoneró al gobierno, pero sí responsabilizó a todos los involucrados en el tema, especialmente al crimen organizado.

Con los elementos esbozados, tenemos una explicación mucho más acorde a la inteligencia y sutileza del papa Francisco, quien se caracteriza por llamar a las cosas por su nombre y expresa abiertamente sus opiniones, a lo cual, sin duda, le asiste todo el derecho.

Y nuevamente, surge el tema de la interpretación de sus palabras por la prensa de lo que el Pontífice se ha quejado en reiteradas ocasiones: o no lo entienden o lo descontextualizan o cabecean mal la nota, como en el caso de marras.

Por lo que hace al tema de la mexicanización como concepto y la molestia del gobierno mexicano, el Papa puso el asunto en su lugar y le dio la dimensión que realmente tuvo: la utilización de un concepto sociológico que alude a una situación precisa en una comunicación privada. Con ello, además de la crítica implícita al sistema político mexicano, evidenció que la cultura política suele utilizarse a modo para, incluso, cambiar los focos de atención a temas no relevantes. Tanto, que según una encuesta que le fue proporcionada, el 90 por ciento de los mexicanos ni se inmutó por el término.

Así las cosas. Si la entrevista fue parte de un esfuerzo por demostrar que el papa Francisco está en buenos términos con México y su gobierno, a primera vista fue un éxito. Sin embargo, una detallada de la entrevista revela una situación distinta. Al final, el Papa llevó la entrevista según su voluntad.

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