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Como no podía faltar en la 4T, se requiere de un nuevo discurso historiográfico que dé honor y loores al nuevo caudillo que sacará a...

29 de marzo, 2019

Mónica Uribe

Como no podía faltar en la 4T, se requiere de un nuevo discurso historiográfico que dé honor y loores al nuevo caudillo que sacará a México de la corrupción y la pobreza. Esta delicada empresa fue encomendada, según se dice y se comenta, a la señora esposa del presidente López Obrador, la señora Beatriz Gutiérrez Müller, como presidenta honoraria de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México quien desde ahora mismo está tomando las providencias historiográficas necesarias para garantizar la pervivencia de la memoria de la gesta heroica de su cónyuge al frente de un nuevo régimen.

Al parecer, junto con el ínclito director del Fondo de Cultura Económica – cargo al que Paco Ignacio Taibo II llegó por decisión expresa del señor presidente, a pesar de que legalmente estaba impedido por haber nacido en suelo asturiano -, la señora Gutiérrez de López se dio a la labor de convencer a su marido de que era necesaria una revisión historiográfica de la Conquista y el periodo virreinal, aparejada con las disculpas del reino de España a los pueblos originarios por los abusos derivados de los tres siglos de dominación española, según ella para reflexionar sobre la memoria histórica.

Desde las cimas del poder se aferran a la historia oficial posrevolucionaria sustentada no sólo en verdades a medias, sino francamente dependiente de la leyenda negra antiespañola generada por las corrientes historiográficas positivistas germanas y del mundo anglosajón, que desde el siglo XVI se enfocaron a presentar una imagen patética de España, en aquel entonces en pleno esplendor. Esa leyenda negra fue la que los criollos novohispanos y posteriormente los liberales del siglo XIX asumieron como parte de la legitimación del nuevo Estado nacional, que los orilló a defenestrar todo lo que oliese a la herencia hispánica y a buscar un modelo alternativo; lo hallaron en Estados Unidos. Eso explica por qué es más fácil para López Obrador pasar por alto las ofensas de Trump, que dejar de quejarse por la conquista después de quinientos años y doscientos de vida independiente.

Desde 1950, el avance en la escritura de la historia sobre la etapa virreinal y la conquista; ha derribado muchos mitos; por ejemplo que sólo vino lo peor de España, cuando en realidad llegó gente de muy distintos estratos, incluidos muchos segundones de la nobleza. Otro ejemplo es el tema de la sífilis, que salió de América para Europa y no al revés …. Por eso resulta tan fuera de lugar insistir en que todos los males de México proceden de la conquista.

Este reclamo presidencial de perdón para la reconciliación de cara a los 500 años de la caída de Tenochtitlán tiene una veta pararreligiosa con la que personalmente no concuerdo, porque da la impresión de que todo lo quiere resolver a partir de esta fórmula del perdón como corolario de la justicia, lo que está muy bien para un discurso salvífico y espiritual, pero no para un jefe de Estado laico. La condición de la reconciliación con España y El Vaticano, según AMLO, es que Felipe de Borbón y Jorge Mario Bergoglio pidan perdón por los agravios en materia de derechos humanos durante la conquista, la etapa virreinal y la guerra de independencia, en específico habló de las excomuniones de Hidalgo y Morelos.

Tanto España como la Santa Sede habían pedido perdón con anterioridad por los abusos de la conquista y posteriores en América Latina. Hay un dato histórico relevante, en diciembre de 1836, España y México entablaron relaciones diplomáticas mediante el tratado Santa María-Calatrava (Miguel Santa María por México y José María Calatrava por España). Ambas partes juraron perdonarse para siempre por todos los agravios. Dicho tratado fue suscrito por el presidente José Justo Corro (1836-1837) y por María Cristina de Borbón, regente durante la minoría de edad de su hija Isabel II.

Es una realidad que el encono contra España haya sido un discurso recurrente de los liberales mexicanos durante el siglo XIX y las primeras tres décadas del siglo XX. Pero, ¿existe un odio generalizado por los españoles en el siglo XXI? Me parece una afirmación bastante temeraria, aunque hay cada cual en este país que no puede entender que lo constituye una parte ibérica, irremediablemente.

De lo que sí se puede hablar es de pifias diplomáticas durante el presente sexenio, tanto en el discurso inaugural de López Obrador al referirse al rey de España, como que en la invitación, según se comenta, no se extendió a su consorte, a diferencia de lo sucedido con la esposa de Nicolás Maduro. Ahora hay que sumarle una irritación innecesaria.

Por lo que toca a la Santa Sede, el vocero del Vaticano afirmó que el Papa ya había pedido perdón en Bolivia en 2017 y que esto era extensivo a toda la región y la irritación fue lo suficiente como para que Francisco se alegrara aún más de haber declinado la invitación a venir a México en 2021 para la conmemoración del quinto centenario del encuentro … porque la declinación fue el 1 de marzo, cuando los obispos tuvieron un encuentro y no después de darse a conocer el contenido de la carta a Felipe de Borbón.

A pesar de que el presidente afirmó que él no filtró la carta a la prensa, es indudable que quiso dar a conocer que había enviado una carta al rey de España ¿solicitándole?, que España pidiese perdón a México por los abusos de la conquista. Tan fue así, que en lugar de ir a instalaciones de la Armada de México en Acapulco, dejando plantados a varios marinos que iban a ser condecorados, se fue a Comalcalco para conmemorar los 500 años de la batalla de Cintla entre los españoles y los mayas chontales. Con la pirámide de fondo y su marido a lado, Beatriz Gutiérrez explicó algunas cosas irrelevantes en su calidad de especialista sobre Bernal Díaz del Castillo, tema sobre el que acaba de presentar un libro.

¿No se da cuenta López Obrador que al construir un nuevo discurso ultranacionalista incurre en reforzar internamente la idea de que estamos entrando en una espiral autoritaria?

El peine salió más temprano que tarde. La idea del reclamo fue formulada por López Obrador, a instancias de su esposa, durante la visita del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a México a fines de enero pasado y ambos pactaron manejar el tema con discreción. De ahí que al darse a conocer públicamente, la respuesta del gobierno español haya sido airada, y con razón, porque López Obrador no cumplió con lo acordado.

La filtración, en realidad, no tiene como destinatario al gobierno español. El propósito último es la construcción de una imagen ultra nacionalista de sí mismo, mediante la instrumentalización del discurso histórico para ajustarlo a sus necesidades políticas de legitimación. De paso constituye una cortina de humo distractora de las acciones de gobierno que resultan cuestionables y criticables, creando un enemigo externo artificial sobre el cual cebar todos los rencores. Culpar a España de todos los males que históricamente han aquejado a los mexicanos es una de las tantas facetas del socorrido victimismo nacional. La politización de la historiografía no suele arrojar buenos resultados.

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