El Nitrógeno y la Revolución Verde (Segunda Parte)

Durante el siglo XX, el proceso de Haber-Bosch se extendió a cada país industrializado, así como el uso cada vez mayor de fertilizantes artificiales, hasta...

15 de febrero, 2016

Durante el siglo XX, el proceso de Haber-Bosch se extendió a cada país industrializado, así como el uso cada vez mayor de fertilizantes artificiales, hasta poner las bases en 1950 del método que más tarde sería llamado la Revolución Verde. Este método se enfoca en cultivar una sola especie, en el mismo terreno, durante todo el año; usando grandes cantidades de agua, fertilizantes, plaguicidas y herbicidas, con el fin de aumentar al máximo el rendimiento por sobre la limitación natural del suelo.

Pareciera que el método de la Revolución Verde es muy eficaz, como los números netos de producción lo han demostrado, así como la cantidad de alimentos disponibles, la que nunca fue tan alta. Así se convirtió en el método estándar de cultivar, siendo de prioridad contar con una industria de fertilizantes artificiales. Pero creer que podemos artificialmente emular y manipular a la naturaleza a nuestras necesidades, como la única forma eficiente de producir sin ninguna consecuencia, quizás siempre fue una ilusión.

El uso indiscriminado de fertilizantes, provoca que se saturen de nitratos los ríos y sus desembocaduras en lagos y mares, causando la infestación de plantas acuáticas (lirios, algas), las que al morir y descomponerse, consumen  todo el oxígeno del agua, ahogando y matando la vida animal acuática en la zona. Estos lugares se conocen como zonas muertas, de las cuales en el océano se conocen más de 400, siendo la mayor la desembocadura del río Mississippi, con 22,000 km cuadrados.

Así mismo ocurre la saturación de nitratos de las aguas subterráneas, impidiendo su consumo por riesgo de metahemoglobinemia, una excesiva conversión de hemoglobina a metahemoglobina, la que es incapaz de unir y transportar oxígeno en la sangre. Todo esto sin incluir los efectos tóxicos del exceso de plaguicidas y herbicidas.

A pesar del mayor rendimiento de este método, éste también implica una dependencia total de agroquímicos costosos en cada ciclo agrícola, lo que significa depender del crédito bancario, de la ganancia de cosecha o subsidios del gobierno. Así, los campesinos y países de economías bajas, simplemente son incapaces de aplicar este método, a riesgo de endeudamiento, a merced en cada siembra de cambios de precios y caprichos del clima, lo que propicia monopolios agroquímicos, como el de la compañía Monsanto.

Pero el peor efecto colateral es la destrucción total del suelo, con la pérdida de nutrientes y fertilidad en todo terreno donde se aplica, resultado de sembrar una y otra vez el mismo cultivo hasta agotar el suelo yasí depender en cada siembra de fertilizar artificialmente, porque tras el momento que se deje de hacer, será un suelo muerto que tardará años en recuperarse con riesgo de desertificación. También provoca la idea que los suelos devastados por deforestación en selvas, serían buenas tierras de cultivo usando fertilizantes, propiciando su destrucción.

En las últimas décadas se ha reconocido que quizás hemos sido más ignorantes de lo que creíamos, creyendo que los procesos naturales no pueden producir un rendimiento, igual al conseguido con grandes cantidades de agroquímicos. Estudios a detalle de los procesos biológicos que fertilizan al suelo naturalmente, así como la forma de interrelación entre plantas, animales y bacterias, han demostrado que sabíamos poco de la naturaleza tratando de manipularla.

Hoy sabemos que métodos como: usar la biomasa del propio cultivo u otras fuentes de desechos biológicos, rotar los cultivos, combinar especies de plantas para beneficio mutuo, usar fauna propia del suelo (lombrices p.e.), la interrelación entre las plagas y sus depredadores naturales, plaguicidas de origen vegetal ya usado por las plantas o sistemas de riego más sencillos y eficientes, pueden acercarse mucho a la eficiencia de la Revolución Verde. Con métodos más biológicos de cultivo, cercanos a lo que perfeccionó la naturaleza durante millones de años, no solo son menores los efectos colaterales, sino que hay una menor dependencia de la financiación externa y monopolios en cada ciclo, así como disminución de pérdidas por inestabilidad económica y climática. Sí bien, requiere mayor capacitación que solo comprar y arrojar agroquímicos, vale la pena ese esfuerzo, demostrando que somos lo suficientemente inteligentes.

Actualmente estamos ante una nueva capacidad para manipular artificialmente, un proceso natural para nuestros intereses, como fue lograr sintetizar amoníaco del nitrógeno atmosférico, esa capacidad es la ingeniería genética o del ADN que ya ha creado cultivos transgénicos y parece que se están empezando a cometer los errores de la Revolución Verde. ¿Seremos capaces de tomar la prudencia, de aprender más sobre como ocurren los procesos biológicos en la naturaleza?, o ¿seguiremos el mismo camino de errores del pasado?

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