Hillary Clinton es la actual candidata por el Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos en las elecciones del 8 de noviembre de 2016. De hecho es la primera mujer en ser candidata a la presidencia por uno de los partidos más importantes de Estados Unidos. Es una política estadounidense con larga trayectoria. Fue primera dama de los Estados Unidos durante el mandato de su esposo Bill Clinton. También fue senadora de los Estados Unidos por el estado de Nueva York y se desempeñó como secretaria de Estado de los Estados Unidos con el actual presidente Barack Obama de 2009 a 2013.
Sin embargo, su programa económico al igual que el de su contrincante Trump es cuestionado por varios especialistas. Así, el profesor Rafael Ramírez de Alba en su artículo ¿Sería Hillary mejor que Trump? publicado por el IPADE señala que “hay quien piensa que, desde el punto de vista económico, una eventual victoria de Hillary sería mucho mejor que la de Trump, y que representaría un regreso a la prosperidad que caracterizó la presidencia de Bill Clinton en los noventas. Pero esta posibilidad es muy baja. Con el paso de los años, el partido de Clinton se ha movido hacia una plataforma mucho más intervencionista en lo económico, enfocada en la redistribución más que en la creación de riqueza. Lamentablemente, los demócratas se encuentran lejos del pragmatismo más favorable al mercado y al emprendimiento que fueron impulsados por Bill y por un Congreso dominado por republicanos.”
Ramírez de Alba cuestiona sus propuestas económicas “igual que Trump, Clinton ha manifestado su rechazo al libre comercio, específicamente en relación al TPP que se encuentra actualmente en negociación. Por otro lado, la plataforma de su partido incluye propuestas como el aumento del salario mínimo federal en más de 100 por ciento a 15 dólares la hora, lo que generaría un gran desempleo, en especial en jóvenes y trabajadores menos calificados y más vulnerables, poniendo en serios dificultades a la mayoría de las pymes, particularmente en el sector servicios. Propone, además, una importante expansión en la regulación de las actividades económicas, lo cual sería un obstáculo más a la generación de negocios y empleo en un momento en el que la formación de empresas se encuentra en uno de sus niveles más bajos. También es parte de su plataforma un aumento considerable del gasto público a través todo tipo de programas gubernamentales, con serias implicaciones para las finanzas públicas del país y el consiguiente desplazo de proveedores privados; no olvidemos que la deuda del Gobierno americano ha crecido exponencialmente en la actual Administración.”
De Alba concluye señalando que “una eventual presidencia de Hillary Clinton constituiría una continuación y profundización del modelo económico de la administración Obama, cuyo resultado ha sido una economía con un crecimiento muy pobre, con una percepción creciente de desigualdad y polarización de la sociedad y con cada vez menores oportunidades para la inversión y la creación de nuevas empresas, históricamente factores clave del dinamismo de la economía estadounidense.”
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