Apuntes de fotografía

Una fotografía no se toma, se hace. Ansel Adams, fotógrafo (1902-1984). Una fotografía no se toma, se hace.Ansel Adams, fotógrafo (1902-1984). La belleza no está en los colores, sino en su armonía .Marcel Proust, escritor (1871-1922).            Existe una...

14 de julio, 2015
fotografia

Una fotografía no se toma, se hace.
Ansel Adams, fotógrafo (1902-1984).

Una fotografía no se toma, se hace.
Ansel Adams, fotógrafo (1902-1984).

La belleza no está en los colores, sino en su armonía .
Marcel Proust, escritor (1871-1922).        
   

Existe una gran diferencia entre tomar y hacer fotografías. Para tomarlas basta con poner el modo automático de la cámara, encuadrar lo que se quiere dentro de la foto y apretar el disparador. La cámara hará el resto. Hacer fotografías es algo muy distinto. Mediante un conjunto de decisiones técnicas, creativas e intuitivas, el fotógrafo busca un resultado determinado. Las fotografías que se toman, la mayoría de las veces, están vacías. El fotógrafo, haciéndolas, buscan la emoción. Despertar una parte dormida del espectador. 

La fotografía puede convertirse en un estilo de vida. Hacer una foto implica: salir a mover las piernas, respirar, estar atento al interior y al exterior. Hacer conexiones. Observar los cambios en la luz. Las sombras. Encontrarse con lo otro y con el otro. Aprender a mirar. Mirar todo con ojos nuevos. Ver lo que otros no ven. Lo que parecía oculto. Darle vida a lo que parece insignificante. Cazar instantes. Eternizarlos.

El fotógrafo trabaja con la luz. Debe tener siempre en cuenta la luz. Aprender a utilizarla, a manipularla. Pero, sobre todo, a interpretarla. El fotógrafo trabaja con su intuición. Esa voz interna que le dice cómo debe hacer la foto. Tiene que estar atento, escuchar y confiar. El fotógrafo siente la vocación. Tiene un llamado para hacer fotos. Piensa que ha sido convocado para hacerlo. Después deberá desarrollar su talento. Esa parte que sabe cómo acudir al llamado de la vocación. El talento es tener con qué. 

Hacer fotografía análoga, además de digital, ayuda a un fotógrafo a concentrarse en esa intuición. No puede desperdiciar muchos rollos o carretes (cuestan dinero), y mucho menos puede borrar las imágenes que no le gustan. Se verá forzado a poner más atención a cada una de las imágenes. A valorarlas. Desarrollará la paciencia. Aprenderá que cada foto requiere de una especie de ritual. Cuando haga foto digital, seguirá conservando una parte de la fotografía análoga. De esa tradición. Será un fotógrafo más completo.

El fotógrafo debe mirar las obras de los grandes maestros (Bresson, Moriyama, Nadar, Kertéz, Capa, Baubat, Adams, Maier, etc.), con el objetivo de hacerse preguntas mientras las mira: ¿por qué eligieron esos temas? ¿Por qué hicieron esa composición? ¿Qué detalles les llamaban la atención? ¿Cómo consiguieron la fuerza, la belleza? ¿En qué consiste su estilo? ¿Qué hace que sus fotos no sean como las del resto de las personas?

Ver teatro. Ver cine. Poner atención a cada escena. Ver pintura (Edward Hopper, por ejemplo, es de gran utilidad, no sólo por ser un maestro de la luz, sino de la composición). Hay que observarlo todo: los pesos visuales, el equilibrio, las tensiones dinámicas, la textura, la forma y el color, el contenido.

Leer los textos de fotografía de Susan Sontag y de Walter Benjamin.

Estudiar la repercusión de algunas imágenes en la historia. La fotografía de «La niña y el buitre», de Kevin Carter. O la fotografía del hombre de la plaza de Tiananmen.

Recuerdo haber leído poemas de Bashoo (haikús), novelas de Yasunari Kawabata y libros de pintura japonesa, para ser buscar el minimalismo dentro de un período en el que mis fotografías eran demasiado caóticas.

La fotografía perfecta no existe, pero la búsqueda de la perfección es lo que hace que el fotógrafo mejore en cada nueva imagen.

