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En el nombre de Dios…

Para millones de mexicanos, la partida del Papa Francisco, dejó en sus corazones un hálito de desesperanza y un corazón mutilado.

23 de febrero, 2016

Manuel de Jesús Ruiz Nettel

Para millones de mexicanos, la partida del Papa Francisco, dejó en sus corazones un hálito de desesperanza y un corazón mutilado. La sensación de abandono es fuerte ante el clima de inseguridad que se vive, no solo en lo que ha violencia se refiere, sino a los retos económicos que esta gran crisis económica representa para los bolsillos de los mexicanos comunes y corrientes que viven en el nombre de Dios.

Otros millones más de mexicanos, querían que el Papa Francisco viniera a hacer eco a denuncias particulares de todo tipo, desde la de casos específicos de asesinatos o masacres hasta los casos de injusticias por cada uno de los gobiernos o actores políticos. Con esto, solamente reflejaron lo que los israelitas y judíos esperaban de Jesucristo en contra de la conquista romana de la que eran objeto.

En esos tiempos, Jesús predicó y señaló con parábolas, con mensajes envueltos en palabras que daban el mensaje, pero que no señalaban de frente una confrontación.

Eso mismo eso el Papa Francisco. Señalar sin atacar, sino buscando hacer conciencia en todo y cada uno de nosotros para hacer el cambio. Un cambio que viene desde la acción decida sin violencia y de manera certera. Es decir, el mensaje del Papa Francisco busca hacer el cambio en cada uno de los católicos, en su actuar y decir, en su pensar y accionar.

El mensaje del Papa Francisco no se centró en casos específicos, sino en todos y cada uno de los casos desde una visión general, porque lo que les pasa a los de los 43 o a los de Acteal, les pasa a las familias de los secuestrados que nunca vuelven aparecer o que aparecen pero ya sin vida. No se centró en el caso de las desaparecidas de Juárez, pero si enfatizó el señalamiento, el pedido enérgico de ¡Ya no más muertes!

La parte esencial y más importante del mensaje del Papa Francisco, fue dirigida a las causas que dan como resultado la violencia y deshumanización que vivimos. Señaló que si somos de los descartados, los de sin esperanza, busquemos en Dios el camino para salir adelante. “Él está ahí, al lado de ti” dijo el Papa Francisco ¡No estás Solo!

Solución fácil para los que creen, pero para los que no creen y se limitan a ver solo que lo que sus ojos les dejan ver, constituye una difícil forma de vivir y salir adelante, lo que representa desesperación, desasosiego, irritabilidad y violencia por la impotencia de ver que no le salen las cosas o acciones que inician cada uno de ellos. En este estado mental y de ánimo, el individuo piensa ¡Alguien me las tiene que pagar!, lo que conlleva a muchas ambiciones, envidias y deseos de venganza con el único objetivo de satisfacer sus necesidades desde el punto de vista de lo que tiene el otro.

Así pues, vivimos en un México donde el derecho ha sido mal interpretado, ya que todos los que no tienen piensan que tienen el derecho per se de que deben de tener lo del otro o lo mismo que el otro. Buscando obtenerlo a como dé lugar, buscando siempre ejercer la “ley de Herodes”. Esta forma de pensar está a todos los niveles y cada quien le busca a como lo piensa que está bien, sin importarle nada o nadie.

Así pues, la visita del Papa Francisco, escenificó de nuevo los mismos escenarios que vivió el Hijo de Dios Nuestro Señor cuando salto a la escena de la vida humana. Por lo que muchos dudan que cambie la situación. Afortunadamente hay millones que piensan y sienten que cambiaron con la visita del Papa, porque les recordó que ¡Ahí está… Al lado de Ti!

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