Columna 51

Estoy cumpliendo un año de escribir para este espacio y, como lo dije en mi primer columna… Estoy cumpliendo un año de escribir para este espacio y, como lo dije en mi primer columna, lo celebro y,...

24 de marzo, 2016
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Estoy cumpliendo un año de escribir para este espacio y, como lo dije en mi primer columna…

Estoy cumpliendo un año de escribir para este espacio y, como lo dije en mi primer columna, lo celebro y, por supuesto, lo agradezco. Lo celebro porque estoy convencido de que como este hacen falta muchos más en los que quepa la opinión de la gente de manera abierta. Lo agradezco porque desde el principio se me ha dado la oportunidad de tocar cualquier tema sin importar el que este sea, con libertad y apertura.

A lo largo de 50 artículos he hablado de diferentes cosas, pero tres en especial: política, música y crónica. Cuando he llegado a abordar la política lo he hecho desde la perspectiva de un ciudadano de a pie, de un habitante más de este país, sin ningún conocimiento, especialidad o autoridad significativa para hacerlo, sólo aquella que me da vivir a diario en mi país afectado positiva y negativamente por (dice un tío) México y sus mexicanitos, sin un análisis profundo porque para eso hay expertos y de sobra, y con la responsabilidad que creo debe tener cualquier ciudadano respecto al tema, intentado dar siempre una opinión crítica sin meterme en preferencias ni favoritismos porque no los tengo. La música me ha dado la oportunidad de hablar sobre una de las cosas que más amo en la vida y que me acompaña en todo momento. Lo he dicho varias veces, músico frustrado y destalentado, pero amante de los ritmos, de las letras, de lo que cada una transmite. Melómano sin título que, aunque clavado en sus géneros y preferencias, lo mismo disfruta del jazz, la música clásica, la balada y del rock más pesado. He podido hablar en especial sobre el grupo que más admiro en  la historia: The Beatles, que aún después de 41 años de su separación, siguen teniendo una letra adecuada para cada momento de mi vida y darán siempre algo nuevo de qué hablar, ¡esa es grandeza! Y en la crónica he encontrado el género perfecto para hacer catarsis, para expresar lo que no me parece, lo que me enoja, lo que me parece ridículo o lo que más disfruto al vivir en esta apasionante ciudad. Crónicas propias, es cierto, pero que reflejan lo que cualquiera de nosotros puede enfrentar al trasladarse de un lugar a otro en transporte público, al enfrentar el servicio al cliente, los drásticos cambios de clima o los problemas más comunes de este nuestro país.

A lo largo de un año he adquirido el compromiso, pero sobre todo el gusto de encontrar algo que decir semana a semana. Muchas veces, como lo dije en alguna de mis participaciones, no ha llegado la inspiración, no ha habido tema que me motive lo suficiente como para sentarme a dedicarle unas líneas, y cuando menos lo espero las palabras llegan y me ayudan a llenar la pantalla con algo nuevo que terminan por leer cada viernes.

A los lectores de este espacio, a los escuchas del programa, a quienes se dan el tiempo de leerme, de regalarme su like o sus comentarios mediante el muro de Eduardo, gracias, espero lo disfruten como yo. A Francine (editora de este espacio), gracias por tus comentarios de aprobación, por tus correcciones, por tu espera cuando por algún motivo (los menos) he tenido algún retraso en la entrega, por tu recomendación. A Eduardo, gracias por tu lectura (lee todas y cada una de las columnas que aquí se publican), por tus recomendaciones dentro del programa. Gracias por el apoyo, por este espacio, por creer en gente nueva y brindarnos un lugar donde podernos expresar e intentar aportar algo a tus lectores.

A los que desde hace mucho me han leído en otros espacios, gracias por seguirme hasta aquí y por sus palabras. A los políticos por sus aberraciones que siempre nos dan algo nuevo de qué hablar, a la música por existir, y a nuestro país por estar de cabeza y darme material para darle la vuelta y reír un poco sobre lo absurdo y divertido que es vivir aquí.

Por aquí seguimos.

Voy vengo.

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