Las ciudades que forman los Estados y los países, son una forma de comunidad. Los seres humanos vivimos en una comunidad extendida, la que se lleva al ámbito personal en la familia de cada uno. La base de toda comunidad es la familia. Una comunidad donde aprendemos a cumplir con normas y reglas comunitarias. Éstas se conocen como obligaciones y deberes.
Al cumplir desarrollamos el sentido de responsabilidad familiar, claro, pero esto es la base que llevamos y ampliamos a la comunidad en que vivimos. Son los deberes y obligaciones sociales que la sociedad nos impone mediante un acuerdo tácito, no escrito, pero real.
De igual forma, la familia impone los propios deberes y obligaciones de manera individual a los miembros que la componen. Su cumplimiento es de tipo moral. Son entonces, deberes y obligaciones morales.
Todos los seres humanos que vivimos en una ciudad, en un Estado, en un país, tenemos deberes y obligaciones que debemos cumplir para vivir de manera cordial en una comunidad que llamamos sociedad, que genera su propia cultura moral.
Estas obligaciones deberes y normas morales han de ser llevados a la práctica por todas las personas que la componen o que llegan a ella. No hay opción. Cuando no se llevan a cabo de manera cabal, es cuando surgen situaciones que complican la vida en común o la vida social.
Uno debe, porque debe, cumplirlas, obedecerlas. Bien lo sabe uno. No es algo que se debe de estar repitiendo a cada momento. La gente lo sabemos. Es una obligación moral. Y una obligación así primeramente es un enlace. El que nos ata o enlaza a nosotros mismos y luego a nuestra familia, y de ahí a la sociedad entera.
Conforme crecemos y de cierta manera maduramos como individuos, como personas, la vida social o en comunidad se nos presenta como un sistema de hábitos que corresponden a las necesidades de la comunidad.
Algunos son hábitos de orden o comandos. La mayoría son hábitos de obediencia, ya sea que obedezcamos a una persona que ordena por virtud de un mandato de la sociedad, como un presidente de la República, un subsecretario de salud, un gobernador, a un policía, o por la misma sociedad.
Un ejemplo es cuando llegamos a una caja a pagar y hay fila, de manera automática nos ponemos hasta atrás y avanzamos conforme la fila avanza. “Meterse” a la fila es una desobediencia o violación. Una falta moral, sí, claro. La que es mal vista y reclamada por la misma sociedad. ¿Por qué? Porque es una muestra de rebeldía.
No cumplir las normas, las reglas, las obligaciones impuestas no solo por la familia y la sociedad, sino por las leyes que se tienen en la ciudad donde se viva o se vaya, es una forma de rebeldía. La que es sancionada de acuerdo a la falta o delito que se haya cometido.
Hace muchos años, décadas, las faltas morales tenían más peso y eran reclamadas de manera más áspera o dura por la sociedad en quienes las infringían. Hoy día ya no se acostumbra ni se reclama cuando alguien comete una falta, aunque sea cosa de todos los días.
El día de mañana, nuestro a veces querido y a veces no tan querido presidente, Andrés Manuel López Obrador, va de visita al Estado de Nuevo León. Entidad cuyo secretario estatal de Salud, Manuel de la O Cavazos, debido a la pandemia del coronavirus, ha impuesto el uso del cubrebocas para toda la población cuando esté en espacios públicos. Es una orden, un mandato, un comando de tipo civil para que toda la sociedad neoleonesa coadyuve a que la pandemia se controle, baje. Para que la gente deje de infectarse y, sobre todo, deje de morirse.
Nuevo León llegó a 12 días consecutivos registrando 40 o más decesos por Covid-19. Hasta el día de ayer, la entidad sumaba más de 26 mil 23 contagios, con los 499 que se reportaron este martes, al tiempo que hay mil 362 personas hospitalizadas, de las cuales 291 están intubadas en estado crítico.
El funcionario toma muy en serio su función para frenar el virus. Por ello ha implementado el uso obligatorio de cubrebocas para la población en general. Es un mandato oficial. El que las personas que visiten el estado tienen la obligación moral y legal de portar. Es una obligación. Es un deber moral.
La obediencia al deber implica el resistirse a uno mismo. Quien resiste al mandato y no lo obedece, no cumple con su deber. Se rebela. Es una persona rebelde. Los hay con causa y sin causa. Igualmente, provocadores y dañinos por el contraejemplo que envían, ergo, uno debe porque debe cumplirlos.
Rebelarse ha de evitarse para vivir en paz en la comunidad. Más cuando se tiene una posición de autoridad como la del presidente de la República y su subsecretario de salud, que gustan de no usar cubrebocas. El contraejemplo, que es la forma negativa de dar ejemplo, cunde.
De acuerdo a notas periodísticas, el señor de la O Cavazos, fue cuestionado sobre qué hará para con el presidente y su comitiva. Qué recomendación le hará, si es que hubiere una. A lo que De la O respondió:
“Tengo entendido que sí habrá conferencia mañanera, será en el Campo Militar. Si cuidan todas las medidas de seguridad en salud, adelante, si no, es un riesgo a la salud tremendo; y obviamente sancionaré ese tipo de conferencias, no es correcto exponer a los representantes de los medios de comunicación que nos ayudan, son nuestros aliados, forman parte de este ejército (contra el coronavirus). Exponerlos es algo grave que no es bien visto por un servidor y todo el equipo de salud”.
Además, el funcionario estatal expuso sus razones: “En Nuevo León, se le hacen las pruebas al cien por ciento de la población”. Agregó que hay personas que sin sufrir síntomas se han realizado más de 10 veces la prueba, porque tienen algún sentimiento de culpa al haber ido a una fiesta, o por simple curiosidad.
Remarcó que la política del gobierno federal es hacer una prueba a cada 10 enfermos con síntomas de Covid-19. “Si hay 10 enfermos, dicen, no le hagas pruebas más que a uno, los demás ya sabes que lo tienen”, Y terminó.
Las razones del funcionario son de salud y no necesariamente políticas. Las que, en el fondo, sí tienen algo de eso. Como sí son las de López Obrador y López-Gatell, que las obedece a pie juntillas.
Vivir en una sociedad implica que tenemos ciertos deberes para con ella. Cumplir con el deber es parte de una responsabilidad social que tenemos todos. Mañana jueves, López Obrador estará en Nuevo León. ¿Cumplirá la disposición o se rebelará? ¿De la O Cavazos sancionará o callará?
Creo que el funcionario no tendrá otra que sancionar al presidente. Lo que sería simbólico. Porque creo que no usará cubrebocas siendo fiel a su carácter y modo. Que no obedece a nadie, sino a él mismo. ¿Me equivoco? Espero que sí. Pero mañana se verá, El Meollo del Asunto.
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