Desde hace más de un mes me he convertido en testigo presencial de las carencias que hay en el sistema de salud de nuestro país. Ciertamente, el sistema de salud de nuestro país nunca ha tenido los recursos que necesita ni la atención del presidente en turno. Solo ha servido para tomar la foto a la hora de inaugurar hospitales que llenan de equipo y camas para la inauguración y después los vacían dejando solo el cascarón.
Actualmente, el gobierno destina el 2.5% del PIB al sector salud, mientras que en los países de la OCDE el promedio del gasto en el sector es del 6%. Los años en que más presupuesto se ha destinado al sector salud en México han sido 2012 y 2013. En esos años se destinó el 2.9% del PIB. De hecho, en 2013 hubo más presupuesto para el sector salud que en 2018 (2013: 121,834 millones; 2018: 121 817 millones). Para 2020 hay 128 000 millones de pesos, con la diferencia de que somos 10 millones de mexicanos más que en 2013.
Entre 2010 y 2020, la infraestructura hospitalaria se redujo a la mitad. En 2010 había 1.8 camas de hospital por cada 1000 habitantes; hoy hay 0.9 camas por cada 1000 habitantes. Para regresar a 1.8 camas por cada 1000 habitantes se requiere invertir 96 000 millones de pesos. En México hay 0.55 médicos y 1.14 enfermeras por cada mil habitantes. El promedio de la OCDE es de 3.3 médicos y 9 enfermeras
Los Institutos Nacionales y hospitales de alta especialidad recibieron, en promedio, 20% menos presupuesto que el año anterior. En total, a estos hospitales se les dieron 4000 millones de pesos menos este año. Hoy, los institutos y hospitales de alta especialidad tienen que atender a más enfermos que en diciembre de 2018 con 20% menos de presupuesto y solo el 60% del personal que tenían entonces. Por más que se estire el dinero, no alcanza: no hay medicamentos, no hay suficiente personal, no hay equipos.
Y para completar el cuadro, el gobierno actual desincentiva la participación de fundaciones a como dé lugar. Las donaciones de equipo y medicamento se han vuelto prácticamente imposibles. Hablé con personas de tres fundaciones y dos de ellas corroboraron que el gobierno ha vuelto casi imposible donar nada a hospitales. Uno de ellos me dijo que, incluso, lo buscaron del gobierno para pedirle que las donaciones se hicieran al gobierno y no a los hospitales y ellos se encargarían de hacer llegar la ayuda. El tercero me dijo que, de plano, les ha ido muy mal y que por el momento no están en posibilidad de ayudar.
Hable con médicos de tres Institutos que me comentaron que se alegraron cuando nombraron secretario de Saludo a Jorge Alcocer porque conoce la situación de los institutos nacionales. Hoy, muchos médicos están molestos porque no solo no ha ayudado a los Institutos Nacionales: los ha perjudicado. Lo bueno es que nuestro presidente es humanista. ¡Imagínense si no lo fuera!
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