Desde que iniciamos como civilización humana hace más de 5,000 años bajo ciertas condiciones parecidas del entorno social y político de una región, tendemos a repetir las mismas fórmulas para organizar los grupos de personas, bienes, liderazgos, niveles sociales y reglas, un hecho que la historia constantemente lo ha demostrado y que avala el dicho: "El hombre es el único animal que tropieza siempre con la misma piedra", aunque quizás también significa que hay una solución que sirve para cada vez que encontramos esa piedra.
Generalmente el término de Feudalismo se ha asociado totalmente con el periodo de tiempo en Europa entre los siglos V y XV, con la imagen de castillos, caballeros, siervos, señores feudales y sus títulos de nobleza (lores, condes, príncipes), que resultó de la caída y progresiva decadencia del Imperio romano en Europa Occidental. A pesar de que lo feudal se ha relacionado con este periodo histórico europeo y definido con características del mismo, sobre todo con la manera que se producían bienes con grandes extensiones de tierra propiedad de pocas personas llamadas feudos, la estructura rígida de las clases sociales y una poderosa relación iglesia-estado. Sin embargo, hay elementos mucho más generales del feudalismo que se han repetido varias veces en otros tiempos y lugares.
Enfocándonos en esas generalidades, el feudalismo medieval en parte ocurrió como una respuesta socio-política a la desaparición de un gobierno centralizado, el cual durante 500 años siempre estuvo presente, que al final implicó la pérdida de toda la infraestructura de caminos y vías marítimas que alimentaban el libre tránsito de bienes e ideas, así como de la seguridad pública, los servicios básicos y la certidumbre legal, minando el comercio y por lo tanto la riqueza del Estado y sus habitantes.
Al no existir ningún gobierno único, ni bienes para ser repartidos, ni comunicación, ni seguridad, cualquier persona con suficiente liderazgo por mera violencia podía tomar a la fuerza las tierras de una localidad, para usar después la tierra como un bien para repartir como moneda de cambio para tener las lealtades de hombres armados y una fortuna de la mano de obra de las clases bajas. Estas personas fueron denominadas como señores feudales, debido al feudo bajo el control de este señor.
De acuerdo con este concepto, regiones enteras se fragmentaron en cientos de feudos propiedad de igual número de señores feudales, los que regían solo con los deseos e intereses de cada uno de ellos, desde el cobro de impuestos hasta la vida y muerte de sus siervos; estos señores vivían enfrascados en conflictos mutuos para tomar feudos con hombres armados, para así dominar una mayor extensión de territorio. Aunque no lo parecieran, los castillos eran una herramienta de control de un feudo y de conquista de aquellos de las cercanías.
Estos puntos generales previamente habían ocurrido en China antes del primer emperador, con los mayas en su periodo clásico y posteriormente en la Italia renacentista y Japón, de forma que no sería extraño que en cualquier tiempo y lugar haya una situación histórica muy similar. Pero es posible preguntarnos ¿en este siglo XXI habrá un lugar donde las características del feudalismo nos sirva para entender, anticipar y quizás resolver una problemática local?
Al parecer la respuesta podría ser afirmativa, al reflexionar de la situación desastrosa que ocurre en la zona de Tamaulipas en México.
Este estado fronterizo asolado por la violencia del narcotráfico desde el 2006, fácilmente podría tener muchas características del feudalismo a pesar de que el valor del territorio se refiere al tráfico y venta de droga, no a la producción agrícola. Algunos de estos puntos característicos serían: la casi la desaparición del control de un gobierno centralizado, el cual podemos identificar como el Estado o los grandes jefes del narco de la vieja escuela; la paulatina pérdida de la seguridad, la infraestructura y la certidumbre legal de justicia; la fragmentación del estado en territorios a manos de decenas de señores del narco, el uso de violencia como forma de control, conflictos armados constantes por toma de territorio enemigo y hombres armados leales a su jefe.
Aplicando este enfoque en sí cada municipio se consideraría un feudo, controlado por señores feudales con sus propios intereses e ideas, explicando porqué parece que el narcotráfico actúa de forma diferente en cada municipio, desde muy violenta a una basada en acuerdos con la población local, donde las "escaramuzas" exitosas o fracasadas por toma de territorio están detrás de los periodos de violencia y de calma, así como el nivel de inseguridad de una carretera; y la importancia del sicario leal como engrane de todo el sistema, como lo fueron los caballeros y los samuráis en otras eras.
El concepto del feudalismo permite también saber cómo combatir esta fragmentación en feudos de una región basándose en el pasado, donde esta situación finalizó después de que un gobierno fuerte centralizado impuso su presencia de forma constante, estableció posición dentro de cada territorio con bases fijas protegidas como los castillos, tomando y controlando un feudo a la vez, protegiendo las vías de comunicación para facilitar el movimiento de bienes y personas; finalmente establecer una seguridad jurídica con aplicación severa de leyes, evitando la ley basada en la violencia. Por lo tanto, estas tácticas están lejos de ser una ocurrencia moderna sin demostración de que sirvan, sino que en cambio, la historia ya ha demostrado que a pesar de sus costos sí funcionan y son posibles. Así que la idea de que es una situación inaudita sin soluciones probadas, no tiene algún sustento al analizar la historia previa.
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