Cómo arruinar a un cocinero famoso

Una posiblidad es obligarlo a cocinar con la tecnología del siglo XVI. Otra es convencerlo que firme una burrada y la haga pública.

Una posiblidad es obligarlo a cocinar con la tecnología del siglo XVI. Otra es convencerlo que firme una burrada y la haga pública.

Considerada una de las peores películas de la historia, El ataque de los tomates asesinos de 1978, narra cómo tomates modificados por científicos locos intentan destruir Estados Unidos y de paso provocar convulsiones en la Asociación de Críticos Cinematográficos. No conformes con ello hubo una secuela, El retorno de los tomates asesinos, que se anunciaba como aún más ofensiva a la inteligencia.

El miedo de aquella época ha alcanzando al Colectivo Mexicano de Cocina, CMC, chefs que angustiados ellos por la tecnología trasgénica, exigen se prohiban por inseguros, insalubres, y promover la pobreza. La carta apareció la semana anterior en su página patrocinada por una cervecera que seguramente emplea levaduras transgénicas.

¿Pero qué es un transgénico?

En todos los seres vivos el material hereditario es el mismo, ADN. Una hebra larguísima formada de cuatro sustancias. Segmentos definidos de esta hebra son los famosos genes. Los genes están asociados a características de los organismos que los tienen. Cuando en la década de los setenta se descubrieron proteínas con las cuales se podía cortar y pegar con precisión genes era obvio que se buscaría mezclar características de organismos distintos.

Hasta entonces solo se podía hacer cruzándolos. Así surgieron practicamente la totalidad de los alimentos, cultivados o criados; la veintena de variedades de chiles, el jitomate, el trigo, sorgo, café, cerdos, aves de corral, vacas, lechugas, zanahorias.

En los años sesenta Norman Borlaug ganó el Premio Nobel de la Paz por producir variedades de trigo y maiz de alto rendimiento con sus cruzas en Texcoco. Norman Borlaug fue director del CIMMYT de Texcoco de 1974 a 1982. Murió en 2009 apenas una semana antes de venir a dar una conferencia en México.

En el surgimiento de los transgénicos también tuvo que ver México con el científico Luis Herrera Estrella, participante del equipo que creó la primera planta transgénica de la historia. Desde entonces los cultivos transgénicos han demostrado ser un opción segura. No hay comida más evaluada hasta la fecha. Chelsea Snell de la Universidad de Nottingham en 2012 revisó 24 investigaciones sobre los posibles daños a la salud al alimentar con trasgénicos a roedores por  generaciones sin encontrar problema alguno. Y hay más.

Alessandro Nicolia de la Universidad de Perugia revisó en 2013, 1783 investigaciones sobre seguridad alimentaria de transgénicos sin encontrar problema. A fines del año pasado apareció otra revisión en el Journal of Animal Science.  Los datos representan a más de 100 mil millones de animales alimentados con transgénicos y no muestran ningún problema  de salud o productividad.

No solo eso. Wilhelm Klümper de la Universidad de Goettingen revisó en noviembre pasado todos los estudios sobre los efectos de adoptar trasgénicos por parte de agricultores. En promedio se reduce el uso de pesticidas en 37% e incrementa la productividad en 22% y los ingresos de los agricultores en 68%

En las actuales condiciones, muchos de los campesinos oaxaqueños están condenados a mantenerse en la miseria hasta el fin de los tiempos para beneplácito de los indigenistas, antropólogos, intelectuales y ahora chefs, quienes no parecen seguir esta filosofía de vida dado los precios de sus platillos.

Prohibir que los campesinos usen transgénicos es un acto inmoral.

Y es que si usted, lector, lectora, quiere arruinar a un campesino, déle las variedades menos productivas. Impida la creación de empresas biotecnológicas. Es como prohibir la rueda para conservar el uso del mecapal, tan bonito y tradicional. Ya tuvimos una crisis de abasto de maíz que en 2006 elevó el precio de la tortilla en 25% porque en Estados Unidos decidieron utilizar maíz transgénico para hacer combustible.

Total, cuando las tortillas falten, el CMC dirá que comamos pasteles. ¿O acaso el chef Olvera alimentará a las millones de familias campesinas con su aguachile de semilla de chía con pepino? Por cierto, apuesto una orden de tacos de suadero a que el pepino que usa es trasngénico. U_U