La civilización humana está al borde de una violencia generalizada, al borde de una guerra civil que nos enfrentará los unos con los otros.
Muchos no lo querrán ver, viven en sus mundos cómodos llamados por la era New Age, “La Zona de Confort”, pero desgraciadamente la maldad que rodea a miles de personas que no tienen nada que perder tiene amenazada de manera velada a las personas que inocentemente luchan con éxito para mejorar sus vidas apoyadas por sus valores, creencias y esfuerzos basados en sus disciplinas férreas.
Esta explosión demográfica es utilizada por los grupos de poder en el mundo, donde el bloque de países seguidores de Putin y el nuevo populismo manejan a las masas no pensantes utilizándolas como cánceres sociales en países como los Estados Unidos, Canadá, Francia, y otros países que represente una amenaza a los intereses geopolíticos de ese bloque putiniano.
Así en el continente americano, los países del grupo putiniano, Colombia, Nicaragua, Venezuela, México y Honduras, mantienen un flujo constante de migrantes de sus países con destino a destruir la economía de Canadá y de los Estado Unidos de América. Tal y como se están utilizando a los migrantes de Medio Oriente y África para destruir la economía, la cultura y la sociedad Europea.
En Canadá, la revista de la Aseguradora de Negocios, dice en un articulo (https://www.insurancebusinessmag.com/ca/news/breaking-news/costofliving-crisis-spurs-political-unrest–wtw-452398.aspx) que el costo de la vida en Canadá esta incrementando el “Social Unrest” (Malestar Social) y el “Political Unrest” (Malestar Político).
Esto se manifiesta en protestas masivas de migrantes haitianos y de otros países latinoamericanos que han sido absorbidos en masa en ese país, y que hoy ya no pueden mantener.
Mantener una política social con base a Derechos Humanos Universales y no los propios de Canadá, está costando muy caro a Justin Trudeau, que se ha convertido en un socialista popular que está en contra de todo lo que vino a construir a Canadá como la conocemos, para implantar una extrema forma de aplicar los Derechos Humanos a costa de los canadienses que han trabajado toda su vida por lo que tienen.
Así, el mundo recibe noticias desde Vancouver, Calgary y Edmonton donde las protestas de migrantes latinoamericanos de Haití y África protestan en las colas para recibir caridad o acceder a algún trabajo que por las regulaciones severas impuestas por el Presidente Trudeau están viviendo la peor crisis económica que no se sufría desde hacía muchísimo tiempo.
A la par de esto, milicias rebeldes de ciudadanos canadienses en Alberta, Canadá, han tomado las redes sociales como una plataforma para acusar al Gobierno de Justin Trudeau como el culpable de llevar a Canadá a un estado de emergencia social, político y económico que podría hacer estallar una Guerra Civil.
En este contexto, en los Estados Unidos de América, los gobiernos demócratas en su loco afán de ser igualitarios y de realizar una farsa de combate a los delitos comunes buscando una mal entendida igualdad basada en un dicho comunista simplón (“pobrecitos, robar porque tienen necesidad”), han desaparecido de plumazo el delito de robo, considerando un robo si el delito sobrepasa los 400 dólares y se encuentran los gobiernos locales a través de América discutiendo subir aún más el monto hasta los 1000 o novecientos dólares por ocasión.
Esto es aprovechado por los jefes de la infinidad de bandas delincuenciales para robar las tiendas de manera masiva y luego revender las cosas a los cientos de miles de drogadictos y sin casa que viven en las calles de la “Tierra de los Valientes” que la han convertido en la “Tierra de los desgraciados”.
Esto pasa en estos dos países “Desarrollados”, a lo que se suma la violencia armada por razones de problemas psicológicos y de bandas criminales, que están orillando a miles de americanos y canadienses a emigrar a diferentes países de Latinoamérica.
Mientras tanto, en nuestro país, los miles de migrantes están siendo utilizados como moneda de cambio electoral en lo local y político económico desde el gobierno central para obtener recursos de organismos internacionales para “almacenarlos”, mientras que se dan condiciones en los Estados Unidos de América e inundar aún más a este país y destruirlos con esta quinta columna, que basa sus reproches y lamentos en derechos humanos que desarman a los gobiernos demócratas que son muy inocentes creídos al pensar que son adalid de esos derechos cuando las huestes migrantes son “Lobos con Piel de Cordero” que buscan acabar cultural, política y económicamente a donde llegan.
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