La composición es la manera en la que están acomodados todos los elementos dentro de una fotografía. Aquí siempre surgen preguntas. Decisiones que se deben tomar. De todo lo que está fuera del visor (o la pantalla de la cámara análoga o digital), ¿qué cosas se van a dejar fuera y qué cosas dentro? ¿Por qué? Y de lo que quedó fuera, ¿hay algo que, sin estar, se quiere que aparezca dentro, es decir, que se intuya que está fuera? ¿Si se aísla algo se conseguirá un resultado completamente distinto? ¿Qué pasa si se deja un fragmento de algo dentro? Y en cuanto a lo que se deja dentro, aquello que se convertirá en una fotografía, ¿cómo se acomodará o distribuirá dentro del marco? ¿De qué manera se puede equilibrar? ¿Qué se va a a transmitir si se deja del lado izquierdo o del derecho? Y por supuesto, muchas veces no se tiene tiempo para reflexionar y se tiene que componer, sin pensar. Grandes fotografías se han hecho de esa manera.

Se debe evitar dejar los horizontes (y todo lo que se parezca a un horizonte) en el centro de la fotografía. Hay que tratar de evitar dejar al sujeto principal en el centro de la imagen. La regla de los tercios es muy efectiva y sencilla de utilizar. Aunque hay muchas otras reglas.

Aunque, el exceso de reglas mata la espontaneidad. No es lo mismo saltarse una regla por no conocerla que hacerlo con toda la intención.

Para captar las emociones es necesario, antes de disparar, conectar con las propias emociones. Después, hay que buscar algún ritual o algo que forme el vínculo entre el fotógrafo y el sujeto a fotografiar. Yo, por ejemplo, imagino desde antes la escena que quiero obtener; falseo un poco la realidad. Veo en mi mente lo que quisiera que saliera en la foto. Después todo es cosa de tener paciencia. Esperar a que algo suceda frente a la cámara. Que caiga una hoja de un árbol. Que llegue una ráfaga de viento. Que a alguien se le vuele un paraguas. Que la persona muestre alguna emoción, mediante una mirada, una sonrisa, un gesto, una lágrima. Cualquier cosa que me emocione o me inquiete. Luego disparo. En el caso de los retratos posados no se debe pedir a la persona que sonría o ponga un gesto triste. Hay que provocarla. Mediante un chiste o una anécdota triste. O cualquier cosa. La emoción nunca debe ser posada, sino espontánea. Hay que hacer que el sujeto que posa se sienta cómodo frente a la cámara. O que olvide por completo que está ahí.

Esperar.

Mirar. Sentir. Disparar. Dijo alguien.

Es mejor enfocar bien los ojos; son la parte más expresiva del rostro. Aprender a enfocar y desenfocar. Los enfoques y desenfoques crean atmósferas.

Para captar las emociones prefiero el blanco y negro. La ausencia de color permite despojar a la imagen de algunos distractores (como el color) y captar la esencia de las cosas. No quiero decir que el color no pueda captar las emociones. Cada fotógrafo debe hacer su propia elección. 

La fotografía poco tiene que ver con con encontrar cosas. Más que nada se trata de las búsquedas. Tampoco se trata de certezas. Se camina en arenas movedizas. En cada cosa hay un secreto.

El fotógrafo debe buscar su estilo. Ese sello que lo haga reconocible.

Es necesario preguntarse qué tipo de fotógrafo se es. Qué tipo de fotografía se prefiere. Qué tipo de imágenes. Luminosas, oscuras, minimalistas, cargadas, conceptuales. O si buscan captar el movimiento de las cosas o su inmovilidad. Los grandes espacios o los pequeños.

Hay que conectar elementos que choquen entre sí, creando nuevos conceptos. Eso es más o menos lo que todos los artistas han hecho en sus obras a lo largo de la historia. Buscar lo raro, lo nuevo, lo desconocido, lo divertido, lo profundo, lo desconcertante, lo perturbador. Hay que narrar historias. Contar verdades o mentiras. O mentiras que parezcan verdad. Crear proyectos. Retratar el interior.

Experimentar.

Un fotógrafo estadounidense decía que, en sus inicios, quería hacer street photography, pensando en ese tipo de fotografía como en un subgénero de la fotografía documental. Pero su ciudad le parecía demasiado fea y no encontraba nada a qué fotografiar. Un amigo suyo le hizo ver que podía fotografiar, precisamente, la fealdad de su ciudad. Eso lo llevó a convertirse en un renombrado fotógrafo. Cualquier cosa o persona puede convertirse en una fotografía interesante, todo depende de la mirada del fotógrafo.

La fotografía enseña. Enseña a tomar conciencia de otras cosas. A mirar más detenidamente lo que nos rodea. A explorarlo. A buscarse a uno mismo mediante aquello que le atrae del exterior. La fotografía ayuda a representar la realidad, a conocerla mejor y a retenerla en el tiempo.  

Fotografías: Juan H. Rodríguez

Sitio web: https://500px.com/JHR

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