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La regla con que se mide

Mucho revuelo ha causado la investigación (y quizá el hostigamiento) que la PGR ha promovido en contra de de la actriz Kate del Castillo...

19 de febrero, 2016

Joaquín Vázquez

Mucho revuelo ha causado la investigación (y quizá el hostigamiento) que la PGR ha promovido en contra de de la actriz Kate del Castillo, después de ser descubierta su amistosa relación whatsappera con Joaquín Guzmán Loera, y que a la postre sirvió para la recaptura del “escurridizo” narcotraficante.

No es que piense que la mencionada actriz es una blanca e inmaculada paloma, cuyo único interés era filmar una película sobre la vida del capo, y para lo cual se valió de su sex appeal para convencerlo de contársela de cabo a rabo y poder lograr su objetivo. De hecho, es muy probable que el propio capo quisiera no solamente inmortalizarse en una superproducción, sino que incluso estuviera dispuesto a patrocinar el filme y de pasadita lavar algunos milloncitos con ese pretexto, y que la diva fuera el instrumento para lograrlo. Incluso, en las conversaciones entre ellos se nota el interés del “Chapo” por participar en la empresa tequilera de la histrionisa, la cual nunca le hizo el feo. Todo eso por supuesto es muy sospechoso, y merece investigarse, sin embargo me sorprende la vehemencia de la autoridad por llegar al fondo del asunto, de buscarle y rascarle por todos lados a la bella mujer para ver que le encuentran, y sin embargo a otros muchos no los tocan, ni los han tocado y ni los tocarán con el pétalo de una rosa, y me refiero a todos esos otros capos, que disfrazados de gobernantes, o de servidores públicos, se dedican a saquear a la nación con la más cínica y asquerosa impunidad.

Por ejemplo, ¿Qué está haciendo la PGR para investigar dónde quedaron los millones de pesos que Humberto Moreira desapareció de Coahuila, el estado que gobernó con más pena que gloria, y que por cierto ahora se pasea muy orondo después de ser absuelto por la justicia española? ¿Qué ha pasado con el ex gobernador de Sonora Guillermo Padrés, ese mismo que se mandó hacer su presita particular nomás por sus pistolas, y del cual penden varias acusaciones de corrupción? ¿Por qué no se puede resolver la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa? ¿Por qué en su momento no se investigó a profundidad a la diputadilla Lucero Guadalupe Sánchez, cuando visitó con credenciales falsas a su presunto novio el “Chapo” Guzmán antes de que éste se escapara de un supuesto penal de alta seguridad? ¿Qué cuentas le han pedido a Marcelito Ebrard por el mega fraude de la línea 12 del metro? Podría plantear miles de preguntas más, pero por supuesto no recibiría respuestas.

Ahora la PGR se ensaña con una actriz que en su momento cuestionó la compra de la “casa blanca” por parte de su otrora colega Angélica Rivera, esa que ahora trabaja de primera dama del país (qué casualidad, ¿verdad?).

En este país la regla con que se mide no siempre es la misma, y qué triste es que no exista la voluntad de cambiar el sistema, porque a final de cuentas, es el sistema que les conviene a los que están ahí, esos que usted y yo ponemos con nuestro voto.

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