Hermanos del alma

Ahora que Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, ya terminó con sus sueños guajiros de reelegirse (sus amigos casi casi tuvieron que hacerle una intervención para decirle que ya estuvo bueno y que agarrara el pex), parece que la elección presidencial estadounidense se ha cerrado un poco desde el anuncio que Biden se dedicaría a concluir su mandato y que apoyaría a Kamala Harris, quien ocupa actualmente la vicepresidencia, para alcanzar la nominación demócrata.

Y como parece que esta inyección de sangre (considerablemente) más joven revivió un poco a las posibilidades del Partido Demócrata de ganar la elección (esa que ya daban por perdida hasta que el buen Sleepy Joe ya dejó de estar neceando), me di cuenta de algo que, de seguro, hará que mi tata López se sienta feliz, ya que lo hará todavía más cercano a su cuatacho Donald Trump, o Trun, como le dice nuestro prócer tabasqueño. La razón es que, aunque todavía no hay nada escrito, si The Donald perdiese la elección, serían ya dos derrotas seguidas del magnate. ¡Dos derrotas, como las que sufrió seguidas mi ahora presi! Y, a pesar de esas derrotas y debido a ese destino tan caprichoso (y miles de millones de pesos invertidos por aquí y por allá y una maquinaria propagandística que envidiaría el mismísimo Goebbels), ¡nuestro líder moral ya va por su tercer mandato! Sí, tercer mandato, porque recordemos que nuestro tlatoani deluxe ya fue “prejidente legítimo” de 2006 a 2012 (a pesar de perder la elección, porque ya ven que a López eso de acatar las leyes como que no es su fuerte), presidente constitucional de 2018 a 2024 y ahora será presidente reelecto para despachar en home office desde su rancho (esto último no lo digo yo, lo dicen esos mal pensados y argüenderos pseudo periodistas que nomás viven de ofender la investidura presidencial porque ya se aburrieron de falta de noticias por cubrir en este país tan pacífico que es México en el cual nomás vuelan abrazos y nada de balazos). 

  Sí, pues así las cosas con Trun, quien podría enfrentar una situación similar a la de López en 2006 y 2012 y conseguir una racha perdedora (si Trump llegase a cruzazulearla en noviembre). Supongo que, de darse ese escenario, nuestro amado líder de la Cuarta Mafufación le hablará por teléfono para darle algunos consejos al oriundo de Queens. Ya ven ustedes que son cuatazos de piquete de ombligo y toda la cosa. Por ejemplo, el Donal Trun podría también proclamarse presidente legítimo a pesar de sufrir una hipotética derrota ante Kamala Harris. Imaginen esa estampa tan bella que podría darse de Trump y sus seguidores, ahí reunidos frente a la Casa Blanca, quienes lo proclamarían como el presidente deadeveras de todos los gringos. O López Obrador podría recomendarle a los trumpistas que cierren calles a diestra y siniestra e instalar plantones así bien pechochos como los que los chilangos tuvimos la fortuna de disfrutar en aquel año de 2006. Igual y en una de esas, López podría mandarle a su cuate Trump asesores para hacer completo el numerito, si la situación lo amerita. O de plano ver quiénes son los equivalentes gabachos de Jalife y Taibo que puedan darle enjundia al asunto y aventarse frases pegadoras como esa de que no sé qué metieron doblada cuando Morena ganó (supongo que don Taibo se refería a meter la dignidad y la decencia doblada en un sobre y mandarla a volar). 

Lo que me queda claro es que ambos, López y Trump, son almas gemelas, de esas meras buenas, de esas que comparten destinos y un mismo camino de vida. Una sola alma patriota repartida, para el bien de dos pueblos diferentes, en dos superhombres. Tercos como mulas, adictos al poder (y al dinero), pero superhombres al fin y al cabo.

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