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El pasado 11 de diciembre, el Papa Francisco dio a conocer la Bula mediante la cual se convoca a la celebración del Año Santo extraordinario de la Misericordia, el cual… El pasado 11 de diciembre, el Papa...

13 de abril, 2015

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El pasado 11 de diciembre, el Papa Francisco dio a conocer la Bula mediante la cual se convoca a la celebración del Año Santo extraordinario de la Misericordia, el cual…

El pasado 11 de diciembre, el Papa Francisco dio a conocer la Bula mediante la cual se convoca a la celebración del Año Santo extraordinario de la Misericordia, el cual iniciará el 8 de diciembre y terminará en diciembre de 2016.

Es extraordinario porque los Años Santos se celebran cada 25 años y el último fue en 2000, por el Jubileo del segundo milenio, así que no tocaba.

El texto de la bula, denominada El rostro de la Misericordia (Misericordiae vultus), es una disquisición acerca del actuar de Dios concretamente en la historia, bajo el eje de que la misericordia siempre es mayor que cualquier pecado. La bula fue entregada por el Papa a representantes de los cinco continentes el pasado sábado durante el rezo de las vísperas.

El 8 de diciembre se abrirá una puerta en la basílica de San Pedro del Vaticano – lo mismo que en todas las catedrales del mundo – para que los fieles que la traspongan obtengan frutos espirituales particulares, especialmente el perdón de los pecados y el encuentro personal con Dios. Cruzar la puerta va más allá del hecho físico, significa la reconciliación mediante la confesión de los pecados.

Lo singular de este año santo es que el Papa ha afirmado que la credibilidad de la Iglesia para por la misericordia y no sólo por la justicia. Perdonar las ofensas, no juzgar y no condenar, así como evitar la indiferencia, son el leit motif para el año santo; ello, seguramente, será motivo, otro más, para que los conservadores asuman una posición ofensiva.…. especialmente por la posición ante criminales y corruptos …. Y por considerar que la misericordia es el puente de diálogo con otras religiones ….

Antes del inicio de la misa del pasado domingo, el Papa Francisco por fin rompió con un tabú al recordar del centenario de la masacre perpetrada por el Imperio Otomano en contra de más de un millón de armenios, la mayoría cristianos: aseguró que fue el primer genocidio del siglo XX, comparable al Holocausto y dijo que negar el hecho es “como dejar que la herida siga sangrando sin medicarla”. En la misa estuvieron presentes el presidente armenio Serž Sargsyan; Karekin II, Supremo Patriarca y Catholicos de todos los Armenios; Aram I, Catholicos de la Gran Casa de Cilicia y a Nerses Bedros XIX, Patriarca de Cilicia de los Armenios Católicos.

La referencia hacia la posición negacionista del gobierno turco molestó a las autoridades de ese país, que ya llamó a cuentas al nuncio en Estambul.

Otro punto que resaltó de la alocución es que el Papa explicó que en muchas ocasiones él ha definido el tiempo actual como “tiempo de guerra, una tercera guerra mundial por partes”, y denunció las masacres por odio religioso, especialmente contra los cristianos que han sido asesinados de manera atroz por los fundamentalistas musulmanes. Sin embargo, su denuncia fue más allá en contra de la indiferencia personal y colectiva que no levanta la voz en defensa de los hermanos en Cristo.

Sorpresivamente, la Cumbre de las Américas que se llevó a cabo en Panamá con la asistencia de 35 mandatarios del continente, incluidos Raúl Castro y Barack Obama, inició con un mensaje oficial del Papa Francisco, leído in situ por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.

En el discurso se hizo especial énfasis en las desigualdades, la inequidad, la injusta distribución de la riqueza y de los recursos, la falta generalizada de bienestar y la consecuente merma a la dignidad humana. Advirtió que la violencia y la perpetuación de las desigualdades deben ser combatidas mediante la globalización de la solidaridad, especialmente en aquellas economías emergentes, donde la derrama económica no ha beneficiado a todas las capas sociales de manera digna.

También alertó sobre el problema de la inmigración, el tráfico de personas y la explotación laboral, la falta de derechos y de a la justicia de las personas en esta situación. Lamentó la falta de cooperación intergubernamental sobre estos temas y consideró indispensable que los gobiernos realicen acciones directas para proteger a los más desfavorecidos de la xenofobia, de la intolerancia, de la desigualdad y de los abusos.

Por lo que toca a México, el cardenal Parolin se reunió con el canciller Meade en privado y posteriormente hubo una declaración oficial de ambos gobiernos, en la que suscribieron su interés por fortalecer y dar continuidad a un diálogo político de alto nivel, por lo que el incidente de la “mexicanización” quedó superado.

Sin embargo, el efecto más sustancial de la diplomacia vaticana se dejó sentir en la nueva relación de Estados Unidos y Cuba, cuyo acercamiento se debe a los buenos oficios de la Santa Sede y, por supuesto, de Jorge Mario Bergoglio.

Por último, el diálogo prometido se verá empañado por el asesinato del párroco de Nuestra Señora del Rosario, en Salvatierra; el sacerdote Francisco Javier Gutiérrez Díaz, de la confraternidad de Operarios del Reino de Cristo, reportado como desaparecido el pasado lunes 6 de abril, mientras se dirigía hacia la ciudad de Acámbaro y a quien las autoridades de Guanajuato encontraron sin vida el jueves 8 de abril en la comunidad Ojo de Agua de Ballesteros. Es el segundo sacerdote asesinado en el año. Con éste, desde 1990 a la fecha, se han perpetrado 49 atentados contra sacerdotes, en los cuales han muerto 36, dos están desaparecidos y once quedaron con vida.

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