Cada segundo desde el amanecer, miles de millones de personas de todo el mundo están accediendo a una página web, viendo videos en línea y bajando archivos; usan alguna aplicación o servicio web, ya sea un mensajero, buscador, tienda en línea o un editor de fotografías. Palabras como Google, Gmail, Wikipedia, YouTube, Twitter, Facebook, Vine y Whatsapp, son nombres de lugares conocidos que visitamos a diario.
Hace tan solo 25 años, esto todavía hubiera parecido una mera fantasía de ciencia ficción, pero ya es una realidad ahora. Nos es tan natural y cotidiana, que llega a parecernos que el uso diario de la tecnología de computadoras, tablets y smartphones es tan inocuo y tan libre de algún precio, que una solución a nuestros problemas es que cada ser humano tenga un dispositivo con internet las 24 horas. Sin embargo ninguna tecnología es 100 % inocua o perfecta, de tal manera que aquella detrás de Internet y los dispositivos tienen sus costos ocultos, de los que no siempre estamos conscientes.
Generalmente recibimos el universo interno de los dispositivos como una serie de imágenes y sonidos cambiantes, luciendo tan Inmaterial como una visión sin lugar fijo, esto bajo la idea difundida de que internet es información electrónica en movimiento, la cual no tiene representación física, ni requiere incontables páginas físicas de papel de información.
A pesar de ser correctas esas afirmaciones, no significa que la información de Internet no necesite de verdad una residencia física. Puede decirse que aunque el espacio físico ocupado por la información en internet se ha reducido al mínimo, al estar digitalizada en unos y ceros, todavía necesita un soporte físico, igual al que lo fue una hoja de papel en el pasado. Pero muy pocos usuarios de internet tienen esto en mente al usar su red social o app preferida cada día.
Detrás de absolutamente todo lo que hay en Internet hay un servidor informático, el cual está conectado y contiene una fracción de los datos que forman a la red mundial, en espera de que un usuario solicite esa información y sea enviada a su dispositivo.
Un servidor no es diferente en esencia a su computadora de escritorio, simplemente son más grandes, al contener un número mayor de placas con procesadores, discos duros, memoria, conexiones de entrada, etc.
Si sabemos que la red social Facebook tiene cerca de 1,500 millones de usuarios activos, no es difícil imaginar que se deben necesitar miles de servidores funcionando las 24 horas, para guardar y enviar la inmensurable cantidad de páginas, imágenes y videos que son solicitados cada segundo por los usuarios. Al ser objetos físicos los servidores, necesitan ocupar un espacio en algún lugar, el cual deberá estar bajo una temperatura templada y protegido del clima, ya que los equipos eléctricos son susceptibles a la humedad y al calor. Estos lugares que alojan a los servidores, se conocen como Centros de Datos.
Así, miles de servidores de una web similar a Facebook ocuparían miles de metros cuadrados de construcción, consumiendo grandes cantidades de electricidad y otros recursos, únicamente para que funcionen adecuadamente. Si le sumamos los servidores de todas las redes sociales y sitios web en la red, es gigantesca la infraestructura al usar cada día internet.
Según un estudio de 2011, de la Universidad de California en Berkeley y el Instituto Internacional de Ciencias de la Computación, todo internet usa el 2 % de la energía mundial, porcentaje que probablemente debió subir en los siguientes años hasta el actual periodo.
Por otra parte, el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales calculó que en EUA, durante el curso de 2013, todos los centros de datos del país usaron 91 mil millones de Kilowatts/hora, lo cual es la energía producida por: 34 grandes termoeléctricas por quema de carbón o 53 millones de barriles de petróleo, lo que sería igual a cerca de 42 millones de toneladas de CO2. Basados en ese mismo estudio, se espera que para el 2020 aumente a 140 mil millones de Kilowatts/hora al año, lo que eso signifique.
No obstante, aquí ni se trata de ser pesimistas, ni satanizar el uso masivo de internet, simplemente al igual que exigimos un tipo de certificación ambiental al automóvil, producto o empresa que usamos, quizás debamos exigir que nuestras redes sociales, correo web, buscadores, videos en línea o apps, traten de disminuir al máximo su impacto y esto sea certificado. Lo que es posible, con tan solo con hacer eficiente el uso de energía y evitar su desperdicio.
Por ejemplo, un servidor solo necesita una temperatura ambiente de entre 18 y 27 grados centígrados, pero en varios centros de datos los servidores son mantenidos a menos de 13 grados. De tal manera, un buen sistema de aislamiento térmico y nuevas formas de enfriamiento resultaría en una disminución del consumo de energía. También muchos servidores a pesar de que consumen el 100 % de energía, solo utilizan el 15 % de su capacidad de cómputo, haciendo que la llamada Virtualización de Servidores, sea otra muy buena opción de ahorro. Esto significa que una maquina poco ocupada emule múltiples servidores de forma virtual, ahorrando así entre 10 y 40 % del consumo de energía.
Viéndolo así, ya no parece tan inocuo ambientalmente el acceso diario a internet, cada vez que lo usamos para trabajar, entretenernos y socializar. Ahora sigue el costo moral, pero eso será para un siguiente artículo.
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Referencias Web:
http://eleconomista.com.mx/tecnociencia/2011/11/10/internet-consume-2-energia-mundial
http://www.nrdc.org/energy/data-center-efficiency-assessment.asp
http://news.nationalgeographic.com/news/energy/2014/08/140826-nrdc-data-center-energy-waste/
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